Noah Erickson
Lo he besado, lo he besado.
He besado al chico rubio de ojos azules que le gustan los batidos de fresa. Estaba emocionado y feliz porque por fin había tocado esos labios que tanto anhelaba besar desde hace unos pocos días. Y sí, quizás estaba loco por haber besado a un chico que ni siquiera conozco bien, pero me gusta. Miley tenía razón, es amor a primera vista y no me había dado cuenta hasta ahora.
Succioné sus labios suaves y fríos por la bebida. Sus labios, oh, sus labios son tan ricos juntos con los míos. Una oleada de deseo recorre todo mi cuerpo y abrí mis ojos despacio y los suyos ya se encontraban bien abiertos. Noté sorpresa en su mirada.
Elliot me sujetó de la camisa a la altura de mi pecho y apretó con fuerza, para luego apartarme de él con un movimiento suave y sus cejas finas se curvaron hacia arriba.
Me sorprendo ante su acción y me mira directamente a los ojos una vez más, con los labios entreabiertos. Me empuja despacio hacia atrás sin dejar de observarme y sus grandes piernas se mueve para levantarse. Observa la salida del balcón, dándome la espalda. Entonces se mueve con prisa hacia ella, sin siquiera voltear a mirarme.
Mierda.
¿Y si voy tras él? Sí, eso debo hacer. Ir tras él y quizás disculparme por haberlo besado.
Me puse de pie y corrí fuera del balcón. Salí a un salón a oscuras y lo vi acercarse a las escaleras.
—Elliot—lo llamé, pero no me escuchó por el ruido de la música que se volvía más fuerte con cada paso que daba hacia las escaleras.
Cuando empecé a bajar los escalones, mi tobillo se dobló un poco, casi haciéndome caer, pero me pude incorporar con una mano en las barandillas y seguí mi camino.
Llegué al primer piso y fui hasta la puerta cuando vi su chaqueta negra entre la multitud.
Apartaba la multitud para no perderlo de vista y con una mano lo jalé por detrás de la chaqueta.
—Espera—le dije cuando me acerqué más a él y se giró hacia mí. La decepción fue lo que vino después al ver a un chico de cejas gruesas frente a mí—. Lo siento.
—¿Disculpa? —Dijo el chico con el ceño fruncido.
—Lo siento. Me he confundido de persona—dije con decepción y él forzó una sonrisa.
Miré hacia la puerta que seguía cerrada y cuando volví a girarme, un grupo de chicos gritaron a lo alto.
—¡Pero si es el chico que no se entromete en los gustos musicales de otro! —Dijo un chico con pantalones rasgados y un piercing en el labio inferior. Entonces lo reconocí al instante. Había ido al café hablando de música.
Lo miré con sorpresa, y en pocos segundos, me di cuenta de que eran el mismo grupo que habían ido a mi trabajo.
—Hola, amigo—dijo la chica de las grandes botas negras, que, si mal no recuerdo, se llama Shannell.
—Hola—dije con timidez.
—Shannell nos hizo escuchar canciones de una chica que no conocemos y ahora no paro de escuchar sus canciones—dijo el chico del piercing—. Pero no pienses que soy gay—sonrió, como si me importara todo aquello.
—No, tranquilo—sonreí—¿Por qué debería? El gay aquí soy yo.
El chico sonrió apartando la mirada.
—Ya...—Dije, en busca de algo más para decir mientras me rodeaban. Pero nada pasó por mi cabeza y la situación se volvía cada vez más incómoda.
Noté que Shannell se encontraba mirándome y luego dijo:
—Eres raro—entrecerró los ojos y los míos se fueron a su labial rojo intenso.
—Solo soy diferente.
—Raro, pero interesante—volvió a hablar entrecerrando los ojos y noté detrás de ella que un grupo de chicos se acercaban, saltando al ritmo de la música que sonaba en la supuesta reunión de Emma Fisher. Una pequeña reunión que se convirtió en una fiesta repleta de gente.
—Ah. Son los tontos del club multicolor—dijo Shannell—. Apoyo a los gays, pero hay veces que creo que miento cuando miro a Sander, el de cabello rojizo y hombros anchos—lo señala a la distancia.
Esperen... ¿Ha dicho que el chico lindo y pelirrojo es gay?
—¿El pelirrojo es gay?—la pregunta salió disparada de mi boca——Pero si lo he visto comerse a una chica hace poco en la cocina.
—¿Qué? —dijo Shannell al momento que se giró de golpe hacia mí.
—No es gay—dice el chico con un piercing en el centro del labio inferior—. Solo ha rechazado a más de cinco chicas que le han pedido salir con él. Entonces, ya por eso todos creen que es gay.
—Yo más bien, pienso que es un hombre pensante—volvió a hablar el rubio—. O sea, rechazar y cogerse a la que quiera sin compromiso. Eso no es ser gay. Es ser guay y súper inteligente.
—Dile eso a Lucía y te matará. Te quedarás sin pareja quién sabe hasta cuándo—dijo el del piercing—. Shannell sabe muy bien que Sander no es gay. Es que ella se fue a la cama con él y él en medio del acto sexual le dijo que no era su tipo. Por eso Shannell no puede superarlo.
—Ya cállate, Alex—le da un golpecito en el abdomen con su codo—. Estás borracho y no sabes lo que dices.
—Pero ahora le gusta el que está bailando con su novia invisible—dijo el rubio, señalando con una mano al grupo de chicos a la distancia.
Vi a un chico alto de pelo verde que sonrió cuando dejaron de saltar. Tenía una mano al frente como si estuviese sujetando la cintura de alguna persona.
Alrededor, noté chicos con el pelo del color del arco iris. Creo que eran los mismos que vi entrar en la cocina cuando escuchaba a aquella chica hablarle al techo. Estaban los colores, rojo, naranja, azul, verde, una chica con el pelo largo y morado y otra chica con el pelo amarillo cortado hasta el cuello. Su pantalón dejaba ver más de lo que debería de sus muslos.
Empezaron a acercarse y decidí huir de allí.
—Hey, club multicolor—. Gritó Shannell.
—No entiendo por qué nos llamas así, Shannell—dijo una con grandes botas negras y voz chillona.
Caminé de prisa entre la multitud, pidiendo disculpas y dándole fuertes empujones a otros ebrios.
¿En dónde carajos se había metido Emma? Ya quiero irme a casa y lanzarme en mi cama a pensar en lo tonto que fui al besar a Elliot. Lo deseaba, pero quizás debí esperar a que diera el primer paso. Sé que le gusto por la forma en que me mira y me sonríe. Sus ojos brillan cuando me mira y una persona que mire así a otra, la respuesta es obvia: que le gusta esa persona. Pero debí esperar. Quizás es más tímido que yo cuando se trata de besar a alguien o para salir del armario—como dicen por ahí— con otro gay. Más que en su grupo de amigos hay dos homofóbicos: Ben y su amiga. Pero al parecer Ben solo me odia a mí. Bueno, eso si aún no saben que a Elliot le atraen los chicos.
Después de buscar a Emma en la sala principal y en la cocina, y no haberla encontrado, entre a otra sala con grandes puertas de cristal, dos repisas y grandes cuadros en las paredes oscuras.
Cuando miré por una puerta doble que daba al patio, pude ver a alguien allí fuera, a lo lejos. Empecé a acercarme y a notar que se trataba de Jonas. Se empezó a mover haciendo que lo perdiera de vista. Salí y apresuré el paso.
Una vez fuera, noté que era el área de la piscina y lo vi sentarse a un extremo de ella y dejar los pies dentro del agua. tomando un líquido naranja en un vaso de cristal. Le dio un último trago antes de lanzar el vaso lejos de él. Me espanté al escuchar como el cristal se rompió a la distancia y Jonas empezó a gruñir.
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Conociendo A Noah © [Disponible en Amazon]
Teen FictionNoah Erickson siempre ha sido un chico de pocos amigos. Su vida nunca fue del tipo interesante... Bueno, eso era antes de que sus sentimientos empezaran a despertarse hacia la persona equivocada y que su pasado, el que creyó haber dejado atrás, deci...