02.

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—¡Señorita Jung! —gritó su mentora mientras corría por el pasillo—. ¡Vuelva ahora mismo a la clase! ¡Señorita Jung!

Cuando vio a la mujer salir por la puerta, la pequeña salió de su escondite para dirigirse al jardín trasero.

Había estado horas en sus clases y necesitaba un respiro, además de que la maestra era muy aburrida.

La princesa se dirigió a su lugar favorito, la caseta. Ahí no había nada más que una mesa con los trabajos de su padre que aún no entendía por su joven edad, pero igualmente le gustaba ver que era lo que escribía en todos esos pergaminos y hojas arrugadas.

Muchas veces veía un dibujo que le llamaba la atención, este era una especie de arco de flores.

La cosa que más le gustaba a Jaemin eran las flores, y le gustaría que ese arco se hiciera realidad, ella plantaría todas sus flores favoritas.

Estaba tan inmersa en sus pensamientos que casi no se dio cuenta de que alguien entró en la caseta.

—¡¿Quién sois vos?!

—Shh, por favor, no me delate.

Era un niño. Este estaba vestido con arapos y tenía barro tanto en las rodillas como en los pies, en su mano llevaba una cesta de fruta.

Había robado comida.

La joven se acercó despacio y el campesino se asustó, haciéndose bolita en el suelo esperando los golpes de su señora, pero se sorprendió cuando estos nunca llegaron. En cambio, llegó un trozo de tela a su brazo el cual estaba sangrando.

—Está herido —dijo mientras presionaba su pañuelo bordado en la herida.

Los ojos del peli negro se clavaron en ella, ella era bella y su suave voz le hizo sentir escalofríos por lo suave que era.

—¿Sois vos un ángel?

Porque Jeno juraría que una luz brillante apareció detrás de ella, iluminándola cual deidad.


Jaemin ayudó al ladrón de las frutas y nadie de la corte lo sabía.

Royal love [Nomin] {Fem!Jaemin}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora