Los mundos se hicieron llenos de monstruos y demonios.
-Anaïs Nin.
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AMON
Me había tocado tanto las pelotas que sabía que asustarla iba a ser la única opción viable para que se callara. Pero llegados a ese punto, comenzaba dudar de mis propias intenciones.
—¿Qué estás haciendo? —preguntó ella con los ojos abiertos como platos.
¿Que qué estaba haciendo? Buena pregunta, no tenía ni puta idea.
El roce de su piel me sobresaltó. Había colocado una de sus pequeñas manos sobre mi pecho, intentando interponer un poco de distancia entre ambos, lo que me permitió distinguir el estremecimiento de su cuerpo.
—Estas temblando Star —dije sin pensar.
—¿Cómo me has llamado?
En un primer momento, no fui consciente de la razón por la que se había sobresaltado tanto, estaba demasiado ocupado sobrellevando la situación. Hasta que segundos después caí en la cuenta del apodo que había utilizado. ¿Qué mierda había sido eso?
Decidí cambiar de tema por mi propio bien.
—¿Vas a contestar?
—No te tengo miedo —anunció con contundencia.
—Mientes —comenté divertido sabiendo que mi respuesta le molestaría.
Levante la mirada hacia ella y por unos breves segundos me permití perderme en las pequeñas pecas que punteaban sus mejillas, y fui consciente de las arrugas que se formaban en su nariz cuando se enfada, como estaba ocurriendo justo en ese momento.
Poco a poco me incliné sobre ella perimiéndome así deleitarme con el olor a fresas que habitualmente la acompañaba. Había podido comprobarlo la noche anterior, cuando había irrumpido en nuestra casa. Intenté controlar aquel deseo irremediable que me recorrió por completo. Sabía que aquella chica iba a ser mi perdición.
—Deberías de mantenerte alejada de mi —anuncié siendo consciente del peligro que era para ella. Finalmente, y después de una lucha interminable conmigo mismo, atrapé el rebelde mechón que colgaba frente a su rostro y lo coloqué en su lugar, aprovechándome de la situación.
Siempre me había gustado tener el control, y en aquel momento lo estaba perdiendo por completo.
—Oye Amon ¿Te has perdido ahí arriba o qué coño estás haciendo?
En cuanto escuché la voz de Assh me alejé de ella.
Sabía que nos estaba observando y que continuaba hablando. Sin embargo, estaba demasiado ocupado intentado recomponerme. El solo hecho de pensar en lo que podría haber pasado si él no hubiera aparecido me enfureció.
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Recuérdame
Misterio / SuspensoUn comienzo lleno de mentiras. Una figura masculina acechando entre las sombras. Un pasado muy presente. Un peligro muy atrayente. Los siete pecados que todos cometen. ¿Cómo te sentirías si descubrieras que no recuerdas parte de tu pasado? ¿Cómo afr...