07.

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Ingenua.

Jaemin fue una ingenua.

Pensó que nadie se enteraría de su escapada.

Supo que estaba equivocada cuando oyeron a las tropas reales a lo lejos.

—¡Vayámonos ya!

Jeno ayudó a la chica subir y empezaron a huir.

—Jaemin —le llamó con la respiración agitada—, si muero quiero que sepa que nunca he amado a alguien como a vos. Siempre estará en mi corazón.

—Jeno —dijo con lágrimas—, no diga esas cosas. Saldremos de esta, confíe en el señor, no nos separará.

Jeno cayó al suelo y el caballo se descontroló, haciendo caer a la princesa.

—¡Jeno!

Se levantó aún con el dolor en su brazo y su cadera, se acercó a su amado que se encontraba en el suelo con una flecha atravesada en el estómago. Se calló de rodillas y le sacó la flecha, empezando a apretar la herida para que la sangre dejara de escaparse, pero lo único que lograba era que sus delicadas manos se tiñeran de granate.

—Jeno, mi amor —intentó llamar al otro pero este no respondía—. No puede morir, no ahora.

Empezó a llorar desconsoladamente.

—Jaemin —el peli negro agarró las manos de la chica y la sonrió ignorando el dolor de la herida—. Os amo.

—Yo también os amo —se agachó para besarle.

Cuando se separó supo que su amado había muerto.

...

—Está hermosa —le dijo su maestra mientras le ponía el velo.

Después de cumplir su castigo en su habitación por una semana llegó el día de la boda.

—Vayámonos, el príncipe Doyoung ya está en el altar —dijo su madre.

Quien iba a decir a Jaemin que el día de su boda iba a ser el peor día de su vida.

Cuando se dieron el beso fue la única que no lo celebró.

Fue la única que no lo celebró. Solo se fue a la cabaña.

Recordaba como si fuera ayer el día en el que conoció a Jeno. Eran tan pequeños, tan inocentes, ojalá pudiera volver en el tiempo para volver a vivir ese momento.

—¡Hermana!

La pequeña Donghyuck entró a la caseta, era la niña más linda que había visto en su corta vida y lucía adorable con su vestidito a medida.

En ese momento se preguntó si su bebé sería así.

Una noche Jaemin se escapó de su castigo para visitar al doctor del reino, y este le dijo que todos los síntomas eran los mismos que experimentaban las futuras madres.

—¡Toma! —le tendió un papel arrugado—. Lo había tirado padre, pero yo lo rescaté.

Era el boceto del arco de flores.

—Muchas gracias Donghyuck —se agachó para besar su frente.

—Ese campesino, ¿volverá?

—¿Le echas de menos?

—Él era muy amable, jugaba conmigo y con el señorito Mark.

—¿Quieres verle?

—Sí.

—Ven conmigo.

La mayor le tendió la mano y la pequeña se aferró fuertemente a ella.

Recorrieron el jardín hasta un arbusto. Jaemin quitó algunas hojas y pasaron al otro lado, encontrándose con una pequeña lápida.

—Aquí está Jeno.

—¿Y saldrá? —preguntó inocentemente la joven.

—No, pero siempre estará con nosotras.

—¿Dónde?

—Aquí —dijo para posar su mano en el pecho—. Jeno nunca se irá de mi corazón.


Después de todo fue el campesino quién robó el corazón de la princesa.

Royal love [Nomin] {Fem!Jaemin}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora