Manila

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Una tarde de sol, Denver estaba sentado en la rama de un árbol del jardín de la casa, esperando, cuando vió desde lejos a una chica un poco mayor que él, que parecía ir bien vestida, con una bolsa en la mano.

Denver: Julia... ¡Julia! -baja del árbol y corre hacia la chica, emocionado. Cuando la tiene delante la abraza- ¡Te hechaba de menos Julia!

Manila: ¡Dani! ¡Que grande estás, primito! -deja la bolsa en el suelo y lo carga- ¡Mírate, has crecido mucho!

Denver: ¡Te tengo que llevar con el Profesor! ¡Y con Río! ¡Y con Estocolmo! ¡Y con papa!

Manila: Cálmate hombre, que te va a dar un algo -le da la bolsa y el pequeño la abre muy rápido y saca una camiseta de los Chicago Bulls con el número 12 por la espalda- Creo que te va a quedar un poco grande

Denver: ¡Me encanta! -dice mientras se pone la camiseta por encima de su otra camiseta- ¡Da igual que me quede grande, así me dura más!

Manila: Anda, vamos a ver a tu papa y al resto

Ambos corrieron hacia la casa. Allí, Mónica dibujaba sentada bajo un árbol, Lisboa saltaba a la cuerda con Nairobi, Río y Tokio, Andrés jugaba a las cartas con Palermo. Marsella alimentaba a Sofía mientras discutía con Bogotá sobre si es mejor la ensalada o el asado. Moscú conversaba con Sergio en la mesa.

Denver: ¡Chicos! ¡Julia está aquí!

Moscú saludó a su ahijada y Denver la presentó con Sergio y los demás.

Mónica: Tu eres Julia... Denver nos ha hablando mucho de tí

Manila: Que encanto... ¿Tu quien eres pequeña?

Mónica: Estocolmo, soy amiga de Denver

Manila: Pues tienes un pelo precioso, Estocolmo -le acaricia el pelo- Pero precioso, precioso

Mónica: ¡Gracias!

Tokio, Nairobi y Lisboa fueron hacia las dos chicas y empezaron a preguntarle a Manila sobre ella. A Río le llamó la atención que Denver nunca la hubiera mencionado, pero la tal Julia se le hizo muy dulce y simpática.

Andrés: ¿Te quedarás a cenar?

Manila: Bueno, si el Profesor me lo permite, claro

Mónica/Nairobi/Tokio: -haciendo trenzas a Manila- ¡Porfa!

Denver: ¡Venga Profesor!

Sergio: Está bien...

Manila: Ay, ¡muchas gracias Profesor! Por cierto, tienes unas niñas preciosas

Tokio: Lo sabemos, somos preciosas

Manila rió. Tokio le parecía una niña encantadora, igual que Estocolmo y Nairobi. Lisboa que se había mantenido callada todo el tiempo, preguntó.

Raquel: ¿Donde habías estado antes de venir aquí?

Manila: Oh, en Estados Unidos, por un tema de la escuela, nada especial

Tokio: Que guay, ¿que tal lo pasaste?

Manila: Muy bien, espero poder volver pronto

Denver: ¡Julia! -se acerca a ella corriendo con una caja en las manos- ¡Encontré tu regalo!

Manila: Primo, no tenías por qué... -abrió la caja y vió un collar de plata, con un pequeño corazón de oro rosa- Es precioso... Muchas gracias, enano

Abrazó al pequeño con el collar en la mano, que Moscú le ayudó a ponerse. Después de la cena, con su nombre de ciudad decido, Manila se fue de vuelta a su casa. Las chicas la despidieron muy tristes, con un enorme abrazo. Una despedida formal por parte de Andrés y Sergio, y otro abrazo de Denver, que parecía no querer que la chica se fuera.

Denver: Que pena que te vayas...

Manila: Nos volveremos a ver, tu no te preocupes

Sergio: Eres bienvenida aquí siempre que quieras, Manila

Manila: Muchas gracias, Profesor

𝙻𝚒𝚝𝚝𝚕𝚎 𝙷𝚎𝚒𝚜𝚝 <𝙻𝙲𝙳𝙿>Donde viven las historias. Descúbrelo ahora