Flores

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—Hermano — la voz somnolienta de Nezuko lo toma desapercibido y se gira a su izquierda, a donde ella se encuentra acostada — ¿Qué haces despierto? ¿No vas a dormir?

Sentado en su cama, Tanjiro hace un ademán con su mano derecha mientras dice:

—Está bien, me está costando un poco dormir — le asegura con una sonrisa — pero ya me dará sueño.

Nezuko frunce el ceño, preocupada.

—¿Otra vez? Tienes que descansar — lo regaña, arrastrando un poco las palabras por el sueño — sobre todo luego del viaje.

—Sí, tienes razón — baja un poco la cabeza — creo que necesito tomar algo.

—Mmhmm — asiente ella, con sus ojos luchando por no cerrarse — Iré a buscarte un vaso de agua — comienza a destaparse lentamente.

—No, no, está bien — él la detiene — no te preocupes, iré yo — le dice y se levanta de su cama.

Normalmente Nezuko a su vez lo detendría a él, argumentando que debe descansar, e insistiendo en ir ella, pero a tan altas horas de la noche su carácter y energía eran completamente consumidos por sus ansias de sueño, por lo que solo se limitó a murmurar: —No te tardes demasiado — con sus ojos ya cerrados y a punto de caer dormida una vez más.

Al momento en el que Tanjiro sale, un trueno retumba en el cielo. Da un vistazo a la habitación donde Zenitsu se gira murmurando molesto, e Inosuke y su hermana descansan en las suaves, blancas y cómodas camas occidentales de la finca mariposa. Una sonrisa divertida crece en su rostro y cierra con cuidado la puerta. Realmente espera que Zenitsu pueda descansar bien esa noche.

Camina despacio por el pasillo, sin calzado ya que sería un viaje rápido y no era necesario. Además, así no haría ruido ni despertaría a las personas durmiendo en las habitaciones.

Luego de que la organización de asesinos de demonios fuera disuelta, Aoi, Kanao y las niñas decidieron abrir la estancia al público como un centro médico. Estaban altamente capacitadas y tenían los recursos suficientes, sería egoísta no tratar de ayudar a los necesitados teniendo la oportunidad. Además, aseguraban que es lo que Shinobu hubiera querido.

Y aunque la cantidad de pacientes no se acercara mínimamente a los heridos que solían recibir luego de las batallas, hay gente del pueblo cercano, o viajeros heridos descansando allí, y Tanjiro lo sabe.

A medida que avanza entre los extensos pasillos, en los que alguna vez se perdió, pero que ahora conoce perfectamente, percibe un olor familiar bailando entre el fuerte aroma de la lluvia que inunda todo el ambiente. Es suave, floral, sabe que solo puede ser Kanao. A medida que se acerca se intensifíca. Entonces ella también está allí, podrá saludarla.

No la ha visto en un largo tiempo, cerca de cuatro meses desde que volvió junto a Inosuke, Zenitsu y Nezuko a su casa, a su hogar. Cuando recibieron una carta invitándolos a pasar un tiempo en la estancia se alegraron inmensamente y comenzaron a preparar sus cosas para partir en unos días.

Aunque habían planeado ir al día siguiente, quisieron evitar el lodo, los charcos y el frío característico de luego de la lluvia, por lo que se adelantaron un día. Salieron por la tarde y el viaje comenzó bien, sí, pero entre un problema y otro, sumado a las quejas de Zenitsu y, bueno, Inosuke en general, llegaron cuando comenzó a anochecer y el cielo era casi completamente gris. Aoi, Naho y Kiyo los recibieron con los brazos abiertos y sonrisas radiantes, pero Kanao y Sumi no estaban allí. Les explicaron que habían ido al pueblo de compras y que pronto regresarían.

A pesar de querer ver a las demás antes del fin del día, cuando Aoi escuchó a Zenitsu quejarse de lo cansado que estaba y vio a Nezuko bostezar más de una vez, les dio la cena y los llevó a la cama por adelantado a todos. Desde ese momento Tanjiro estuvo dando vueltas tratando inútilmente de dormir.

Durante La Noche | TanjikanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora