La noche se oxida

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Aquellas y determinadas partes del mundo, donde la vida nocturna siempre es alegre con las ciudades costeras, luces atractivas de tenue color, melodías bajas al ritmo de cada paso de andantes nocturnos, tiendas, bares, grandes edificios, junto a la brisa marina, son placeres que conquistan el sentido de los ciudadanos. Una ciudad alejada de su centro destacaba de ello, disfrutaba o lamentaba de su ligero aislamiento, pero con el placer del océano a sus palmas, Brest, Francia. 2018.

La ciudad costera al noroeste del país donde, la mayoría de los turistas presumen su atractivo por su historia, unos cuantos dan la curiosidad de ser una base naval y otros, por sus exquisitas noches de plenitud llena de vida. Cada noche mujeres hermosas se ven en restaurantes, bares y calles riéndo, platicando de logros, penas y deseos. Hombres jóvenes como adultos se observan buscando con quien tomar un buen trago, un momento de felicidad, un corazón con el que conectar y otros más, sólo para saciar sed nocturna. El color y la energía siempre inundan los locales cada noche del año, aunque en ciertos y furtivos sitios, sólo vive un hedor discreto, dando el sabor de algo amargo.

Existen variados sitios de gran clase y gran sabor en la ciudad, los que ganaban el gusto y la atención de los visitantes, eran los cercanos a la marea.
Uno de ellos, "Quatre Vents", gozaba de estar en ésa lista, pocos poseían una completa vista al oleaje del mar junto a las mesas calientes, el húmedo vapor de la comida servida con la salvaje esencia oceánica a la vista, era algo incomparable.

Cierto sábado por las 8:00pm, en una mesa, comía una maestra universitaria, programación, de 26 años. Aline, hermosa de ojos jóvenes, cabello corto y rubio, ojos azules como el cristal, de piel blanca y labios delgados.
Portaba una sudadera gris, un pantalón azúl marino con botas negras cortas. Comía junto a un hombre de silueta firme, un atleta de 31 años, notándose alegres de comer y platicar junto a la demás clientela.

-En serio no creo que odies los mariscos -dijo la mujer con cierto asombro y dulzura-, ¿qué hace un tipo aquí con tu gusto entonces?, Estamos rodeados de agua ¿sabes jaja?

El sujeto, Dean, soltó una pequeña risa sarcástica. Se le veía contento de ver y sentir en confianza a quien comía con él.

-Okaaay, entiendo tu punto, pero no todo tiene que ser cangrejos, peces, algas. Hay más comida que sólo eso y, estoy aquí por la belleza de la ciudad.

-¿Buscas tranquilidad, o algo más? -preguntó Aline, con curiosidad y suavidad.

-Busco, alejarme un poco de las rutinas, creo que el océano me haría sentir más emocionado

-¿Buscas diversión?

-Sí, podría decirse, aventuras.

Aline sonrió ligeramente, gustó de oír sinceridad. Había salido con él en otras ocasiones, pero hasta ese momento hablo tanto con él que él color naranja del cielo, se transformó cada vez más a un azul negro y frío.

Las horas y segundos pasaron entre charla, risas y sartenes, se notaba en Aline sentirse más y más alegre al lado de su acompañante

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Las horas y segundos pasaron entre charla, risas y sartenes, se notaba en Aline sentirse más y más alegre al lado de su acompañante.

Después que terminaron de comer y lo sintieron correcto, pagaron cuenta y salieron de allí. Caminaron en dirección y cerca de la playa, por algún rato buscando un lugar alejado del ruido para sentarse.

-Siempre adoro el aire de esta ciudad a estas horas, aún de noche no se siente el sol en él -dijo Aline bostezando

-Sí tienes razón, podría sudar sólo caminando por aquí

Aline río, empujando suavemente con su hombro el brazo de Dean.

-Hey mira allí -exclamó él al ver una zona rocosa y grande al final de la playa, un gran muro de roca terminaba mas allá del lugar -¿Te gusta?, escoge una

-Me gusta pero sólo un rato más, son las 10:39pm, no me gusta estar muy alejada del centro tan tarde.

-No hay problema, pero tranquila, estoy aquí.

Aline sonrió viéndolo de reojo, se sentía segura, había salido con él lo suficiente para saber que era alguien de confianza, aún así dentro de su cuerpo, logró percibir la sensación de una alarma vibrando.
Quizá era paranoia a la oscuridad, por observar la zona a donde iban algo alejada de las luces urbanas.
El reflejo lunar no iluminaba cómodamente el camino y eso, daba extrañeza a su cuerpo.

Entre cortos pasos llegaron a las grandes rocas, existía humedad cálida en cada una, buscaron y encontraron una lo suficientemente grande y plana para tener a los 2 sentados.
Avanzaron como niños saltando y riendo entre calidas y fuertes rocas.

Dean se sentó primero, estirando sus piernas en dirección al oleaje obscuro...

-Preciosa vista ¿No?, Muchos no pueden evitar sentirse intimidados por algo así, es tan, caótico y salvaje.

Aline se quedó en pie a su lado con las manos dentro de su sudadera, estando en seriedad pero calidez también.

-¿De qué lado estás? -agregó ella con calma observando al frente.

-Mmm... Nunca podría sentirme más que algo como esto, no hay forma para nadie -Aline se sienta cruzando las piernas.

-Si. Tienes razón, no esperaba que te rindieras tan fácil a los cangrejos y peces -Deán comienza a reír felizmente

-No tienen que ver nada los pece -Se oye un ligero y lejano ruido de ellos, algo grande y mojado moviéndose entre húmedas, calientes y saladas rocas.

Dean mira en dirección a donde cree el ruido surgió. Pasa a mirar a Aline, intentando relajarla con su mirada, un poco.

-Algún pez te escuchó --habló entre broma y tranquilidad.

Aline en ése momento pensó en que Dean no le había dicho nada como "tranquila, quizás es un animal o algo de basura", ya que incluso había notado en sus ojos que sabía que por el tipo de ruido no era algo así. Eso la hizo sentir en alarma y preocupada, estaban algo lejos de la ciudad y la noche los envolvía hasta casi desaparecerlos, sólo se tenían los dos en ése lugar contra una alarma punzante de ruido en las rocas.

Émergence (En Desarrollo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora