AMIGOS Y RIVALES

CAPÍTULO 20: HACÍA EL ESPACIO

Habían pasado cinco años desde la celebración del torneo juvenil de lucha. Pumpkin ya había cumplido quince años, mientras que su hermano y Kakarotto tenían una edad de trece.

Kakarotto había renunciado a trabajar en la obra, ahora solamente se dedicaba a repartir leche y durante menos tiempo que antes. La mayor parte del día la pasaba en el castillo real. Después de que el príncipe ayudase a Kakarotto a liberar a sus padres, este último se había comprometido a ser el compañero de entrenamiento del su alteza, y también a la larga su soldado de asalto cuando llegase el momento. Para el niño lechero no podía haber habido mejor exigencia ni condición, ahora el chico entrenaba con el príncipe y Cepa, además de recibir clase de los tutores del príncipe con permiso del rey. Por su parte el soberano había prometido no volver a molestar a Gine y Bardock, y de momento lo había cumplido. Esta promesa no se dio por conciencia, ni por arrepentimiento, ni por amabilidad, sino por precaución. El rey cada día entrenaba más y más para no dejar de ser el número uno del reino; sabía que su hijo y Kakarotto cada día eran más poderosos, el rey tenía la duda de si los chicos ya habían traspasado su poder o no. Recordaba que su propio hijo, Vegeta IV, lo había desafiado poco después de ganar el torneo, en aquella ocasión la pelea quedó en tablas debido a la intervención de Cepa, pero desde entonces el príncipe ya no se subordinaba tanto ante su padre, creía haberle superado y lo cierto era que lo había ganado en una pelea posterior. Desde entonces el rey no paraba de entrenar para no verse desplazado del trono por su propio hijo.

Vegeta III cada día estaba más nervioso, era cierto que los chicos no le daban problemas, pero a saber cuánto tardarían en retarle. El trono no se ganaba por herencia, ni por elección de las masas, el trono se obtenía a puñetazos. El rey era el más fuerte del reino, de modo que si Kakarotto o Vegeta IV desafiaban al soberano y le ganaban en una pelea podrían reclamarle el trono como premio. El monarca para no ganarse las represalias de nadie había optado por dejar en paz a Gine y Bardock.

Tres días después de terminar el torneo de lucha juvenil Bean y Parsley se habían presentado ante Cepa, suplicándoles que les entrenara. En principio el comandante no tenía ganas de aceptar, pero tras pensarlo durante un momento terminó accediendo. Desde entonces Cepa ya tenía cinco discípulos; los dos príncipes, Kakarotto, Bean y Parsley. El militar contemplaba en ese momento el entrenamiento de los jóvenes.

—¡Alto!—grito Cepa a los jóvenes—Parsley y Bean, tenéis que practicar aún más el control del ki. Pumpkin, cuida más tus reflejos y coordinación de movimientos. Vegeta y Kakarotto, buen trabajo, pero procurad no matar a vuestros compañeros de entrenamiento.

—Sí, maestro—respondieron todos los jóvenes a la vez.

—Ahora os daré una noticia. El rey quiere que los cinco forméis un grupo de exploración para localizar nuevos planetas...

—Descubrirlos y luego conquistarlos, me imagino—dijo Kakarotto recibiendo una rápida patada en el estómago por parte del maestro.

— ¡No me interrumpas cuando hablo!

—Perdón.

—Bah. Sí, habrá que conquistarlos también. Iréis vosotros cinco junto con un tasador para calcular el valor de venta de los planetas descubiertos. En principio iba a ir también un asesor científico pero el rey ha dicho que para eso irá su hija. Pumpkin, tú serás la cerebrita del equipo, cada uno tendrá su rol.

Kakarotto se había levantado y unido de nuevo al grupo.

—Iréis en una única nave, suficientemente grande para los seis. Vegeta, tú como príncipe liderarás el equipo, ya tienes edad suficiente. Recuerda lo que siempre te digo. Un líder tiene que tener fuerza, pero también inteligencia y cuidar de su gente. Kakarotto, tú serás el segundo al mando. Pumpkin, tú pilotarás la nave y estarás a cargo de la parte científica, los demás hacerla caso en las cosas de cerebritos. El tasador se ocupará de estimar el precio de los planetas, dejarle hacer su trabajo. ¿Sí, Parsley?—el joven había levantado la mano.