Desde que tengo memoria siempre he sido desordenada y una completa floja. No suelo tener amigas del género femenino porque siempre he pensado que los hombres son las confiables y nunca te tendrán envidia, en cambio con una chica eso si pasaría.
La mayoría de las veces me la paso junto a mi hermano David y su amigo Bryan, sin embargo, tengo una amiga: Lisa. A ella la conocí en el equipo de baseball hace 4 años, ella me brindo su amistad y yo la acepte. Desde entonces es mi mejor amiga, me demostró que también existe la lealtad en el género femenino.
Vivo en este bullicioso pueblo desde hace 5 años, y estudio en el instituto Bridgston. Es un instituto con una cantidad exuberante de estudiantes por lo que por cada grado hay más de un salón. Y, gracias al cielo, Lisa esta en mi clase. Mi hermano está en la siguiente clase junto a Ryan y Jared, Jared Williams.
Siendo sincera, nunca me he enamorado. No ando por la vida buscando al príncipe azul. Dahh, esas son pavadas. No obstante, cuando llegas a rangos mayores, como lo es la secundaria o preparatoria, te vas dando cuenta de que el amor empieza a formar parte de la vida cotidiana de los estudiantes. Y es aquí que me inicio ese dilema de: ¿Ya es hora de que le de paso al amor?. Todo comenzó cuando observaba a las parejitas empalagosas caminar de la mano por los pasillos o besándose, como si quisieran tragarse de un solo beso, en la cafetería.
Y entonces me dije a mi misma: Es hora de enamorarse, ¿Qué tan difícil podría ser?
Lastimosamente, me estrelle y caí de culo cuando fui viendo la realidad del asunto: Nunca me he enamorado y mucho menos he tenido novio ¡Es más, no he dado mi primer beso, dios! Y lo que ha empeorado el asunto es que no están muy de moda las chicas machas. Y eso, amigos, eso era yo.
La alarma de mi celular sonó a la hora que la había puesto la noche anterior, me moleste y agarre al fastidioso aparato y lo apague ¿No pensarían que lo aventaría contra la pared? Ja, los relojes no son gratis y claro, no estoy para soportar un regaño más de mis padres. Recién comenzaban las clases y no estaba dispuesta a darme el lujo de llegar tarde al instituto, así que me levante encaminada a la ducha.
Cuando termine de asearme, abrí mi closet y saque de su interior el gancho en el cual colgaba mi uniforme. Si, aquí se usan uniformes, gracias al cielo, no me interesaría estar casi todas las mañanas debatiéndome en que ropa usar, y el uniforme era un atuendo sencillo, nada extravagante: una falda a cuadros azules hasta un poco más arriba de la rodilla, una camisa blanca, la cual en las mangas traía una raya azul del mismo color de la falda, al igual que la raya del cuello, un suéter o una chaqueta que se usaban como complemento, si así se quería.
Me vestí con el uniforme y me puse el suéter, camine hasta el tocador que estaba repleto de empaques de comida chatarra y rebusque el cepillo para arreglarme el cabello. Me hice una trenza a un lado y la ate con un caucho. Me puse las calcetas y abroche mis zapatos y salí directo a comer algo, ya estaba rugiendo mi estómago.
La mucama, Eleine, estaba revolviendo los huevos en la sartén.
No se me hacía raro que mis padres no estuviesen en casa, se la pasaban trabajando, y no me quejaba, se esforzaban por que no nos faltase nada a mi hermano y a mí, además nos brindaban todo lo que necesitásemos.
-Hola, cariño-dijo Eleine en cuanto me vio sentada en la isla de la cocina-Ve y llama a tu hermano, por favor.
-¡QUE!-dije en voz alta, enfurruñada-Apuesto a que esta ebrio, que asuma las consecuencias. No soy su niñera, será idiota si creyó que le iba a dar copia de la tarea anoche que estaba a punto de irse de copas. ¡Ni de coña!
-Taylor, aun así, sigue siendo tu hermano-replico Eleine intentando calmarme-A ver, a ver, dime alguna vez que el té haya fallado.
Si Eleine pensó que él nunca me había hecho dudar de si era mi hermano genéticamente, pensó mal.
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Debut Love
Teen FictionTaylor Wells se dedicó al baseball mientras estaba en la primaria o escuela intermedia, como deseen llamarla. Ahora, que ella está en la secundaria, cree que es hora de encontrar al amor. Desafortunadamente jamás se empeñó en prestarle atención a la...