Las estrellas

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Cerca de la casa de Juan Bobo había una granja de guineos; los guineos más lindos y saludables se encontraban en esa granja. El dueño de la granja odiaba que los muchachitos le robaran sus preciosos guineos y siempre estaba pendiente a que nadie se los robara.

Pedrito, un día, quiso desafiar al dueño y a escondidas fue a robarle un ramo de guineos. Cuando está apunto de cortar el ramo de guineos el dueño lo agarró, metió a Pedrito dentro de un saco y guindó el saco de un árbol.

- ¡Aja! ¡Así que tú eres el que me ha estado robando los guineos! Vengo ahora que voy a buscar un palo para que aprendas tu lección. - se fue el dueño enojado.

Juan Bobo de camino a su casa tenia que pasar por la granja y escucho a lo lejos que lo llamaban.

- ¡Psst! ¡Juan Bobo! - llamó Pedrito cuando vio a Juan Bobo por un hueco que tenia el saco.

Juan Bobo mira hacia los lados y no ve a nadie.

- ¿Quién anda allí?

- Soy yo, Juan Bobo, Pedrito. Es que estoy dentro del saco.

- ¿Pedrito? ¿Pero qué tú haces dentro de un saco?

- Ay, Juan Bobo. Estoy viendo las estrellas.

- ¿Las estrellas? Pero no es ni de noche. ¿De qué tú hablas?

- Pues, Juan Bobo, te cuento que este saco deja que puedas ver las estrellas, la galaxia y mucho más. Ya yo me estoy cansando por verlas todo el día. ¿Quieres ver las estrellas?

- ¿De verdad? Si, si, si. Quiero ver las estrellas.

- Solo tienes que sacarme del saco y meterte tú en ella para que puedas ver las estrellas. Es sencillo.

Juan Bobo por ser tan bobo le hizo caso a Pedrito. Lo desengancho del árbol, lo sacó del saco, se metió él mismo y dejo que Pedrito lo enganchará.

- Bueno, Juan Bobo, espero que tengas un buen viaje y puedas ver muchas estrellas. - Pedrito se iba alejando.

- Pedrito, pero no veo nada.

- Ahh, dale un tiempito a lo que se ajustan tus ojos. Te veo después, adios. - Pedrito salió corriendo a su casa de felicidad.

Juan Bobo se quedó esperando.

- Pues, Pedrito dijo que tenia que esperar un rato así que esperaré.

- Ya regresé chamaquito. Ahora sí vas a aprender a no robarme los guineos. - había llegado el dueño de la finca con un palo y muy enojado, preparado para darle la lección a Pedrito, que ya se había escapado.

El granjero le empieza a dar a palos a Juan Bobo sin saber que no era Pedrito.

- ¡Ayy, ayy, ayy! ¡Ya vi las estrellas, ya no quiero ver más! ¡Sáquenme de aquí!

El granjero se da cuanta que esa voz no era la de Pedrito. Él desengancha el saco y cuando lo abre vio a Juan Bobo. Juan Bobo estaba todo adolorido.

- ¿Juan Bobo, pero que haces dentro del saco? ¿Aquí no estaba Pedrito?

- Sí, señor, aquí estaba Pedrito, pero él me dijo que si quería ver las estrellas que me metiera en el saco... Y las vi. - Juan Bobo estaba con la cara llena de lagrimas.

- Ay, Juan Bobo, pero es que tú eres más bobo que nada. Vente, vamos a la casa de Pedrito para contárselo a su mamá, que yo escuche que él le tiene un miedo horrible a ella.

Ambos fueron a la casa de Pedrito y cuando llegaron le contaron todo a la mamá.

- ¡Pedrito! ¡Yo sé que estas escondido detrás de los muebles! ¿Es verdad lo que ellos dijeron? - La mamá de Pedrito estaba muy enojada y tenia una cara horrorosa.

Pedrito salió con la cabeza abajo - Sí, madre.

- Ahora, lo que no recibiste, lo recibirás por mí, pero el triple. - La mamá de Pedrito le empezó a dar unas clase pelas que los gritos de Pedrito se escuchaban por toda la casa.

Ya que obtuvieron su justicia, Juan Bobo y el granjero se fueron felicites para sus casas.




Fin.

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⏰ Última actualización: Jul 17, 2020 ⏰

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