One Shot's Ecuador harem [Country Humans]

☢-Última Melodía-☢

A petición de: DomenicaDran

Pareja: Urss x Ecuador 
Ficción—La muerte humanizada y un pianista (Literal, no sé como describir este capítulo así que palabras claves jsjs)
Chico x Chica 

(Recuerden el amor no solamente se trata de besos, abrazos y delicioso)

El castillo era inmenso, sobresaliendo sobre los grandes pinos que se encontraban a su alrededor. La nieve había arrasado con todo a su paso y esto, a cualquier persona que se perdiera por los bosques, daría una impresión tétrica y fría. Ningún alma se podía ver por ningún lugar. El cielo se encontraba mucho más gris de lo habitual y los que una vez, fueron los riachuelos más hermosos de Pripyat, estaban contaminados de radiactividad. 

Los animales tuvieron que huir, en busca de un nuevo hábitat. Todo estaba perdido, absolutamente todo, y pronto pasaría a ser simplemente una ciudad fantasma. El aire que se respiraba era mortal para cualquier ser vivo que se encontrara en suelo ucraniano. Los árboles verdes ahora estaban muertos y con un tono rojizo. El canto de los pájaros se reemplazó por el silencio. Los autos y humanos desaparecieron. 

¿Qué demonios había sucedido? Un accidente en Chernobyl, el reactor de una centrar nuclear había explotado. Muchas personas, voluntarios, intentaron apagarlo pero no sirvió. Una serie de explosiones estaban ocurriendo ahí abajo, a su vez, que éste exponía material radiactivo a la atmósfera. Las nubes se cargaron y todo estaba infectado. 

Una tragedia que azotaba a la Unión Soviética, especialmente a Ucrania en la ciudad de Pripyat. Las personas empezaron a sufrir las consecuencias, y todos los resultados sólo llegaban hasta la muerte. Luego de unas horas, las autoridades, viendo el caos que empezaban a vivir, evacuaron a cientos de personas hacia zonas muy lejanas, libres de radiación. Esto incluso había golpeado fuertemente a países cercanos, como Bielorrusia. 

Poco a poco el lugar fue quedándose vacío. Abandonado. Sus casas, hoteles, edificios, parques, escuelas, hospitales y todo lo que se encontrara en ella. Muchas personas murieron y otras lograron vivir con las grandes mutaciones que había provocado la contaminación en sus cuerpos. Los animales y plantas, terrestres, marinos y aéreos, todos fueron victimas. 

Sin embargo, una sola persona había decidido quedarse en el lugar junto a la soledad y la radiactividad. Donde nació, donde creció, donde aprendió a vivir, donde conoció a la mujer de su vida, donde formó una familia. No pensaba abandonar su lugar natal por nada del mundo y estaba consciente del daño que lo rodeaba. 

Aunque, realmente él no lo hacía por esto, no lo hacía por amar el lugar donde llegó al mundo. Él solamente quería morir. Su vida era tan miserable, estaba sólo. Había perdido todo lo que amaba gracias a la explosión de ese reactor. Su esposa, sus hijos, todo. El dolor que cargaba su alma era enorme, tan grande que no podía llorar, estaba seco, seco como una flor marchita.