capítulo 13

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Damián sigue dormido mientras la luz entra por la ventana, no he podido dormir muchas horas, la culpa no me deja en paz, debo volver y enfrentar lo que pasó... pero no quiero volver a la mansión, no quiero ver a David, no quiero nada y mucho menos volver a la escuela.

Damián a mi lado comienza a moverse, aparto algunos mechones de su cara y acaricio sus mejillas. Duerme tan tranquilo...

Confío en él, en estos días he sentido algo de paz gracias a su compañía, me ha satisfecho sin queja alguna, me apoya y ha dejado el tema que me incómoda, y yo... yo no le he dado nada.

- Si me van a despertar tus caricias creo que podría morir en paz.- Su voz me sacó de mis pensamientos, tenía la voz ronca apenas despertando.

Lo miré unos segundos, me acerqué a él para abrazar su pecho, y tenía toda la razón, hoy amanecí peor, me dolió como el demonio.

Rei contra su pecho dejando que acaricie mi espalda, no me molesta quedarme todo el día en cama, con unos analgésicos mañana estaré mejor, tengo que aguantar las ganas de volver a tener sexo por hoy, tengo que apartar los recuerdos de ayer, de como me tomó y me desgarró llevándome al cielo... mierda, no puedo.

- Damián... quiero...

- No.- Ni si quiera me dejo terminar mirándome enojado.- Te voy a traer el desayuno, unos analgésicos, estaremos acostados hoy viendo películas, necesitas descansar ya me imagino como estás.

Me reí por su cara, aún no me conoce lo suficiente en el sexo, no me molestaría para nada perderme en el dolor mientras lo hacemos nuevamente.

- ¿Con tus anteriores parejas pasó lo mismo?

Me miró sorprendido y sonrojado, se puso nervioso rascándose la nuca, con ese miembro que tenía entre piernas, el sexo anal es una maravilla pero no a todas les gusta y menos cuando es tan grueso.

- Ayer fue la primera vez... tú sabes... les daba susto practicarlo conmigo.

Me quedé sorprendida, fui su primera vez... oh mierda, su primera vez. Lo mire unos segundos. Me ha encantado hacerlo con él, lo haría mil veces más, no me importa que me lastime era un placer tenerlo entre mis piernas, quizás no sea tan experto como David... pero, quizás con el tiempo...

A quien engaño, no puedo dejar de compararlo, David no me lastimaba al hacerlo conmigo pero me daba profundo, me hacía delirar, me dejaba totalmente satisfecha sin pensar en nada más.

Me odio, como nunca, no puedo dejar de pensarlo y me desespera.

Pasó la tarde tranquila, tal como dijo Damián estuvimos todo el día en la cama viendo películas, comiendo dulces, los analgésicos hicieron su efecto y ya no me dolía al moverme.

No podía dejar de pensar en lo que me dijo en la mañana, yo fui su primera vez... y yo deseaba que él también lo fuera en algo.

- Mañana en la tarde vamos a volver.- Se volteó a mirarme

- Si estás segura, te apoyo.

Salí de la habitación para ir a la mía, busqué esa bolsa con la lencería que compró para mí. La voy a usar para él, solo para él. Me miré en el espejo antes de ir, tiene buenos gustos, me reí al verme.

Unas finas medias que llegaban sobre mis rodillas cubrían mis piernas, una fina lencería de encaje cubría mi intimidad seguido de un sostén pequeño que apenas me cubría con una leve transparencia, todo el conjunto de color negro. La verdad es que no me veía mal a decir verdad, hasta me sentía sexy y de esta forma no se negaría.

Fui a paso firme y al abrir la puerta me quedó mirando impactado, su boca estaba abierta mientras recorría mi cuerpo mientras se sonrojaba. Le sonreí un poco avergonzada bajo su atenta mirada.

Siempre tuya 🔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora