La sexshop

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El martes transcurrió normal, jugamos cartas y Eliza estuvo casi por ganarme, repito, casi. Ya hoy es miércoles y estoy en la secundaria hablando con la profesora de religión mientras espero a que Eliza llegue, quedamos en que hoy ella me traería al trabajo y me recogería para ir directamente a la sexshop y ahorrar gasolina.

-Y es que ya no sé que hacer para que los estudiantes presten atención en mi clase -concluyó diciéndome, realmente me gustaría ayudarla con ideas para mantener a los chicos concentrados pero, la cosa es que si yo mismo me aburriría a muerte tomando esa clase, no podría buscarle el lado interesante para que unos adolescentes se concentren.

-Lo lamento Beatriz, pero estoy en blanco, no sé que podrías intentar.

-Tranquilo Nick, ya me las ingeniaré, ten una linda tarde, adiós.

-Hasta mañana -me despedí viendo como toma el autobús, algunos estudiantes se suben a este, otros se van caminando solos o en grupos y algunos pocos son recogidos por sus padres. Mi teléfono vibra indicando alguna notificación y al ver de qué se trata leo el mensaje de Eli avisando que en cinco llega.

Siete minutos después veo su carro frente a mi, me pregunta si quiero conducir, pero le digo que no -¿Cómo te fue hoy? -pregunto.

-Bien, hemos avanzado con la señora Harris, ya no detesta a su hermana, aunque aún le tiene algo de rencor. ¿Y a ti ? ¿Cómo te fue? -mientras conduce me cuenta, respondo a su pregunta, pero realmente estoy pensando en cómo será entrar a una sexshop y comprar algo para mi, ya habíamos ido a esta, solo que lo que compramos era un regalo de bodas para su prima y uno que otro lubricante.

Giramos en u en esta calle y un minuto después, estamos estacionados en el parqueo subterráneo de la pequeña plaza. Ambos bajamos del carro y subimos por las escaleras al segundo piso, Deseo y placer sexshop es el nombre de la tienda. Al entrar solo hay un hombre pagando algo y el chico que le atiende. Miré a Eliza y ella me sonrió dándome un beso, lo cual solo hizo contagiarme la sonrisa, caminamos a la sección de cosmética erótica. Eliza mira un par de cremas y aceites leyendo las etiquetas, yo miro otras sin saber realmente qué tipo de crema buscamos o si en realidad es un aceite.

-Mira estas -me dice mostrándome dos frascos, uno con aplicador y el otro redondo con tapa negra -¿Crema de coco y piña? -me muestra la primera -¿O crema de masaje granada? esta es comestible -me lo pienso un momento, la segunda se oye más interesante, la tomo y huelo el contenido, tiene un aroma exquisito y si sabe a lo que huele...

-Tomemos esta -me quedo con el frasco en la mano y me pongo a ver los distintos lubricantes que tienen, desde hace tiempo nos gusta usar uno que es lubricante y aceite con efecto calor sabor mora, solo que no lo encuentro y el que teníamos ya se nos acabó.

-Nick, mi amor, el ser más perfecto de la tierra -la detengo para que se ahorre las adulaciones con intención "manipuladora".

-¿Qué quieres, amor? -le pregunto sonriente.

-¿Te parece si vamos al pasillo BDSM? -sé bien qué es lo que encontraremos ahí y aunque en otra circunstancia habría dicho que mejor lo dejemos para otro día, había algo que me impedía retractarme de aceptar la propuesta de mi pareja no obstante, aún me asusta un poco la idea, sin embargo es mucha más la curiosidad por experimentar algo nuevo. Sin mencionar que ya le había prometido que compraríamos algo de ahí.

Buscamos el pasillo, está dividido por secciones como ataduras bondage, esposas sexuales, collares BDSM y otras más, pero en la que nos enfocamos es en azotadores y fustas. Aquí podríamos encontrar lo que sea, desde paletas con peluche de un lado, hasta floggers con cadenas y fustas equipadas de tachuelas. Eliza me pide que escoja las que quiera, y eso hago, observo cada detalle de las distintas piezas de cuero y madera, llamando mi atención una que vi desde que comenzamos a observar, una paleta de cuero negra con peluche en uno de sus lados, la sujeto, siento el peluche y se la pasó a Eli -¿Qué opinas de esta?

La sujeta firmemente por el mango y se golpea el ante brazo con ambos lados acariciando su piel con el peluche al final, la piel toma un ligero tono rojizo, mientras, la miro arqueando una ceja.

-Esta está bien, no lastima pero si deja la piel roja, además el peluche da cosquillas -dice sonriente -¿Llevamos esta? -con la cabeza le digo que sí y me pongo a ver las fustas, el porqué, ni idea, simple curiosidad y ligero interés. Pero al final no voy a tomar una.

-¿Pagamos? -le pregunto, Eliza asiente y nos dirigimos la caja, coloco la crema en el mostrador y Eli la paleta, el sujeto toma ambas cosas y lee el código de barras

-La paleta tiene una oferta; si la toma puede llevar gratis algo de nuestra sección de consoladores masculinos y la paleta entraría en un 25 % de descuento.

Eliza me mira buscando mi aprobación para aceptar o denegar la oferta, suelto un suspiro -está bien, vamos a buscar el maldito dildo -ella le pide al cajero que nos espere un momento, caminamos a la sección masculina en consoladores y vibradores. Los observo todos, algunos de cristal, otros de goma con distintas formas, desde réplicas exactas de un pene erecto, hasta algunos que se inflan en el interior.

-Sé que no te emociona la idea, pero, podrías escoger uno, el que creas mejor y... probarlo algún día -me dijo con razón, ya que llevamos parados frente a la misma sección unos ocho minutos sin que yo moviera un músculo.

-La cosa es que no tengo ni idea de cómo se escogen estas cosas.

-Si quieres puedo escogerlo por ti y decides si ese te gusta o buscamos otro.

-Adelante, linda -le dije mostrándole los productos con las manos, dándole espacio para que los observe, toma algunos, los que puede los palpa y lee a fondo las etiquetas deteniéndose en uno que viene dentro de un empaque de plástico -mira éste -me entrega el objeto, dentro del empaque hay un consolador incoloro en la base y tomando un tono lila en la punta.

-Es un dildo de iniciación anal de gelatina -interesante, no sabía que existían de este tipo -¿Quieres que nos llevemos ese? -me pregunta, observo el artefacto un momento y se ve un poco interesante, en este momento me doy cuenta de que inconscientemente en un futuro podría estar dispuesto a utilizarlo, y quién sabe, tal vez incluso lo disfrute y eso, eso es algo que me choca bastante. De todas formas le digo que lo quiero llevar, creo que por la forma tan segura en que lo dije tardó un poco en analizar si realmente estoy tan seguro como soné.

Nos dirigimos nuevamente a la caja, ahí vimos que estaba pagando una chica, nos colocamos detrás de ella y esperamos nuevamente nuestro turno. Le entrego la caja al sujeto, nos cobra y coloca todo en una funda, salimos de la tienda dirigiéndonos a las escaleras y dirigirnos al carro para ir a casa. Durante el recorrido le pregunto a Eliza cuándo estaría bien que lo hiciéramos.

-Pues, creo que lo mejor sería un viernes por la noche, así tendrías tiempo para recuperarte y poder mimarte. De ahí cualquier viernes que elijas está bien.

-Ya me vi con el culo rojo este viernes.

Mi novia y sus fetiches Donde viven las historias. Descúbrelo ahora