Capitulo 6: En busca de respuestas, los Recuerdos del corazón

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Después de un buen rato de caminata y acampada, Igneel y sus amigos llegan a Margaret Town, donde todo parece estar extrañamente silencioso.

"Esto... ¿Qué está pasando aquí? ¿Acaso hay alguna revisión de rutina o todos están enfermos?" pregunta Igneel, observando el lugar con desconcierto mientras los demás también observan. "A decir verdad, me parece raro que todos estén ocultos en sus casas. Hasta donde yo sé, este lugar suele estar muy animado," comenta Weisslogia, igualmente confundido. En eso, el grupo ve a una caravana pasando con una mujer que lleva un vestido de plumas paseando por las calles. Queriendo investigar, el grupo se acerca, sin embargo, de repente son arrastrados hacia un callejón donde se encuentra un hombre que viste ropas muy desgastadas.

"¿Están locos o qué?" dice el hombre, mirándolos con una cara de pocos amigos. "¿Es que quieren que los maten o que los vendan como esclavos?" dice molesto.

"No sé de qué está hablando, buen hombre," responde Igneel, confundido. "Acabamos de llegar." Mientras el hombre se acerca y observa detenidamente a todo el grupo, dice: "Espera, ahora que lo pienso, no los había visto antes por aquí. Aun así, es muy peligroso estar aquí. Vengan conmigo." Guiando al grupo por las calles desiertas, después de unas pocas horas llegan a unos edificios flotando en el agua que están en un estado lamentable, pero menos que el de la ciudad.

"Bueno, aquí es..." dice el hombre. "Esta es la Posada Vipper. Siéntanse como en casa, soy el dueño del lugar, así que no duden en preguntarme lo que quieran saber." Guía al grupo a una habitación con una mesa en el centro. Una vez que el grupo se sienta alrededor de la mesa, el dueño de la posada sale y regresa con un poco de comida, pidiéndoles que coman con confianza. Mientras comen, el hombre se sienta con ellos y les pregunta.

"Bueno," dice el hombre, "seguramente se estarán preguntando sobre mi extraña actitud y el hecho de por qué los traje aquí, ¿no es cierto?" pregunta el hombre, a lo cual los seis dragones asienten con la cabeza en silencio.

"La mujer de la que los escondí es Ava", dijo el hombre, su voz temblaba entre el miedo y la ira. "Desde que llegó, ha impuesto su voluntad sobre nosotros. No solo nos exige impuestos, sino que también dicta cómo debemos vivir: nuestra comida, nuestra ropa, nuestros muebles, nuestros vehículos... todo lo decide ella". El hombre frunció el ceño, claramente molesto. "Se autoproclamó alcaldesa y si alguien se atreve a desafiarla, la muerte es su respuesta. Es una advertencia para aquellos que se niegan a someterse a sus condiciones", confesó, tragando saliva. El grupo escuchaba cada palabra con atención.

"¿Acaso esta mujer puede transformarse en una bestia?", preguntó Acnologia, sorprendiendo al hombre. "Sí, así es", confirmó el hombre, "pero ¿cómo lo supiste?". 

"Lo intuí", respondió Acnologia con seriedad pero calma. "Bueno, da igual", continuó el hombre, "lo cierto es que ella puede transformarse en una arpía gigante y devora a aquellos que se niegan a obedecerla". Al escuchar esto, Grandeeney se levantó, visiblemente molesta. "Esto no es justo, ella no puede hacer lo que le plazca. Debe ser detenida", dijo, sus ojos brillando con un azul intensamente fuerte, un detalle que afortunadamente el dueño de la posada no notó.

"¿Pero cómo van a hacer eso?", preguntó el hombre, confundido. "Ustedes son solo seis y ella tiene un pelotón completo que podría aplastarlos en segundos".

"No se preocupe, señor", intervino Igneel, "somos más fuertes que cualquier ejército". Dicho esto, mostró su magia de fuego, dejando al hombre asombrado. "Además, no tiene que preocuparse. Pronto detendremos a quien está haciendo esto y todo volverá a la normalidad", aseguró Acnologia. El hombre observó al grupo de Igneel y, por alguna razón, sintió seguridad en su presencia. "Está bien, pero ahora es muy tarde y ellos se han ido", expresó el hombre. "Es posible que mañana regresen a la misma hora de la inspección, así que ¿por qué no descansan aquí hoy y esperan hasta mañana? ¿Les parece bien?".

"Sí, muchas gracias por ofrecernos alojamiento, buen hombre", expresó Skiadrum con serenidad, haciendo una reverencia que dejó al hombre un poco avergonzado. Después de una cena sencilla pero deliciosa, cada dragón se retiró a su habitación. En la suya, Igneel se quedó mirando al techo, pensando si esa mujer tendría alguna relación con Zorem. Pero sus pensamientos fueron interrumpidos por un sonido que venía de afuera. Al salir y mirar por su ventana, pudo ver a un pequeño niño escribiendo algo en la madera. A su lado, el dueño de la posada lo observaba con una sonrisa en el rostro.

"Mire, señor, ya puedo escribir las palabras", expresó el niño con felicidad mientras el dueño se acercaba a él. "Sí, felicidades", respondió el hombre, "aunque te equivocaste en algunas palabras, pero tranquilo, de los errores se aprende, ¿no?". Dijo con una sonrisa.

"¡Sí!", respondió el niño con entusiasmo mientras escribía en otro lugar las palabras que el señor le había puesto. "Esta vez quedarán perfectas", dijo el niño feliz.

Al ver esta escena, Igneel recordó cuando Natsu era pequeño y le estaba enseñando a escribir.

Flashback

En la arena, un pequeño Natsu había trazado algunas palabras con una rama. A su lado, Igneel observaba con atención.

"¡Ya esta! ¿Qué tal? ¿A que está perfecto?", preguntó Natsu, su rostro brillando de orgullo.

Igneel frunció el ceño con una gota de sudor en la frente, "Está todo mal escrito, ¡Empieza de Nuevo!".

"¿Qué? ¿Otra vez?", replicó Natsu, molesto.

"¡No te quejes y hazlo!", ordenó Igneel, su tono era estricto pero cariñoso.

"¡Maldita sea! ¡La próxima vez lo haré  perfecto!", prometió Natsu, enojado pero con su determinación intacta mientras comenzaba a escribir de nuevo bajo la mirada atenta de Igneel.

Fin del Flashback

Ese recuerdo hizo que Igneel reafirmara su objetivo de salvar a Fiore, para que Natsu pudiera seguir viviendo. Levantó la vista y miró el cielo estrellado desde su habitación. "Natsu, ojalá pudiera quedarme contigo para seguir viéndote crecer a ti y a los demás. Hay tantas cosas que quiero compartir contigo", expresó Igneel, una lágrima solitaria cayó de su ojo derecho y resbaló por su mejilla.

Fuera de la habitación de Igneel, Acnologia escuchaba con atención. Se preguntaba si habría alguna forma de cumplir ese deseo de su antiguo enemigo y ahora aliado. En cierto modo, se sentía culpable de que Igneel se sintiera así. Él le había quitado la oportunidad de estar con su familia, no solo a él sino a todos los dragones. Pero tenía algo claro: iba a reparar su error, fuera como fuera. Después de todo, era lo menos que podía hacer por el dragón que le había dado su confianza y amistad.

Fairy Tail Dragon Soul.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora