Ni puta idea

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Viernes por la tarde y acabo de llegar del trabajo, cierro la puerta del departamento luego de entrar, viendo a mi pareja en el sillón concentrada en unos papeles seguramente de su trabajo mientras tiene los audífonos puestos. Me acerco a ella después de dejar mis cosas sobre la mesa del comedor.

Mientras la cercanía disminuye ella gira la cabeza y me mira con una sonrisa en los labios mientras se quita los audífonos. Me siento junto a ella y le beso esos labios que me desquician. Aún después de tres años siendo pareja no me canso de besarla.

-Hola, amor -dice luego de devolverme el beso.

-Hola, linda. ¿Qué tal tu día? -deja los papeles sobre la mesa de centro dándome toda su atención.

-Normal, igual que siempre ¿Y el tuyo?

-Lo mismo, los grados mayores me van a volver loco un día de estos -le digo riendo, aunque sí es un tanto estresante lidiar con ellos -te dejo un momento, quiero tomar una ducha, ha sigo un día bastante caluroso -me da un beso fugaz en los labios antes de levantarme.

-Oye...- su tono ya nos es alegre y tranquilo, en cambio, ahora es nervioso y algo tímido. Que extraño, ella no es de ponerse tímida. No digo nada en espera a que continúe, y unos segundos después, sin despegar su mirada de mí lo hace -cuando termines quiero hablar contigo de algo importante.

Mi mirada seguro es de confusión, me pongo a pensar en las distintas cosas que podrían terminar en una conversación importante. ¿Problemas en el trabajo? ¿Sus padres? ¿Ocurrió algo grave?

-Tranquilo, no es nada malo -¿Significa eso realmente que no es importante o solo busca que no piense mucho en ello?

-¿Segura? -pregunto -podemos hablar ahora si quieres -ella me regala una sonrisa.

-Ve a bañarte, ya te dije que no es malo ¿Sí? -asiento devolviéndole la sonrisa sin estar totalmente convencido.

Camino por el pasillos hasta llegar a nuestra habitación, desabotono mi camisa mientras me quito los zapatos con los pies dejándolos quedar donde sea mientras camino adentrándome en nuestro baño. Dejo la camisa azul en el canasto de la ropa sucia para luego deshacerme de mis pantalones, ropa interior y medias dándoles el mismo destino de la prenda anterior.

Me coloco bajo la ducha y abro el grifo permitiendo que el agua helada refresque mi cuerpo que por el calor del día está algo pegajoso.

No creo que más de quince minutos después ya estoy fuera de debajo de la refrescante agua helada, tomo mi toalla que reposaba en un gancho junto a la ducha y comienzo a secar mi cuerpo a la par que camino fuera del baño buscando ropa cómoda para andar por casa.

Disfrutando de la sensación de las gotas de agua que caen de mi cabello aún mojado, me dirijo a la sala donde se encuentra Eliza sentada viendo un comercial de pañales.

¿Estará embarazada? No estamos listos para un bebé, quedamos en que no queríamos hijos, ni loco le pediría que aborte, pero...

Mierda, en serio no quiero hijos.

Por favor que no sea un bebé.

Al caminar hacia ella capto su atención, se echa a un lado para sentarse de costado y así quedar frente a frente cuando me siento en la misma posición junto a ella.

La expresión nerviosa que tenía al decirme que quería hablar vuelve a hacer presencia en su rostro -¿De qué querías hablar?

-Amor, sabes que te amo en serio mucho ¿No? -estoy confundido y creo que mi expresión hace representación de eso perfectamente mientras asiento en una afirmatoría lentamente -y que nunca te obligaría a hacer algo que no quisieras ¿Verdad? -¿A dónde se supone que quiere llegar?

-Lo sé -digo despacio con el ceño fruncido.

-Y sabes que el sexo es estupendo -creo que el no entender ni una mierda me está mareando -es solo que... -hace una pequeña pausa creo que pensando lo que va a decir -quiero probar cosas un tanto distintas.

Libero un suspiro aliviado -¿Es solo eso? ¿Quieres probar otras posturas? podemos revisar el kamasutra y proba...

-No no no no no, no me refiero a las posturas -vuelvo a estar confundido.

-¿Entonces a qué te refieres?

Suelta un suspiro, pasa sus manos sobre su rostro y vuelve a posicionarlas sobre su regazo -me refiero a que, me gustaría que probemos alguno de mis fetiches.

-¿Tiene fetiches? -digo un poco descolocado ante eso que no sé si llamar revelación.

-Sí, los tengo -en realidad no esperaba una respuesta ¿Fetiches? ¿Qué clase de fetiches? -y en serio me he planteado la idea de proponerte practicar alguno de ellos miles de veces.

Estoy ligeramente asustado y confundido -¿Porque te lo habías estado guardado hasta ahora? -al pensarlo bien solo consigo asustarme más, llevamos tres años siendo pareja ¿Tan malo o raro es para que se lo tenga que guardar tanto?

-Quería estar segura de que no te asustaría tanto que preferirías alejarte antes de siquiera escucharme y pensarlo -ya no se escucha tímida, pero la inseguridad en su voz es algo extraño al oído, normalmente suele ser alguien muy segura de si misma sea cual se la situación.

-Te escucho -le digo dejando que se explique más, que me explique la clase de fetiches que tiene.

Quién sabe, puede ser que hasta terminen gustándome, cuando era adolescente tuve una vez un sueño en el que tenía sexo con una chica de mi grado mientras nos hablábamos sucio. La idea no me llama mucho la atención ahora, pero si esa es la clase de fetiche que tiene estaría dispuesto a cumplirselos.

Sonrió al escuchar lo que le dije, se acomodó mejor en el sillón y una vez cómoda, comienza a hablar -tengo un par de fetiches, mis favoritos son el pegging y el spanking -¿El qué y el qué mierda? -y antes de que digas cualquier cosa -dice tan rápido que no me da tiempo a siquiera abrir la boca- quiero que lo pienses, no tienes que decirme si estás o no de acuerdo ahora, tómate tu tiempo, piénsalo y si tienes alguna pregunta respecto a algo, sea lo que sea, solo hazla y te responderé.

-Bien -digo pausadamente intentando procesar lo que no entiendo -definitivamente no tengo ni puta idea de qué es el peggung o el spanklung.

Esa sonrisa que suele embobarme curva sus labios- pues, el pegging -entona más la última palabra corrigiendome el haberla dicho mal -consiste en que yo utilizaría un arnés el cual tendría un dildo o consolador con el cual te penetraría -nunca imaginé que tuviera esa clase de fetiches, estoy estupefacto ¡hace diez minutos ni siquiera sabía que tenía fetiches! -y el spanking vendría siendo una especie de juego de rol del tipo dominante sumiso en el que yo te azotaría -claro, ahora toda su seguridad aparece mientras la mía intenta huir. Qué diablos ¿Penetrarme y azotarme? dudo mucho que alguna de esas cosas llegue a interesarme en algún punto de mi vida. No entiendo ¿Qué está mal en el método tradicional?

-Cariño, recuerda que no busco una respuesta inmediata, entiendo que te parezca extraño y que estés muy posiblemente tentado a negarte, pero por favor, tómate tu tiempo, piénsalo, investiga si quieres, e incluso puedes hablarlo con Trebor -me ruega.

-Eliza, lo lamento, eso no va a pasar, me niego- su mirada se entristece ante mi negación.

-Por favor, cariño, esto en serio es algo importante para mí. Al menos piénsalo ¿Sí? -me mantengo unos segundos analizando su petición. Suelto un pesado suspiro mientras pasó mis manos por mi cabello. No puedo simplemente negarme, no ante su mirada suplicante.

-Tu ganas. Lo voy a pensar, esto no significa que voy a aceptar o algo por el estilo ¿Está bien?

Una sonrisa se expande por sus, al menos para mí, perfectos labios, sus ojos adquieren una alegría deslumbrante. Se levanta de su lugar para sentarse en mi regazo, abrazarme y llenarme la cara de besos mientras me agradece el por lo menos pensarlo mientras me reía ya que con sus movimientos me hace cosquillas.

Nos acurrucamos en el sillón dándonos cuenta de que la televisión sigue encendida y que justamente están pasando un capítulo que no habíamos visto antes de una seria que nos gusta mucho a ambos. Luego ella le escribió a sus amigas y yo a Trebor para confirmar que los planes que habíamos planeado por separado hace un par de días aún seguían en pie.

Mi novia y sus fetiches Donde viven las historias. Descúbrelo ahora