Hafefobia (Stony)

Extra: único

EXTRA: ÚNICO
[Lean la nota al final]

Rompe mi corazón, hazlo pedazos. Te doy permiso.
(C.Clare)

Magnus no dejaba de preguntarse por qué. ¿Por qué Steve había hecho eso, si estaba claro que amaba a Tony? ¿Por qué dejarlo así, porque decirle que en realidad nunca lo odió pero igual se iba?

Pensó en Alec, en alguna de las otras habitaciones. «Mi futuro esposo», sonrió ante el pensamiento. En menos de una hora Alec sería su esposo, su compañero para toda la vida. Su único. Aunque desde siempre, literalmente desde que nacieron, había sido su único. El único que Alec tocaba sin llorar...

Se llevó una mano al corazón y acarició sobre su latido... Y entonces sus ojos se abrieron de más cuando lo pensó: ¡El corazón!

Por Dios, todo cambió en Steve cuando Tony tuvo la última recaída. Y tenía sentido que quisiera irse, que huyera del dolor. Pero no que volviera y dijera que lo odiaba... ¿Y luego irse con su padre?

¡Su padre!

Y entonces Magnus estaba corriendo al estacionamiento. Había mandado una invitación a Steve para su boda, a pesar de todo, pero le fue devuelta con un sello de la empresa Rogers. Una empresa que a Magnus, cuando investigó, le pareció muy sospechosa. Seguramente ahí podrían crear un tráfico de todo: hasta de órganos, ¿cierto?

Traficar un corazón.

Mmm. Magnus llamó a Pepper mientras manejaba. “Estoy de camino, Magnus. No voy a llegar tarde, ya te lo dije” fue lo primero que dijo al contestar y luego de una pausa: “¿Tony está bien?”

Y tenía sentido que preguntara porque aun no pasaban los seis meses más importantes después de un trasplante, sólo cuatro. Magnus asintió, aunque ella no lo veía. —Tengo una pregunta. Es fácil. No le des vueltas porque esto es importante y es el día de mi boda —y debo regresar a tiempo, pensó—, ¿puedes asegurarme que el corazón de Tony viene de una fuente legal?

Y por supuesto que Pepper explotó: —¡¿Qué piensas?! ¿Que yo iba a matar un paciente por Tony? ¡Por Dios, Magnus, lo amo; pero tengo ética!

—Sólo dime sí o no. ¿Estamos 100% seguros?

—Por supuesto que sí... —y Magnus le creía, así que colgó.

Manejó hasta la empresa del padre de Steve. Cruzó a una plaza que estaba enfrente, mientras pensaba cómo conseguir que lo dejaran entrar. Y fue como el destino cuando escuchó un cansado: —Sólo un momento, por favor, Jake. Sólo un momento.

Se giró para ver a Steve dejarse caer en una banca. Cerca de él, de pie, estaba un hombre alto; vestido de negro, usaba gafas oscuras y tenía el cabello un poco largo y atado con una liga.

Magnus no estaba muy seguro de si el tal Jake lo aprobaría, así que simplemente se sentó cerca de Steve. Sacó su móvil y fingió una llamada. Steve, que había estado con la cabeza echada para atrás y los ojos cerrados, se tensó al escucharlo: —Entonces, sólo para aclararlo, Pepper... ¿El donador de Tony fue un paciente tuyo, alguien que conocías de hace ya mucho tiempo? ¿No fue nadie venido milagrosamente de último momento? —y quizá no tenía razón y Steve simplemente lo creería loco, pero valía la pena arriesgarse, ¿no?

Steve lo miraba ahora, aunque no dijo nada. Magnus asintió, como si realmente estuviera hablando con alguien. —Eso pensé. Y quien haya creído lo contrario, obviamente estaba equivocado —entonces miró a Steve, aunque siguió su farsa de la llamada—. Lo amas, ¿no? Todavía lo amas, nunca lo odiaste... ¿Te sacrificaste por él?