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El sonido de besos inundaba el silencio de la habitación, Felix se retorcía entre los brazos del mayor que acariciaban su cuerpo a su antojo.
Suspiró pues realmente se sentía bien, acarició con sus manos el cabello del contrario con una dulce sonrisa moviéndose de manera provocadora sobre las piernas del mismo.

- No hagas eso, está tu madre abajo.

Felix mordió su labio tratando de verse inocente mientras su mano derecha recorría el torso del mayor, quien tomó su muñeca y alejó su mano de su cuerpo con un suspiro largo y sonoro.

- Te he dicho que no, odio que nunca me escuches.

- Agh, perdona por querer hacerlo con mi novio.

- No quiero que discutamos, cariño pero no puedes hacer lo que quieras siempre.

- Está bien, Christopher, olvídalo.

Bangchan suspiró de nuevo y tomó las manos de Felix volviendo a sentar los sobre su regazo y lo abrazó con fuerza, dejando besos inocentes sobre su mejilla.

- Perdona, cariño, lo siento.

Felix lo miró a los ojos con el rostro impasible, deseando con todas sus fuerzas que aquellos brazos que lo abrazaban con fuerza fueran los de Seo Changbin. Entonces asintió y se puso de pie de nuevo, zafándose con facilidad del agarre de su novio y tomando de nuevo su camiseta que descansaba en el suelo de su cuarto.

- Bajaré a comer, haz lo que te dé la gana.

Felix sabía de sobra que Bangchan se quedaría unos minutos sentado en su cama, culpándose por la escena anterior, sabía que no bajaría a comer hasta que pasaran al menos unos 15 minutos. Lo que aprovechó para encerrarse en un cuarto de baño y sacar su teléfono móvil, marcando inmediatamente al hermano de su novio, que se culpaba entre las cuatro paredes de su cuarto.

- Binnie, ¿qué haces?

- Me acabo de despertar, ¿no está mi hermano en tu casa? ¿Por qué me llamas?

- Hemos discutido, tengo unos 12 minutos para hablar.

- Oh, y ¿de qué quieres hablar?

Changbin se preparaba el desayuno mientras sostenía el teléfono entre su cabeza y su hombro con una espontánea sonrisa recorriendo su rostro.

- No sé... ¿Por qué no hablamos de lo que haremos esta noche?

- ¿Quieres quedar un lunes por la noche?

- Yah, estamos de vacaciones, Binnie.

- Está bien, no me pegues pequeño demonio.

- La cosa es que hay un concierto esta noche y he pensado que sería una buena excusa para vernos a solas y que tu hermano no sospeche.

- ¿Iremos a un concierto?

- O fingiremos que iremos al concierto, e iremos a la casa de mi padre.

- Suena tentador, cuenta conmigo, Lixie.

- Se lo diré a Chan en la comida entonces. Luego te llamo estoy escuchando a tu hermano venir hacia aquí.

- Vale, hazme un favor y no lo beses mucho o me pondré celoso.

- Lo que sea, nos vemos esta noche, bobo.

Felix colgó el teléfono ensayando frente al espejo su mejor mueca de enfado preparándose para salir a afrontar a su triste novio.
Bangchan suspiró al comprobar cómo su pelirrojo novio salía del cuarto de baño escondiendo el teléfono en su bolsillo.

- Cariño, lo siento de verdad.

- Yah relájate, Chris, se me ha pasado.

Felix tomó entonces la mano del rubio guiándolo hacia el comedor donde su madre esperaba con la comida servida y aquella sonrisa prefabricada que tanto odiaba el más pequeño.
Su madre siempre se mostraba agradable frente a Bangchan, no pareciera entonces que era nefasta en su labor de madre. A Felix le hervía la sangre cada vez que veía aquella falsa sonrisa aparecer en los labios pintados de rojo de su madre, sabía que él no amaba a Bangchan pero él dinero del padre del mismo era lo más importante para ella.
El plan inicial fue comprometer a Felix con el chico rubio, su madre casi se lo rogó cuando descubrió que en la nueva familia del vecindario se encontraba Christopher Bangchan, el legítimo heredero de la empresa más famosa de Australia, la que estaba comenzando a enraizarse en Corea del Sur.

Felix aceptó en el momento en el que conoció a Chan, casi pudo decir que fue amor a primera vista y pensó que no habría manera más fácil de agradar a su madre de una vez por todas.
Aunque realmente no fue tan sencillo  cuando conoció al hermano de su novio, Changbin no tenía todo el dinero que Bangchan heredaría de su padre, pues no compartían figura paterna sino materna. En resumen Changbin tan solo era un estudiante promedio coreano a la sombra de su imponente hermano mayor, rico y australiano.

Changbin no odiaba a Christopher, de hecho le tenía bastante cariño pues el chico siempre cuidó de él cuando apenas era un niño, para él siempre será su hermano mayor. Ni siquiera puede imaginar por qué motivo tomó la decisión de traicionarlo de aquella manera, pero toda su vida se volvió patas arriba en el momento en que conoció a Lee Felix.

Retomando los hechos, fue Felix quien empezó aquel peligroso juego aquella noche en que se conocieron.

Era invierno y Felix había accedido a dormir en casa de su novio, quien se disculpaba una y otra vez por la presencia de su hermano en casa, fue entonces cuando lo miró a los ojos y supo que no quería mirar otros ojos, ni siquiera los de Christopher Bangchan. El entonces rubio se lanzó a sus brazos sin pensarlo ni un momento, aprovechó el profundo sueño de su novio y se encerró en el cuarto de Changbin donde hablaron, y hablaron y se besaron por primera vez.
Y Felix supo que quería estar con Changbin, y Changbin supo que quería estar con Felix. Y Bangchan quedó como lazo de unión de su hermano y su novio sin saberlo.

- ¿Todo bien, cariño?

- Sí, solo me distraje.

- La cocina de tu madre está mejorando, prueba un poco.

Bangchan tomó un poco de carne con sus palillos y lo acercó a los labios del menor, quien sonriendo tomó el bocado y asintió aprobando así el sabor mientras continuaba comiendo en silencio.

Por supuesto que le dolía hacerle eso a Chan, él lo quería pero... No lo quería lo suficiente, o quizá la pasión y la adrenalina nublaron su razón impidiéndole ver más allá del hermano de su novio.

•TORN• ChanglixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora