Un hombre misterioso que deslumbra en las calles de París por su gran talento para el arte.
Se encuentra con una jóven chica muy metículosa y correcta, enseñándole así una manera distinta de ver la vida pero termina convirtiéndose en su perdición.
Amanda y yo somos estudiantes universitarias, venimos del mismo pueblo de Francia pero nos mudamos a la ciudad Paris para hacer nuestro sueño realidad. Llevamos tres años estudiando diseño de modas aquí y la verdad ambas nos hemos adaptado a la vida cotidiana de ser adultas.
_AM: Entremos
Amanda hoy tiene una cita con un jóven chico parisino de otro univerisdad, se conocieron por una aplicación e hicieron química, la verdad deseo que le vaya bien en su cita en el museo del Louvre, ese museo muy conocido en forma de pirámide de cristal. Si ella no le parece atractivo en persona quiere que yo esté a su lado para que él no intente besarla y si a ella le parece atractivo, quiere que los deje a solas y pues como yo no tengo mucho que hacer acepté.
_AM: Oye, el chico es precioso. Puedes ver algunas pinturas mientras nosotros paseamos
_TN: Perfecto -alce mi pulgar hacia arriba.
Me aleje de ellos como pude, obviamente no queria interferir en su cita, así que recorrí el museo observando las grandes obras. Luego de un rato Amanda se acerca a mi
_AM: Ya vuelvo -le dice al chico. -se acerca a mi
_TN: ¿Qué tal te fue?
_AM: Iré a su casa, desde allí se ve la torre eiffel y me preparará unos macarrones. Puedes volver a casa
_TN: Oh bien ¡Suerte! -estaba por irme
_AM: Oh una cosa más.
_TN: ¿Sí?
_AM: Muchas gracias -sonríe. Nos vemos más tarde -se va feliz donde estaba su chico francés.
Bien, supongo que debo volver a casa, salí del museo, Paris suele estar siempre llena de gente, turistas, locales y demás.
En vez de irme a casa decidí caminar por la ciudad, las mismas calles repetidas que había recorrido, músicos, muchas personas caminando, otras tomando fotos de la ciudad, cosas relativamente normales del día a día de París, cuando vienes la primera vez es hermoso pero luego de verlo una y otra vez se ve repetitivo, y así es para mi.
Caminando por la ciudad, vi un grupo de personas reunidas. Todas estaban enfocadas en un solo punto, me acerque a la multitud y adentrandome a la gran masa de personas llegue a la persona la cual observaban.
Yo me quedé haciendo lo mismo que los demás, observar. Aquel hombre perfilaba el rostro de un hombre de yeso, estaba haciendo una escultura en medio de la calle. Todos admiraban su talento y debo admitir que era muy bueno en eso pero.
¿Por qué estoy sólamente mirando a ese hombre?
¿Acaso es más impactante su belleza que su obra de arte?
Él es simplemente perfecto.
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