capítulo 9

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Desperté con el sol alumbrando mi cara, mierda me dolía todo el cuerpo y esta no es mi cama, poco a poco volvía a la realidad, a mi lado estaba la cama vacía. Suspire, me movi toda deshecha tomando mi ropa y fui a mi habitación, el camino fue una verdadera tortura pero sentía el impulso de reír, me tenía que afirmar de las paredes para no caer. Al llegar fui al baño, si el caminar era un tortura esto era peor.

Estaba acostada mirando el techo, Mercedes había venido a dejarme el desayuno junto a unos analgésicos, me reí por ello.

Ayer fue el mejor día de mi jodida vida, lejos el mejor.

- Señorita, le traigo el almuerzo, llamó su amiga Samantha diciendo que vendrá a verla en un par de horas.

Mientras me dejó la comida en el regazo miró mi cuello y brazos que estaban descubiertos, vi esa maldita mirada de nuevo, lástima y pena. La miré inexpresiva esperando a que se fuera.

Suspire comenzando a comer para después vestirme cubriendo mi cuerpo, fui al baño para hacer mi ritual de mirar mi cuerpo en el espejo.

Las marcas de sus manos estaban moradas al máximo al igual que los chupones y mordidas. Tenía algunas costras, quise ponerme a reír cuando me fije que mis piernas estaban marcadas solo los lugares donde mi uniforme cubría, aún durante el sexo tuvo esa consideración.

Mis manos tocaron delicadamente la piel de mis hombros, la mordida que me dio más fuerte sacando sangre me dejaría una tenue cicatriz, el mejor recuerdo del mejor día de mi vida, me deleite del dolor al rozar esa marca de sus dientes.
Definitivamente amo los lunes.
Miré mi brazo, la mordida que me dio en la tina, esa mordida estaba bastante marcada pero no tan intensa como las demás, sin saber porque... pero besé mi piel lastimada recordando sus labios.

Una vez vestida me dispuse a leer hasta que alguien llamó a mi puerta, se abrió la puerta dejando ver a una preocupada Samantha... seguida de Damián.

Me tense, no me gustó que haya venido sin avisar y menos aún que esté en mi habitación. No podía dejar ver mi disgusto así que me relaje y puse mi mejor cara neutra.

- ¿Por qué faltaste?.- Sammy se sentó en la orilla de la cama mirándome preocupada, Damián se sentó en la silla del escritorio.- Marcos nos ha traído junto a ese rarito.

Suspire, no me quiero imaginar el humor que debe traer David ante eso.

- Ayer me quedé dormida, y hoy amanecí algo resfriada. Pero mañana iré a la escuela.

- Me asustaba que te haya pasado algo terrible.- Tocó mi pierna por arriba de las sábanas en un signo de cariño, miré hacia la ventana disimulando la mueca de dolor por el tacto, cerca de los tobillos tenía las mordidas marcadas y dolorosas.

- No nos han dejado mucha tarea pero te traje los cuadernos para que estés al día.- Sacaba sus cuadernos.

Miré a Damián, miraba curioso mi habitación, la verdad es que era bastante aburrida, no tenía mucha decoración. Pero él estaba extraño, no había dicho nada en todo este rato, aún que lo agradecía.

- Esta casa está como para hacer una fiesta.- Damián miraba por mi ventana.- Que hermoso jardín.

Mercedes entró a la habitación con refrescos. Pero me di cuenta de algo y me urgía disimularlo, le pedí que dejara la bandeja en el escritorio y no en la mesita. Aún estaba la caja de analgésicos ahí, si las veía Damián lo más probable es que sospeche algo de lo que me pasó, así que disimuladamente me estire para esconderlos.

La tarde pasó rápida, Sammy se despidió extrañada de que no la acompañara hasta la entrada, pero no quería delatarme, camiba peor que un borracho, mañana tendría que estar todo el día tomando analgésicos para poder caminar bien.

Siempre tuya 🔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora