AMIGOS Y RIVALES

CAPÍTULO 1: EL HIJO INGRATO.

PLANETA VEGETA (AÑO 30 DEL REINADO DEL REY VEGUETA)

CAPITAL URBEM

En la ciudad capital del reino se encontraba el palacio real, en cuyo lugar estaba la reina dando a luz al que sería el próximo heredero al trono, pues la primera princesa Pumpkin había nacido hacía ya 2 años y seguía sin demostrar una buena capacidad de ataque, su ki era bajo. En cambio este segundo príncipe y varón recién salido del vientre materno parecía ser diferente pero su alumbramiento fue la perdición de su madre.

El rey Vegueta se encontraba fuera de la habitación del parto.

—Majestad. El parto es difícil. Hay que elegir entre la madre y el niño.

—... ¿Qué capacidad de ataque tiene el recién nacido, doctor?

—Aun no ha nacido pero el escáner muestra un ki de 80 unidades.

«Mmm. Su hermana tenía solamente 5 unidades al nacer»

—Salven al niño. Haga todo lo posible por la madre pero el pequeño es lo primero.

—Sí, majestad.

El rey no aguantó más y entró en la habitación a ver a su esposa. Ella sentía unos dolores enormes pero evitaba gritar o llorar. Las lágrimas para los guerreros eran consideradas una debilidad deshonrosa, y los gritos a menos que fuesen de venganza o de guerra tampoco estaban bien vistos. La mujer miró a su esposo quien le sonrió un momento pero luego volvió a tener una expresión neutral y sin emociones, él era el rey de los saiyajin, la raza temible raza de guerreros del universo.

De pronto se oyeron llantos de un recién nacido. Los doctores y enfermeros comenzaron a hablar del nacimiento.

—Es un niño.

—Los escáneres se quedaron algo cortos. Dijimos 80 unidades y tiene 90.

—Un margen de error pequeño teniendo en cuenta que acaba de nacer.

—Dárselo al padre.

—Por favor, déjenme tenerlo—mencionó la parturienta pero nadie parecía prestarla atención.

Desde su primer parto la reina había perdido prestigio, ella no era una guerrera poderosa y su primera hija resultó físicamente débil. La princesa Pumpkin había resultado ser una niña prodigio pero eso valía poco en una sociedad de guerreros amantes de los entrenamientos militares, los combates y la guerra. Las madres debían alumbrar niños sanos y fuertes y parir debiluchos era motivo de desprestigio. La madre vio con horror como su hijo era apartada de ella para ser entregado al padre, el rey cogió a su hijo en brazos.

—Salgan todos de aquí. He de quedarme a solas con mi esposa e hijo. ¡Y TRAIGAN UNA TANQUE DE REGENERACIÓN PARA LA REINA, ESTÚPIDOS!

—Tiene razón. En su estado no aguantará un traslado. Ha perdido mucha sangre.

—Vámonos.

Todos salieron. Seguidamente el rey entregó el niño a la madre.

—Gracias.

—De nada.

—No da tiempo a que traigan el tanque. Me...

—Lo sé. Me dieron a elegir y elegí al bebe.

—Sí. Me lo dijeron mientras paría.

—Has cumplido. Un hijo fuerte y sano, alguien capaz de heredar la corona. Tu sacrificio no ha sido en vano y te juró que serás enterrada con honores.

—Eso me da igual pero... Júrame que no desterrarás a Pumpkin, que no la mataras o la harás esclava. Hay padres que a sus hijos menos dotados en vez de desterrarles les matan o los someten a la esclavitud.