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ACTO UNO
15; CAOS



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Dicen que la Navidad es un tiempo de cambio, de amistad, de amor... Un tiempo de felicidad. Y así había sido durante sus dieciséis primeros años de vida, hasta que esta misma dio un giro de trescientos sesenta grados, convirtiéndose en un caos.

Su familia había cambiado, se había roto; desconfiaba de su padre y su hermano tampoco era una figura en la que apoyarse. Apenas le quedaban amigos en aquel instituto español de élite; Polo era un asesino, Guzmán la odiaba, de Lucrecia no sabía absolutamente nada y Ander... Ander ni siquiera se había convertido en uno. Él había sido el típico chico de instituto del que te enamoras y que al final, no sale bien.

Y, por el contrario, había creado enemigos y para su mala suerte, no muchos de su edad; sabía que Teodoro Rosón estaba alerta de cada movimiento que diera. Lo peor, no estaba solo. Héctor De la Fuente le apoyaba por sobre todo.

Todo era una puta mierda.

Quizá era tiempo de aprovechar ese paréntesis en el que no había instituto, sino vacaciones, para despejarse y asentar cabeza en sus estudios. Si quería, verdaderamente, salir de allí, más le valía comenzar a estudiar y sacar buenas notas. De lo contrario, debería vivir bajo el mantenimiento de su padre toda su vida, ¿y era eso lo que quería? Claramente no.

Pero ¿cómo podía centrarse en ella misma si había algo que aún seguía atormentándola? Las palabras de Carla el día de la detención de Polo le dejaron helada: Baztán no es algo, sino alguien y con bastante poder para destruirte.

Conocer aquello solo le provocaba mala espina. Necesitaba averiguar quién era aquel individuo que relacionaba a su familia con la de Carla, Guzmán y Rebeka. Pero estaba comprobado que ella sola no podía con todo ello. Y menos, teniendo a tantas personas en su contra para adivinarlo.

Necesitaba ayuda y sabía quién se la ofrecería, pero él ya no era una opción; Ander debía tomar distancia con ella para aclarar sus ideas con respecto a ella y a Omar. Y Sara, debía dejar el tema del amor y los triángulos amorosos para otro momento.

Solo existía, en esa ciudad, una única persona capaz de ayudarla y estaba dispuesta a pedírselo. Pero antes, debía hablar con él y solucionar todo, antes de que fuera demasiado tarde.

Ding, dong.

El timbre resonó en la casa de aquella familia rica.

Estaba temblando. No sabía quién abriría aquella puerta y qué cosas sabían acerca de ella. No tenía ni idea de qué podía haberle contado su hijo sobre aquella noche.

SECRET | éliteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora