One Shot's Ecuador harem [Country Humans]

🎸-Serenata sin luna-🎸

Pareja: México x Ecuador
Fluff/Soft—Romance juvenil
Chico x Chico

Capítulo a petición de: Codefrisk

(Capítulo editado) 

— Yo sé bien que estoy afuera, pero el día que yo me muera sé que tendrás que llorar.

Un chico tricolor de escudo y acompañado de un emblemático y elegante águila, hizo un ademán con su mano frente al espejo del baño empañado mientras dejaba salir cada una de sus palabras con total maestría, como si realmente estuviese cantando frente a una gran multitud.— Llorar y llorar, llorar y llorar... — Simuló sostener con una de las palmas de sus manos un enorme sombrero. Movió la misma a merced de la nada. — Dirás que no me quisiste pero vas a estar muy triste...

La puerta del baño se abrió de golpe dejando ver a una mujer molesta de brazos cruzados y con el entrecejo fruncido. Su madre nuevamente lo regañaría por tardar demasiado tiempo en el lugar. — Tú chamaco pendejo, que tanto que demoras ahí dentro, que no ves que los demás también tienen necesidades que hacer, no es su habitación señorito. 

México la observó abochornado. Esa mujer era capaz de hacerlo avergonzar estuviese quien estuviese ahí presente. — ¡Ay jefecita! pero no se enoje, ya me iba a dar un baño, saldré a la calle en unos momentos, no tardaré mucho.

Imperio Azteca lo observó con ojos más filosos que de costumbre. El mexicano nervioso frotó uno de sus brazos. Santa madrisa que podría llevarse un día de estos. — Ya me tienes hasta la madre con tus salidas sin permiso, seguro andas en chingaderas con tus amigos por ahí ¿y yo qué chingados? ¿desde cuándo mi autoridad no vale nada aquí? 

 — ¡Ma!

— Lárgate a bañar ya, que también necesito el baño. 

El mexicano sin decir nada más cerró la puerta del baño. Duró unos veinte minutos dentro del lugar, en realidad saldría, pero no con sus amigos exactamente como le había mencionado a su progenitora. 

Hace ocho meses atrás, por medio de un amigo suyo conoció a un chico tricolor de igual forma, que tan sólo verlo por un sólo instante sintió que le robó el alma desde lo más profundo de su ser. Desde ese momento cuando lo escuchó hablar, cuando lo vio actuar, sonreír, su manera de tratar a los demás, su corazón dio un vuelco de emoción dentro de su pecho. Estaba seguro de que en cuestión de segundos, se había enamorado de aquel recién conocido. 

No era su físico, ya que podría decirse que el otro tricolor de quien se había fijado no tenía uno del cual se podía hablar mucho. Pero eso era lo que justamente le interesaba, no un cuerpo bonito, no un cuerpo femenino ni curvado. Era él, solamente él. Cada gesto o reacción de su parte. Había entendido que era una maravilla de persona, y alguien así necesitaba a su lado.   

Su mirada lo había cautivado enseguida, apenas sus grandes pupilas negras se posaron en su persona hiperventiló amor por cada poro de su cuerpo. Había sido increíble poder apreciar el hermoso y fascinante colo de sus ojos. Grandes, azabaches y profundos, como dos lunas negras, como la misma noche entera. Cada vez que entablaban conversación o intercambiaban sonrisas, le gustaba mirar atentamente sus ojos. Nunca había visto en su vida tales como ellos, eran tan comunes pero a la vez muy exóticos, observarlos fijamente era como perderse en la apocalipsis del cielo.