Capitulo III

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DESCONOCIDO:

Hace más de 2 horas que llegamos al hospital y no han dado informes acerca de le petite fille. Raquel ha estado insistiendo en que nos vayamos de aquí, que el tiempo que estamos perdiendo en este lugar bien podríamos aprovecharlo con los demás neófitos de Cobeña.

A decir verdad, no sé la razón por la cual estoy haciendo esto, pero de algo estoy seguro, y es que si dejo morir a la chica me arrepentiré más adelante.

—Señor, debo de comentarle que Le Purgece cada vez se aproximan más a esta zona. Sí seguimos aquí pronto nos encontrarán y acabarán con nosotros.—

No le preste mucha atención. En este tipo de lugares lo único que podía escuchar era el constante latido de los pacientes a punto de morir, así como el abundante olor a sangre por todos lados.

Sabía a qué se refería Raquel con ese nombre. Los Purgados son aquellos a los que por siglos he perseguido para devolverles el gran favor que hace más de quinientos años hicieron por mí, por lo cual no era conveniente que se acercaran tanto a nosotros. Sé que tienen sus sospechas con respecto a lo estaba sucediendo, pero por el momento les otorgaría el beneficio de la duda. Más adelante se enterarán de todo esto, aún no es el momento indicado.

—Familiares de la señorita Rousell.— Gritó una enfermera desde su escritorio. Reconocí el apellido de inmediato ya que tuve que inventarlo en menos de cinco minutos, porque de no haber sido así no me hubieran dejado entrar con ella hasta la sala intensiva. Cuando levanté la mano la señora regordeta caminó hacia mí con una tablilla y un lapicero anotando algo.

—Buenas noches. Me temo que tenemos malas noticias sobre la salud de la paciente Natalia. Su pérdida de sangre ha sido excesiva y la hemorragia no se controló a tiempo esto provocó que su ritmo cardíaco bajará demasiado. Al ser apuñalada se rasgó levemente parte del intestino grueso; con respecto a su mano, las tijeras lograron rozar de manera brusca la vena radial y la pierna va por el mismo camino; la vena femoral fue atravesada por completo. Me veo en el deber de decirle que esto en lugar de parecer un asalto aparenta más ser un crimen de odio. Por el momento la señorita no podrá recibir visitas ya que permanecerá en terapia intensiva, por lo cual hasta el día de mañana le podremos informar como va su avance, pero le recomendamos que no tenga altas expectativas.—

Esos dos hijos de puta la van a pagar muy caro.

No dije nada, simplemente asentí a todo lo que me dijo; esas últimas palabras de no tener expectativas acerca de que sí seguirá viviendo bastaron para que supusiera que no le quedaba mucho tiempo.

Con una en sonrisa su rostro, la enfermera procedió irse con otras personas que estaban en una banca junto al pasillo.

—Raquel.—Me pare de la banca y saque de mi bolsillo las llaves de la camioneta y colocándolas en el lugar donde estaba sentado.

—Tómalas y vete hacia Cobeña, te demorarás mucho más si te quedas conmigo; al llegar darás las órdenes que repetimos siempre al introducir más personas en nuestro grupo. Mañana por la mañana llegaré con vosotros, tengo que ocuparme de este asunto.—

Raquel no emitió ni una sola palabra pero pude ver en su rostro que no le pareció en lo más mínimo lo que acababa de decirle, sin embargo sabe que ante mis decisiones no debe de cuestionarme. Movió su cabeza en un si y soltó un como usted ordene, amo para tomar las llaves e irse.

Antes de que saliera del hospital alcé un poco la voz —Y le dices al par de gilipollas de Cris y Joel que se preparen bien para su castigo.—

...

Sangre Inocente #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora