Chapter 2

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Luego de la charla con Abby, nos dirigimos a clases. Ya en éstas, realmente no pude prestar mucha atención, ya que mi mente deambulaba sobre lo ocurrido esta mañana en los pasillos.

¿En serio Abby se queda a mi lado por qué quiere?¿No lo hace por obligación?¿No es sólo pena lo que siente por mí? Desearía que esto se termine para saber quiénes realmente se quedarían a mi lado, si por qué realmente quieren o por el simple hecho de tener pena hacia mí. Esas preguntas estuvieron rondando mi cabeza toda la mañana, dejándome totalmente absorto en mis pensamientos.

Sentí muchas miradas sobre mí, por lo que levanté la cabeza prestando atención hacia mi alrededor y me di cuenta que el profesor me había hecho una pregunta.

—Zhang, ¿Puede responder la pregunta que le hice?— me dice el profesor.

—E-Eh lo siento, ¿Qué dijo?¿Podría repetir la pregunta?— contesto algo confundido.

—¿Te encuentras bien?— sé que lo pregunta con sinceridad y no la famosa costumbre de la gente de preguntar si estás bien, aunque realmente no le importe.

—Sí, solo estoy algo desconcentrado.

—¿Necesitas retirarte o puedes continuar con la clase?— pregunta, mirándome con amabilidad.

—Estoy bien, puede continuar con su clase— dije, para que ya dejasen de mirarme todos, era algo bastante incomodo.

El profesor de literatura, el Sr. Anderson, es uno de los pocos que están enterados de mis problemas y me ayuda. Lo conocí en el grupo de apoyo al que asisto, ya que acompaña a su hermano y solía verlo seguido allí.

[···]

Escuché el ruidoso timbre que da por finalizadas las clases y salí prácticamente volando del salón. 

Al salir fui directo a la cafetería, me moría de hambre. Logré localizar a Abby a lo lejos y cuando estaba yendo hacia su mesa, alguien -mejor dicho Blake- se interpuso en mi camino y me llevó hacia su mesa junto con sus amigos.

—¿Qué haces? Iba a sentarme con Abby— dije confundido e irritado a la vez.

—No dejaré que te sientes con alguien que me ha faltado el respeto— dice refiriéndose a lo sucedido anteriormente en los pasillos.

—Si mal no recuerdo, tú empezaste agrediéndola cuando ella solo trataba de ser amable.

—Ella solo trata de entrometerse entre nosotros dos, que es algo diferente.

—No trata de entrometerse en nada, solo trata de protegerme.

—¿Y ella cree que soy una amenaza para ti?— luce confundido y enojado, finalmente bufa y sigue:— Esto no tiene sentido Aaron.

—No sé que piensa— suspiré ya cansado — Solo déjame sentarme con mi amiga, más tarde hablamos ¿Okay?

—Deja de evadir los problemas— habla frustrado.

—No los evado,—me mira y levanta una ceja, suspiro— solo estoy cansado de discutir siempre por las mismas estupideces.

Y con eso me di media vuelta y partí hacia la mesa donde se encontraba Abby mirándonos con curiosidad.

—¿Qué fue todo eso?—me interrogó ella.

—Lo mismo de siempre— dije rodando los ojos.

—¿No estás cansado de pasar siempre por las mismas situaciones?— dice como si fuera obvio y sencillo de resolver.

—Si, pero siento que los momentos buenos lo recompensan.

A decir verdad, últimamente no hay momentos buenos entre Blake y yo, nos la pasamos discutiendo. Pero estoy seguro de que es solo una fase, de esas por las que las que pasan todas las parejas. Ya encontraremos nuestro balance nuevamente.

—¿Y cuál fue el último momento bueno que tuvieron?— pregunta seriamente.

—No importa cuando fue la última vez que estuvimos bien,— no logro recordarlo para ser sincero— en algún momento volveremos a ser lo que éramos antes— o eso espero al menos.

—Nada volverá a ser como antes, lo que ya está roto no se puede volver a arreglar— a veces habla de tal modo que no sé si quiere ayudarme o no.

—¿Tú me quieres hacer sentir bien o mal?— la miro confundido y Abby ríe.

—Solo te digo las cosas como son— sé que es cierto, no hay manera de ponerle filtro a esta mujer, y menos cuando se enoja.

Luego de esa charla, solo nos centramos en comer. Mientras teníamos una conversación trivial.

Luego del almuerzo asistí a mi clase de física, a la cual no le presté mucha atención, ya que mi cabeza seguía dando  vueltas en la pelea con Blake.

[···]

El resto de la semana transcurrió con normalidad –si es que se lo puede llamar así–, me la pasé discutiendo con Blake sobre lo mismo de siempre, pero por suerte ya era fin de semana y no tendría que verlo por algunos días. Suena mal y lo sé, pero a veces un poco después de pelear tanto solo quiero tener un poco de calma.

Lo único que me reconforta a estas alturas es que los sábados tengo grupo de apoyo, al cual asisto desde lo sucedido con mi madre.

Al principio era algo difícil. Confiar en quienes asisten allí, abrirme y confesar que sentía, no era algo que me agradase o podía tratar a la ligera. Después de todo, estaba rodeado de completos desconocidos y pretendían que les contará que me afligía, es  como darle a alguien la posibilidad de tomar tus miedos y usarlos en tu contra, no permitiría que lo hicieran. Si querían que les cuente que sentía o por lo que estaba transitando, al menos debería pasar más tiempo y tomar confianza con ellos.
 
Luego, con el pasar del tiempo y  las varias  sesiones que hubo, me di cuenta que quienes asistían allí no eran personas que me juzgarían si escuchasen que sentía. Ellos también estaban pasando por momentos difíciles, ellos también necesitaban contención, ser escuchados, ser comprendidos. Al darme cuenta de eso, pude empezar a sincerarme e ir expresando de a poco lo que me había ocurrido o lo que sentía. Cada vez era más fácil interactuar con ellos, liberando algunos miedos y hasta cierto punto, tomándole cariño al grupo.

Ha pasado tanto tiempo desde que asisto a dicho grupo, que me he acostumbrado y me da felicidad cuando llega el fin de semana. El hecho de  poder tener un lugar donde poder liberar cualquier pensamiento que te afecte y sentir que quienes escuchan no lo utilizaran para hacerte más daño del que ya habita en tu ser, es algo increíble. Es como tener la posibilidad de explayarte y que el otro solo esté ahí para brindarte su apoyo.

También, el estar allí sentado oyendo a los  demás, mientras cada uno se desahoga y comenta que le inquieta o cualquier cosa que quieran decir, simplemente haciendo eso, escuchar, es algo que me hace creer que oír al otro, aunque no podamos decir u opinar por no saber a profundidad, es verdaderamente importante.

Estaba tan concentrado en mis pensamientos que no vi cuando el semáforo cambio a verde, un auto paso rozando y alguien me jaló del brazo hacia la vereda, mientras el conductor tocaba la bocina y maldecía a los  gritos.

Algo shockeado me giro hacia quien prácticamente me ha salvado de ser atropellado, para agradecerle por dicha acción, pero al voltearme ya no había nadie. Sin embargo, logro divisar la figura de un hombre doblando la esquina.

Sigo mi camino hacia el colegio donde se realizan las sesiones de terapia grupal.

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