—hace 5 años antes—
Sentada en la barra improvisada está Estela, juega balanceando algún tipo de bebida alcohólica servida en una copa extraña.
Ni siquiera entiendo por qué vine.
Está dudando, tiene deseos de marcharse y cero ganas de estar ahí, se dispone a levantarse de la barra.
Unos cuantos chicos la llaman mirándola de manera indecente, Estela se siente incómoda y se promete a si misma que no vuelve a acompañar a Doyeon a otra fiesta.
—¿A donde vas?— le pregunta su mejor amiga que apenas se mantiene en pie y es acompañada por dos jóvenes.
Alguien se va a divertir hoy.
—a mi casa— responde sería, pasándole por un lado, Doyeon le insiste un par de veces pero le deja marcharse.
Sale al jardín trasero de la casa, no conoce el sitio así que no entiende por donde salir a la calle principal sin embargo los tulipanes en el jardín la cautivan y se queda a observar las preciosas flores.
—es muy lindo ¿Cierto?— ella se sobresalta pero voltea y ve a Marcus Moore, el anfitrión de la fiesta. Estela sonríe a medias.
—deberias estar adentro con todos los demás locos desenfrenados— comenta ella, aquel joven le da una bella sonrisa cuadrada. Estela se cruza de brazos y enarca una ceja.
—he ahí el problema, yo no soy otro de esos locos— señala Marcus mientras apunta con su cabeza a la casa, ella se ríe mientras el joven a su lado piensa que tiene la risa más hermosa del mundo y es que Marcus Moore llevaba meses enamorado de Estela Vibes.
—bueno, es que eres jodidamente popular ¿Cómo no pensar que eres uno de ellos?— comento sarcástica pues Moore era plenamente invisible para todos, reconocido solamente por sus buenas fiestas sin embargo todos hablaban solo con su hermano para agradecer, a el jamás se le veía.
—tampoco es que se te vea mucho— responde Marcus, ella borra su sonrisa y permite a su mano tomar los pétalos de una de las tantas flores violetas que están a su lado izquierdo.
Creo que metí la pata.
Marcus se apresura a pensar en cómo ver esa sonrisa brillante de nuevo.
—bueno es que hay ventajas en ser invisible ¿No?— le respondió ella con tono aparentemente nostálgico.
—¿Sabes? Yo creo que las mejores personas lo son— Marcus arrancó una flor azul que noto por ahí y se la puso en el cabello, estaba apostando mucho en ese momento —aprenden más que una gran mayoría y tienen los mejores corazones—
—que bonita percepción de las personas tienes— Estela le otorgó una sonrisa ladeada, miró la hora en el reloj de muñeca que tenía —me voy, hasta el lunes Moore— y así sin darle tiempo de responder Estela desapareció de su campo de visión.
Marcus se quedó como idiota sonriendo mirando por donde ella se había marchado hasta que finalmente soltó un suspiro de esos que sólo hacen los enamorados y regreso al interior de su casa para empezar a anunciar que la fiesta acababa, el quería dormir y soñar con esa hermosa joven.
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Mientras tanto Estela caminaba sin rumbo por las calles pues acababa de acordarse que Doyeon tenía las llaves del departamento.
—hey bonita, ¿Estas pérdida?— algún tipo con sustancias tóxicas en su cuerpo empezaba a acercarse y Estela comenzó a temer.
Decidió usar el inglés, talvez así podría confundirlo y la dejaría en paz. El tipo ladeó su cabeza al escucharla hablar.
—¿Extranjera?— sonrió aparentemente complacido, ella temió más e hizo lo que sus instintos gritaban.
Le aventó los tacones que tenía puestos y corrió con todas sus fuerzas sin detenerse, el miedo se apoderaba de ella, sentía como si aún estuviera en el mismo sitio y veía la calle principal muy lejana.
El tipo luego de recuperarse del golpe empezo a perseguir la, Estela no volteó a ver ni por un segundo pues estaba segura de ello, el tenía una sonrisa macabra pues creía que pronto se cansaría y no podría llegar a la principal después ella hizo algo que el sujeto no esperaba.
—¡Ayuda!— grito poniéndole más fuerza a su huida pero aquel tipo no pensaba dejarla ir tan fácilmente, intento engañarla deteniendo sus pasos y yendo sigilosamente más cerca pero Estela, contrario a lo que el esperaba, volvió a gritar por ayuda.
Entonces al encontrarse más cerca de la principal unos jóvenes la escucharon.
—¿Qué sucede allí?— preguntó uno de ellos, Estela vio ahí una esperanza.
—¡Ayuda!— repitió y entonces escucho a alguien acercándose desde la principal y aún así no paro de correr, quería sentirse realmente a salvó.
Continuo y lo habría logrado de no ser porque un pedazo de madera acababa de golpearle las piernas haciendo que cayera al instante. El sujeto se subió arriba de ella.
—¡Ayuda!— volvió a gritar con sus ojos llenándose de lágrimas, su cuerpo temblaba, y pensaba que iba a morir en ese momento, el tipo se relamio los labios y prosiguió a intentar quitarle su ropa pero Estela forcejeo con el mientras soltaba gritos de desesperación y lloraba de manera incontrolable.
Justo cuando empezaba a dejarse vencer escucharon muchos pasos acercándose, el sujeto de inmediato se levantó y huyó del lugar, una señora de al menos treinta años llegó a su rescate junto a un par de jóvenes.
—¿Estás bien? ¿Qué te pasó?— le ofreció una mano para levantarse pero ella estaba tan asustada y con recuerdos tan revividos que enseguida puso sus manos alrededor de su cabeza.
—no me hagas daño por favor, ya no más, no sigas— susurraba Estela mientras se balanceaba de un lado a otro.
La señora no encontró nada mejor que acercarse a abrazarla mientras le susurraba que todo estaba bien, le pidió a sus hijos que trajeran una botella de agua, ellos asintieron y se marcharon.
—tranquila, está todo bien, nadie va a hacerte daño— le repetía una y otra vez mientras acariciaba la espalda de la joven que lloraba sin control pero que poco a poco se iba calmando.
Al llegar los jóvenes, aquella señora le ofreció agua a Estela quien acepto y cuando se sintió más tranquila se levantó con ayuda de uno de los muchachos.
Finalmente la llevaron al hospital donde le curaron y vendaron sus pies por la cantidad de heridas que tenía, después de conseguir muletas le pidieron un taxi y la ayudaron a llegar, en todo el proceso se dió la madrugada y Doyeon con resaca llamaba a Estela quien ignoro los mensajes y decidió pensar en una excusa para cuando llegara al departamento y que así Doyeon no se sintiera culpable de nada.
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Desenredando
Random-¡No puedo Marcus!- las lágrimas corrían por sus mejillas mientras se apartaba más de su pareja. -es solo un bebé, el no tiene la culpa- el joven intentaba olvidar el nudo en su garganta y hacer entrar a su esposa en razón. -no lo tendré- y Estela s...