gasolina (2)

393 33 10
                                    

Las niñas seguían con su pequeña fiesta en la habitación de Nairobi, con la música a todo volumen.

Habían pasado varias horas encerradas.

Río: Oye, yo no quiero entrar ahí.

Andrés: Pues vas a entrar. Chicos, repasemos el plan. Río se mete en la habitación vestido de princesa para distraer a las niñas, Denver se cuela y apaga la música. Si nos pillan, mete el altavoz en el saco, se va corriendo y me lo pasa a mí, que voy a estar escondido en el desván.

Río: ¡Que no me quiero vestir de princesa! Es un insulto para mi hombría.

Andrés: Río, tú no tienes de eso.

Denver empezó a reírse en voz baja.

Andrés: ¿Prefieres llevar el vestido tú, Denver?

Denver: ¡No! No...

Andrés: Muy bien... Ahora, empezamos. Río, ¿estás listo?

El pequeño salió del baño con el vestido blanco puesto y los zapatos de tacón calzados.

Denver: Bro... Perdón pero estás brutal -empezó a reír de forma descontrolada- ¡Te falta ir maquillado!

Andrés sonrió.

Río: Berlín, no me voy a maquillar.

Andrés: También dijiste que no te ibas a poner el vestido y mírate -rió por lo bajo-

Río: Acabemos con esto...

Abrió la puerta de la habitación y entró, haciendo que las cuatro niñas lo miraran fijamente.

Tokio: Eh... ¿Río? ¿Que haces?

Río: -tos falsa- ¿Puedo quedarme con vosotras?

Nairobi y Mónica se miraron. Luego miraron a Raquel. Las tres asintieron.

Mónica: ¿Por qué vas así vestido?

Río: Hice una a-apuesta con Berlín... Y perdí...

Mientras las niñas hablaban y hacían preguntas a Río, Denver se coló en la habitación e intentó apagar el reproductor. Raquel se dió cuenta, corrió hacia Denver y lo tumbó de una llave.

Raquel: ¿Denver? ¿Algo que decir?

Denver: -con la cabeza en el suelo y las manos en la espalda, sujetado por Raquel- ¡Río! ¡Avisa a Berlín! ¡Aborta la misión!

Río intentó salir corriendo, pero Tokio y Nairobi lo sujetaron de las muñecas.

Nairobi: Moni, la comba.

Mónica sacó una comba de debajo de la cama y se la tendió a Nairobi mientras que Tokio sujetaba a Río.

Ataron a ambos niños con la comba y sonrieron.

Río: ¡Berlín! ¡Berlín!

Denver: ¡Berlín! ¡Baja aquí y ayúdanos!

Andrés estaba sentado en el desván, jugando al solitario, ignorando los gritos de Río y Denver.

Tokio: Nadie nos apaga la música. Nairobi, el maquillaje.

Nairobi: -le tendió a Tokio una caja con cosméticos de Barbie y sonrió malévolamente- Haz lo que tú sabes, Tokio.

Los niños empezaron a moverse, haciendo que sus caras quedaran manchadas de colores rosados y violetas.

Nairobi: Ahora... -desató la cuerda- ¡Fuera!

Ambos niños corrieron a donde estaba escondido Andrés y lo miraron, enojados.

Río: Hemos fracasado...

Denver: Quiero quitarme esto de la cara -intentó limpiarse con la manga de la chaqueta- Que asco...

Se escuchó un grito desde la cocina. Era Sergio, diciendo que tenían que ir a comer.

Todos los niños bajaron al oír a Sergio.

Sergio: Eh... ¿Que os ha pasado?

Las niñas empezaron a reír, seguidas de Andrés.

Río: ¡Esto es tu culpa, Berlín!

Denver: ¡Imbécil!

Sergio: -suspira- Ya no... Ya no quiero saber...

Vale, un capítulo medio malo, según yo xd

Debería tomar un descanso, pero paso. Voy a empezar a sobreexplotar una de mis habilidades: Apuntar TODO lo que se me ocurre con referencia a este fanfic.

Adiós 💛✨

𝙻𝚒𝚝𝚝𝚕𝚎 𝙷𝚎𝚒𝚜𝚝 <𝙻𝙲𝙳𝙿>Donde viven las historias. Descúbrelo ahora