Capítulo 20

145 21 0
                                    

Capítulo 20

Cuando aterrizamos, son más de las dos de la madrugada. Miro mientras descendemos sobre Manhattan, distrito de New York, aquel hoyo en mi estómago se agita, y siento la imperiosa necesidad de levantarme de mi asiento y correr al baño a vomitar.

— ¿Qué haces?

—Lo siento —aun cuando sé que no debo, y con la voz de Samuel y una de las chicas llamándome, me levanto de mi asiento y como puedo camino hasta el baño del jet. No es de las mejores de mis ideas, porque siento el bajón y casi me desmayo en el camino, pero alcanzo el baño y me encierro en él, cayendo inmediatamente sobre el piso y aferrándome al inodoro.

Mis nudillos se tornan blancos debido a la fuerza y mis uñas me comienzan a doler, pero entonces mi cuerpo se inclina y vomito lo poco que comí durante todo el vuelo.

Unos golpes en la puerta me hacen sobresaltar y miro hacia ella entre mi cabello mal amarrado.

— ¡Señorita Carrington! ¿Se encuentra bien? Necesita tomar asiento.

—Estoy bien, deme unos minutos por favor vaya a su asiento —le pido porque ella tampoco debería estar de pie.

—Samantha que ocurre.

— ¡Samuel necesito unos minutos! —Casi le grito, y por el esfuerzo mi cuerpo se vuelve a inclinar hacia delante y nuevamente vomito, pero esta vez, no me detengo hasta que mi cuerpo queda temblando totalmente.

Sin embargo, ese hoyo parece disminuir, y aun cuando los estragos del vomito sacuden mi cuerpo, suspiro aliviada al no sentir aquella cosa que parecía amenazar con consumirme desde adentro.

Me recuesto en el piso del baño y cierro los ojos, esperando sentir el bajón apenas el jet toque el pavimento y llega a los pocos minutos. Cuento hasta diez y con calma, me pongo de pie y bajo el inodoro, luego me inclino sobre el lavamanos y miro mi reflejo en el espejo.

Mi cabello como era de esperarse es un desastre, enjuago mi rostro y boca repetidas veces, consigo un cepillo de dientes nuevo y enjuague bucal bajo el mueble del lavamanos y repito el proceso con ellos hasta que considero se ha ido el olor a vomito. Arreglo mi cabello con mis manos y me aferro nuevamente al lavamanos, inhalando reiteradas veces.

Al salir, la ciudad estará a todas sus anchas ante nosotros.

Oficialmente habremos regresado.

Imágenes de Samuel y yo conduciendo a toda velocidad con un bebé en mis brazos llorando fuertemente, azotan mi cabeza y debo aferrarme con más fuerza para saber que no está pasando de nuevo, que fue hace demasiados años.

Siento mi pulso acelerarse y más imágenes, disparos, fuego, humo asfixiante, todo me agobia y me muerdo la lengua, sintiendo las lágrimas bajar por mis mejillas.

Mi pecho comienza a subir y a bajar reiteradas veces pero me inclino hacia adelante, llevando mis manos a mi pecho y estrujando con fuerza para tratar de mitigar el dolor que me produce no gritar, pero rehusándome totalmente a hacerlo.

No es real. Todo irá bien, estas imágenes, este sentimiento de asfixia, nada es real... Ya pasó, no volverá a suceder.

No estamos corriendo. No estamos huyendo. Sebástian no está llorando...

Aquello fue hace muchos años.

Me dejo caer en el piso, metiendo mi cabeza entre mis rodillas y presionando con fuerza. Estoy sobre una alfombra rojo carmesí, dejo que mis manos caigan sobre ella y siento la suavidad, inhalando y exhalando tantas veces que pierdo la cuenta.

Vidas Ocultas: Código Carrington ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora