Parte 5 - Él tan entero y yo tan rota

4 0 0
                                    

Lo tengo decidido, me marcho unos días de aquí y Sofía viene conmigo, no quiere dejarme sola.
Esta noche salgo por primera vez de casa porque mi amiga y su marido se empeñan en invitarme a cenar. Me voy a regañadientes porque no me encuentro bien, jamás me había visto tan horrible como en este momento.
Llegamos al centro comercial y nos sentamos a decidir qué pedir. Al mirar a mi alrededor solo veo parejas felices. Cierro los ojos intentando respirar, no me gusta esta sensación de asfixia. Siento una mano en mi espalda y sé que es Sofía intentando calmarme.
El móvil me vibra trayéndome de vuelta, pero al ver que es un mensaje de Alex, vuelvo a ahogarme y el sonido de los latidos de mi corazón retumba fuerte en mis oídos. Quiere hablar conmigo. Sofía me mira y me dice que primero tengo que cenar. No pienso en desobedecer porque ya son 2 días sin comer.
Cuando me dirijo a su encuentro, el bombeo apresurado del corazón y la ansiedad me hacen sentir mareada. Me acerco a él y me mantengo callada después de saludarle. Se le ve tan entero y yo tan rota... Que injusto es todo.
-Quería hablar contigo porque creo que me he equivocado y quiero que lo arreglemos.
Asiento mientras lo observo en silencio.
-Pero para arreglar esto tienen que cambiar algunas cosas; tú tienes que cambiar muchas cosas y esforzarte más por mí -continúa.
Esas palabras me devuelven a mi dolor haciéndome sentir insignificante de nuevo, insuficiente como persona.
-Tú también tienes cosas que cambiar para que volvamos, no solo yo.
Al pronunciar estas palabras, me hago consciente de que el dolor está produciendo ciertos cambios en mí.
Él me pide que vuelva a casa esa noche para poder solucionarlo todo y hablar con tranquilidad, pero no quiero. No quiero volver a casa con él y que vuelva a romperme mañana. Siento que no es eso lo que necesito y es de las pocas cosas que tengo claras ahora mismo.
-De momento me voy mañana con mi familia, me has hecho daño y necesito recuperarme.
En su cara veo que la respuesta no le ha gustado. Sé que con lo que he dicho puedo perder la oportunidad que me ofrece, pero aunque una parte de mí grita que me quede, otra más profunda y orgullosa me dice que me marche. Y me marcho.

Diario de una ruptura Donde viven las historias. Descúbrelo ahora