⇝「DIEZ」

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—Pero-

—Shh, Yoonie, shh.— calló Jungkook, poniendo su dedo índice en los labios de Yoongi para hacer que hiciese silencio.—Estaré bien.— asintió efusivamente.

Jungkook se encontraba sentado en la mesada del escritorio de Yoongi, mientras que el último mencionado se encontraba entre sus piernas, posando sus manos en la cintura del menor.

Era jueves y el sábado el castañito iba a salir con su amigo EunWoo, pero Yoongi no quería que fuese solo él, ya que acostumbraban a ir a todos lados juntos, menos al baño claro. Y ahora era una salida entre Jungkook y EunWoo, el azabache no estaba incluído ahí aunque el castaño intentó convencer a EunWoo, pero este negó diciendo que Jungkook no le prestaría atención si Yoongi estaba ahí.

—Jungkook.— reprendió.

—¿Sí?— preguntó haciendo ojitos de bambi, moviendo sus pestañas de la forma más inocente y tierna posible.

—Oh... no, no-no hagas- ¡Agh!— se quejó el mayor.—Está bien.— accedió con cansancio.

—¡Yeiiiii! — festejó el menor, alzando sus bracitos al aire en forma de victoria.

—¡Pero...!—y ahí estaba, Jungkook bajó sus bracitos frunciendo el ceño— con una condición. — levantó ambas cejas.

—Per...—miró a Yoongi quién se mantenía serio esta vez con una ceja arqueada.

— Está bien... ¿cuál? — preguntó de mala gana.

Se esperaba lo peor, ya saben, decirle que no le compraría sus galletas favoritas por una semana, ¡o peor!, qué no le dejaría subirse en su espalda por días, ¡o p-

—Debes darme un beso. Oh.

—¿U-un besito? — preguntó bajando su cabecita y mirando sus manos, sus dedos jugaban entre sí por el nerviosismo reciente.
— ¿En la mejilla? — cuestionó ahora levantando la mirada al mayor.

Yoongi negó.

Jungkook abrió sus ojos con sorpresa.

—En los labios. — aclaró el azabache.

«Esa no la vio venir. ¿Es un sueño, verdad?» se preguntó Jungkook mentalmente.

Mientras tanto, el azabache estaba rezando a todos los dioses para no ser rechazado por su mejor amigo. Se había atrevido a pedirle aquello, ya que Namjoon le había dicho que debía hacer algo porque se notaba a kilómetros que ambos se gustaban. Yoongi no encontró mejor manera que esta.

Estaba nervioso, creyendo que Jungkook le diría que no. Sí, se estaba arriesgando porque quién sabe que quizás su Jungkook no siente lo mismo y se aleje. No, eso le aterraba en demasía al azabache.

—¿E-en l-los la-labios? — preguntó Jungkook en un susurro.«Opd, al fin está pasando.» — pensó.

Yoongi asintió.

Jungkook tragó saliva.

—¿E-en serio, Yoonie? — inquirió, y sonrió, dió una pequeña sonrisa y Yoongi no pudo haberse sentido mejor.

El mayor volvió a asentir, efusivamente.

—¿Segurito, segurito? — cuestionó aún con una hermosa sonrisa en los labios.

—Segurito, Jungkookie. Quiero que me des un besito en los labios, pero si no quieres está bien. — habló, afianzando el agarre en la cintura del menor, posicionándose más entre las piernas del castañito.

—Umm... — pensó el castaño, jugando con sus deditos y bajando la mirada.

—Kookie sí quiere darle un besito a Yoonie. — murmuró.

Yoongi sonrió y murió de ternura a la vez.
Sí, definitivamente gritaría de la emoción cuando Jungkook se vaya de su casa.

—¿Sí quieres? — cuestionó, acariciando la cintura del menor.

Jungkook asintió.

—¿Segurito, segurito? — preguntó de igual manera en la que lo había hecho el menor.

Jungkook volvió a asentir. Y Yoongi sonrió, aunque nunca había dejado de hacerlo. Con una de sus manos levantó el mentón del menor, haciendo que ambos se mirasen a los ojos. Jungkook tenía un hermoso sonrojo en las mejillas y Yoongi igual.

El azabache se acercó, lenta y suavemente a la carita del menor, vio a este cerrar sus ojitos y lo hizo, estampó con suavidad sus labios a los de Jungkook, los que por tanto tiempo anheló besar, lo estaba haciendo y se sentía en el cielo.

Se sentía feliz y no quería estar en ningún lugar más que no sea junto al menor, de cualquier forma o circunstancia; deseaba poder estar para siempre junto a Jungkook, verlo crecer, verlo llorar, verlo reír, quería estar junto a él, siempre, incluso si la vida no quería juntarlos, él estaría ahí, porque lo amaba como jamás había amado a alguien, y sabía que no amaría a nadie tanto como lo amaba a él.

Jungkook llevó ambas manos al cuello de Yoongi, acariciando su cabello con suavidad, acercando su anatomía a la contraria, ladeando su cabeza para sentir aún más el beso. Yoongi afianzó más su agarre en la cintura del menor y acarició esa zona con parsimonia, besando con lentitud, disfrutando de la ocasión.

Jungkook fue el primero en separarse, aún con sus ojitos cerrados, apoyó su frente en la de Yoongi, sonriendo, porque estaba feliz, muy feliz.

Yoongi abrió sus ojos, viendo el semblante lleno de serenidad del castaño. Sonrió y cerró sus ojos también.

—Yoonie...-

—¡Yoongi! — llamó la señora Min, golpeando repetidas veces la puerta de la habitación del ya mencionado. Yoongi rodó los ojos.

—¡Jungkookie! ¡tú madre ya está aquí! — avisó, y luego pasos se escucharon bajando de la escalera.
Yoongi suspiró, separándose del castañito y rascando su nuca.

Jungkook se bajó del escritorio del azabache de un saltito.

—B-bu-
El habla del castañito finalizó por el fuerte abrazo que Yoongi le había dado.

—¿Cómo puedes ser tan adorable sin siquiera intentarlo? — preguntó, dejando un casto beso en la cabellera castaña del contrario.

Jungkook sonrió, enredando sus brazos en el cuello de Yoongi, haciendo puntitas con los pies para llegar a abrazarlo bien, pero eso ya no hizo falta cuando el azabache lo levantó, dejándolo en el aire aún abrazándolo con fuerza y cariño.


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BoyFriends?「YoonKook」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora