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hace 3 años antes

El día había transcurrido con total normalidad y Estela llegó durante la tarde, Marcus no se encontraba aún y eso le pareció extraño.

Dejó sus cosas en el sofá y se dirigió a la cocina donde preparo un sándwich básico de jamón y queso.

Se dejó caer en el sofá, busco alguna película en el televisor, finalmente se quedó viendo fragmentado.

La película había acabado, Marcus aún no llegaba, y Estela decidió tomar una ducha, justo cuando iba en dirección al baño el timbre sonó.

Abrió la puerta y Marcus entró sin dar ni un saludo y dejó sus cosas encima del sofá, Estela quedó sola en la sala luego de que Marcus se dirigiera a la habitación.

Ella se extraño por su comportamiento sin embargo siguió con lo que hacía y tomo una refrescante ducha. Fue a la habitación, Marcus estaba leyendo "la chica de los colores". Ella se acostó a su lado, Marcus dejó el libro y la abrazo, devolvió el gesto.

—oye Estela— la nombrada alzó un poco la cabeza para verlo mejor —¿Qué somos?— Estela sabía a qué se refería y Marcus esperaba impaciente una respuesta que no llegaría porque lo ignoro olímpicamente, cerró los ojos, negó con la cabeza y se acurruco más cerca de el.

Marcus quiso enfadarse y pegar el grito en el cielo pero ¿Cómo podría? El no era capaz de enfadarse con ella, dió un suspiro y decidió quedarse despierto hasta que ella se durmiera.

En algún punto de la noche su compañía se durmió y Estela se quedó observándolo, se separó lo suficiente como para llorar tranquila.

¿Qué somos? Nada Marcus, tú y yo somos absolutamente nada.

Estela seguía llorando silenciosamente  rogando que aquello no volviera a repetirse, las etiquetas son cosas solo para la ropa o así lo había visto ella durante años. Una simple pregunta no debería afectarle tanto pero lo hacía, le dolía.

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Era de mañana y Marcus se despertó, la hermosa chica a su lado dormía plácidamente con rastros de lágrimas en sus mejillas, él se extraño y pensó que estaba mal por su comportamiento del día anterior.

Salió de la cama con cuidado y tomo rumbo a la cocina donde preparo un delicioso desayuno para su amada, volvió a la habitación con la bandeja de comida.

Dejó la bandeja en la mesa de noche y prosiguió a llenar a Estela de besos por todo su rostro para despertarla, la mencionada se removió en la cama con una sonrisa, Marcus se acostó a un lado y la abrazo.

—buenos días princesa, te prepare el desayuno— comento Marcus deshaciendo el abrazo y tomando la bandeja.

—gracias—  ella tomó la bandeja y prosiguió a comer, Marcus sello sus labios en una fina línea recta, Estela enarco una ceja   —¿No desayunas conmigo?—  lo miró un poco decepcionada.

—lo siento linda, llegó tarde al trabajo—  le dió un beso en la frente, tomo el maletín y ahí Estela noto que ya llevaba traje, suspiro cuando el salió de la habitación, era otro día ... De soledad.

Mientras tanto Marcus empezaba a acumular palabras, cosas que no había dicho, aquella torre de errores se le estaba haciendo más alta.

DesenredandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora