7. Complot contra el profesorado.

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Octubre, 1995

Los alumnos caminaban hacia Hogsmeade en una fila desordenada, envueltos en sus capas y recibiendo el aire frío como si fuera un viejo amigo.

— Y Umbridge le pidió a Trelawney que predijera algo —dijo Nora. Andrea abrió la boca, asombrada.

— ¿Y qué predijo? —preguntó Andrea, caminando junto a Cody. Este sonrió a su lado.

— Me apostaría algo a que predijo su muerte o algo parecido —le pegó una patada a una piedra del camino, y esta rodó hasta uno de los lados poblados de hierba—. Que la profesora Trelawney prediga una desgracia es tan común como que Dylan haga lo que todo el mundo espera de él...

— Si lo dices para que os acompañe a ese complot contra el profesorado que planea Potter, que sepas que no va a funcionar —respondió Dylan, alzando la cabeza.

— No es "un complot contra el profesorado" —rió Nora. Acto seguido, giró la cabeza hacia Cody—. Dijiste que se lo habías explicado tal y cómo nos lo dijo Cho...

Cody miró con incredulidad a Nora y se hizo el ofendido.

— ¡Y lo hice! —exclamó. Avanzó hasta colocarse frente al grupo, y siguió hablándoles, caminando de espaldas—. Lo que pasa es que nuestro amigo el prefecto está pensando en casarse con las normas de Umbridge.

Cody le regaló a Dylan una mueca antes de girarse de nuevo, y continuó caminando, esta vez junto a Mia Thomas y sus amigas.

La caótica fila entraba a las afueras del pueblo por el camino empedrado. Dylan frunció el ceño, aún mirando a Cody.

— ¡No me quiero casar con las normas de esa...! —dejó la frase en el aire mientras buscaba la palabra perfecta para definir a la profesora— ¡No me quiero casar con sus normas! Soy prefecto, y tengo que servir como ejemplo para los demás alumnos... De hecho —miró a Sophia, acusándola con la mirada—, tú tampoco deberías ir. ¡Ninguna de vosotras!

— Lo siento Dylan, pero tengo prioridades —habló Sophia, y se encogió de hombros—. Si Umbridge no quiere enseñarnos a defendernos, tendremos que aprender de otra forma...

— Así no —masculló—. Sobre todo sabiendo en lo que estáis metidas...

— En lo que estamos metidos —corrigió Nora.

Dylan no dijo nada más.

Nora sabía que Dylan no era como ella. Quizá estuviera intrigado, pero seguramente maldecía el día en el que había interrumpido el encantamiento de las chicas. Le conocía lo suficiente como para saber que no había dejado de darle vueltas, pero no había servido de nada. No habían avanzado nada desde que habían descubierto que nadie más que ellas podía hacer funcionar sus varitas.

Todos los profesores a los que les habían preguntado y todos los libros que habían leído insistían en que es la varita la que elige al mago, por lo que no todas las varitas funcionan con todos los hechiceros. Pero eso no les había tranquilizado, porque tampoco habían conseguido que Cody lanzara el más sencillo de los encantamientos con esas tres varitas. Ni Cody, ni Lauren, ni Alyssa...

Hacía ya un par de semanas, Andrea le había escrito a Ollivander, pidiéndole más información sobre las tres varitas a las que les dio el nombre de "El Trío de Plata", pero aún no había recibido ninguna respuesta. Incluso, Nora había tratado de sonsacarle algo de información a Leighton, pero el retrato no le dijo nada nuevo.

Dylan empezaba a impacientarse. Llevaba un par de días insinuando que estaban perdiendo el tiempo, que deberían estar centrados en las clases, pero la realidad era que estaba frustrado. O eso decía Sophia. Estaba segura de que Dylan nunca había estado tanto tiempo atascado con un mismo problema, un mismo acertijo, y según ella, ese era el talón de Aquiles de cualquier Ravenclaw.

Cristales de luz | El Trío de Plata (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora