Días pasados, La llegada de Ochako (Parte 1/3)

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Ochako comenzó a abrir lentamente los ojos. Le dolían horrores, era cómo sí hubiera pasado mucho tiempo sin abrirlos.

-Oh, vaya. ¡Ya despertaste!- Ochako miró confundida a la rubia qué se abalanzaba sobre ella-. ¿Cuál es tu nombre? ¿Cuántos años tienes? ¿De dónde eras? ¿Cómo te sientes? ¿Te duele algo? ¿Tienes hambre?- comenzó a llenar a la castaña de preguntas sin dejar qué respondiese ninguna.

Ochako la notó un tanto inquieta.

-Yo..-La menor observó el lugar en dónde estaba para luego ver fijamente a la rubia.

No podía confiar en ella.

No sabía qué decir, mucho menos sabía quién era esa señora. Hace justo unos momentos estaba en el orfanato, luego apareció ese niño peliverde y luego llevó al otro niño rubio, no recordaba nada después de eso.

¡Espera!

¡El niño peliverde y el rubio!

¿En dónde estarían? ¿Les habrían hecho algo malo por su culpa? ¿Las monjas los habrán retenido? ¿Quiénes eran? ¿En dónde estaba ella? ¿Qué pasó con el orfanato y las monjas?

-Querida, sí sigues así, saturarás tu cerebro-Bromeó la mayor al ver la expresión de la otra-. Seguramente estás confundida y quieres respuestas, pero antes debes entender la gravedad del asunto. ¿Me dejarías explicarte?.

Ochako asintió tímidamente, necesitaba respuestas y aquella extraña pensaba dárselas.

-Muy bien, creo qué lo mejor sería qué me presentara. Mi nombre es Mitsuki Bakugou-La de ojos carmesí vio el rostro asombrado de la niña-. Sí querida, soy la Reina de toda Terra Blanca.

¡Era la Reina de Terra Blanca!

Muy bien Ochako, has metido la pata. Dios sí realmente existes, ten piedad de mí.

Ochako se levantó torpemente de la cama bajo la atenta mirada de Mitsuki.

-¡Siento haberles causado molestias,Mi Reina!- Se arrodilló frente a la ceniza qué la miraba divertida.

-Oye, vamos. Deja las formalidades, no tienes porqué disculparte, realmente no tengo nada qué disculparte. Además, no me dejaste terminar-Reprochó a la jovencita.

-Disculpe mi impudrencia,Majestad.

La mayor negó y caminó hasta estar frente a la niña-. Mitsuki.

-¿Eh?

-Llámame Mitsuki, ese es mi nombre después de todo-Despreocupadamente tomó las mejillas de la pequeña-. Eres una hermosura, y pensar qué todo esto se escondía bajo aquella capa de harapos sucios-Acarició lentamente su mejilla.

La castaña estaba aún mas confundida. Ella era la Reina de Terra Blanca, ¿Qué quería con ella y cómo había llegado ahí?

-Etto.. Disculpe, Majest..-La mujer frunció el ceño-. S-señora Mitsuki.. ¿Cómo..- No sabía cómo expresarse, estaba muy nerviosa. Había pasado mucho tiempo desde qué mantuvo una conversación con otra persona, ya no sabía cómo actuar y sus inseguridades le ganaban la partida. Respiró profundo,ella podía hacerlo, sus padres se lo habían dicho incontables veces-. H-habían dos niños conmigo.. Ellos.. ¿E-están bien?. Ellos m-me ayudaron... ¿Las monjas los d-dañaron?.

Mitsuki se sorprendió. No esperaba qué recordara a sus hijos, después de todo, en el estado en el qué estaba pudo haber tenido alucinaciones.

Sonrió enternecida. Aquella niña estaba en un lugar qué desconocía,lejos de todo aquello qué conoció y aún así preguntaba por ellos. Pese a tener su pequeño cuerpo lleno de heridas, no se preocupaba por sí misma, su preocupación iba dirigida a los dos pequeños qué la encontraron. Esa niña definitivamente era un pequeño ángel.

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