CHAPTER IV

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Isoley Hale -por fin- había encontrado la posición perfecta para echarse una pequeña siesta sobre su banco cuando la persona que menos quería ver apareció en la entrada del salon

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Isoley Hale -por fin- había encontrado la posición perfecta para echarse una pequeña siesta sobre su banco cuando la persona que menos quería ver apareció en la entrada del salon.

—Vengo a retirar a mi hermana, es una emergencia familiar —el profesor ni siquiera dudo de las palabras del castaño.  Y la rubia no se molestó en guardar ningún insulto mientras recogía sus cosas y salía con su tío detras.

Lo había evitado cuidadosamente durante toda la mañana; saliendo de sus clases con toda la horda de alumnos desesperados, dando largas vueltas para no pasar frente a sus salones e incluso sentandose en medio de la cafetería con un gran grupo de su curso y muy lejos de su mesa habitual.
Demasiadas molestias, en su opinión, como para que él simplemente la sacara a mitad de su última materia.

—¿Esta "emergencia familiar" tiene algo que ver con que mis papás no vinieran?

—En parte, estan cuidando de que Victoria no crucé nuestros territorios —explico adelantandose para guiarla al estacionamiento. Habían unos pocos autos estacionados, la mayoría de alumnos y profesores, pero la mitad del lugar seguía vacio ya que aún faltaba bastante para que la última campana sonara.
Edward como siempre empezó a conducir como si estuviera en medio de una persecución, solo bajando la velocidad en lugares que sabía habían oficiales vigilando el trafico. Más rápido de lo que se supondria abandonaron Forks para pasar a Port Angels que se encontraba ligeramente vacio debido a que era un día de semana.
Isoley  prefirió mantener la boca cerrado y exactamente como había hecho aquella misma mañana se dedico a tararear canciones en su cabeza. Parte del porqué ignoró a su familia en la escuela fue para poder pensar en un plan con tranquilidad, pero no había llegado a nada que no hubiera intentado antes y si quería salvarse del mayor castigó de la hisotoria tenía que ser creativa.

Se detuvieron en una cafetería, pequeña como todos y mientras que Isoley buscaba una mesa libre de computadoras o universitarios medio adormilados babeando sobre sus trabajos, Edward pidió algo de comida.
La humana lo observo curiosa, en su vida la habían llevado a comer después de que desobedeciera alguna regla. De hecho solían esconderle y prohibirle todos los dulces que le gustaban (aunque siempre conseguía que su abuela o su padre se apiadaran de ella y le pasaran un poco a escondidas)

—¿Vas a asesinarme? —pregunto en cuanto el castaño llego con un batido y un plato rebosante de papas fritas— Porqué si esto es alguna clase de última cena tambien voy a querer postre.

—No voy a asesinarte.

—Eso es lo que siempre dicen. En las peliculas al menos. —argumento llevandose una papa a la boca. Edward simplemente nego por las extrañas conclusiones de su sobrina.

—Necesito que me digas que es lo que pasó entre Jacob y tú.

—¿Nada? ¿Algo pasó entre ustedes? Oh Dios, ¿Esta es una escena de celos? La verdad es que con papá ya lo sospechabamos, pero no te preocupes tío, si te gusta Jacob tienes todo nuestro apoyo.

NIGHTMARE | PAUL LAHOTE Where stories live. Discover now