Parte IV

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Me desperté... Esta no es mi habitación, no es mi casa, ni estas son mis sábanas. Volteé solo un poco mi rostro al otro lado de la cama y ahí estaba la sin nombre. Me cubrí la boca inmediatamente sorprendido por lo que estaba viendo, a parte que también mi mamá me mataría por no pasar la noche en la casa... O tal vez no.

—Cálmate, no pasó nada entre nosotros anoche —Seguía viéndola confundido. Estoy casi que literalmente desnudo y ella igual.

—¿Cómo explicas esto? —Dije señalando los cuerpos que estaban cubiertos por cobijas. Se levantó de la cama con una de esas y se metió al baño. 

—Yo duermo desnuda.

La escuché gritar desde el baño.

—¡¿Y qué dices de mí?! —También grité para que me escuchara, asomó la cabeza por la puerta y me vio riéndose.

—Anoche nos fuimos a beber a un bar. Digamos que tú te pasaste de copas, entonces vinimos hasta acá, te empezaste a sentir mal, fuiste corriendo al baño, pero ya te habías vomitado un poco ropa.

Sonrío.

—Esa más bien tenía que ser yo, pero tú me ganaste. Te volviste loco hasta quitarte todo lo que llevabas puesto y quedarte en boxer, así que aproveché de llevar la ropa a la lavadora. Cuando volví...

Cerró la puerta del baño.

—Ya te habías quedado dormido en la cama —Gritó desde adentro.

—Oye, pero que confianza la de esta mujer de dormir desnuda igual con un desconocido —Susurré, sin embargo, me escuchó

—Lo sé, no debo. Igual parecías bien pendejo y con 0 maldad, así que lo hice igual —Contestó, y después escuché la ducha.

Me vi debajo de la cobija que había dejado la sin nombre y me cubrí otra vez, me la enrollé en la cintura para bajar corriendo las escaleras. Era una casa pequeña pero bonita, al parecer vivía ella sola, no había más nadie, así que me di mi tiempo de estar abajo buscando donde estaba la habitación de lavandería hasta encontrarla con la ropa doblada.

Me vestí y me acomodé rápido antes de que bajara la chica. Su ducha fue rápida porque escuché las escaleras y me volteé de donde estaba ya listo.

—Me tengo que ir, tengo que trabajar y no puedo llegar tarde —La vi mientras se ponía una clase de abrigo largo encima de su uniforme —Cierra las puertas con llave —me las lanzó y se fue.

La verdad me sorprendió que me dejara las llaves, podría ser cualquier criminal, aunque claro está que no lo soy, tampoco le robaría nada, y además tampoco sé qué hacer con eso después de cerrar.

Vi en los bolsillos de la sin nombre que tenía otra copia de llaves, pero en serio no sé qué hacer con esta. Solo salí y las guardé.

Eran las 11 de la mañana, estaba pensando en una excusa para darle a mi mamá, quizás en que me quedé en la casa de Jaden. Lo único que sé es que me distraía tanto mentalmente que me senté sin pensar en unas cajas en un callejón entonces de repente me acordé de lo que me decía mi mamá respecto a estas cosas.

"Hay muchos locos, más en callejones y te podrían robar."

Cada vez que lo decía me daba un golpe en la nuca. Así que me reí, miré al cielo y empecé a gritar.

—¡ME METÍ EN UN CALLEJÓN Y NO ME HAN ROB...! —Me cayeron encima.

Si, como leyeron.

Literalmente me cayeron encima quitándome de mi asiento y lanzándome al suelo.

•••

[Editado]

Hasta que me vuelva a meter en problemas, nos leemos ×○×○

Arinn~

El PEOR error de mi vida ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora