Prólogo- Una Familia Maldita [parte 0]

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Era una fría noche de invierno, un joven salía de sus clases en la universidad, la verdad, si, esa jornada  había sido muy pesada, el joven podía sentir las ansias de por fin llegar a su casa y poder descansar, que recorrían todo su cuerpo, pero, para su desgracia, su morada se encontraba aún muy lejos, el callejón por el cual caminaba estaba totalmente vacío, todo estaba iluminado por la escasa luz de uno que otro farol y por la luna llena que se hallaba en lo más alto del cielo, los helados vientos y el caer de las hojas era lo único que le acompañaba, el frio le obligo a meter ambas manos en los bolsillos de su forro polar, tenía que admitir que muchas veces la misma rutina lo aburría pero había algo que siempre alegraba su agobiado ser, bueno en realidad no era un “algo” sino un “alguien” y estaba a punto de alegrar su día.

En cuanto aquel silencio sepulcral se vio roto por unas suaves risas, su sonrisa se amplió, el cansancio pareció dejar su cuerpo en un instante, poco a poco las risas se oían más cerca y la ansiedad empezaba a hacerse presente en el pobre chico, sus manos empezaron a sudar frio y podía sentir su corazón latir cada vez más rápido, en eso la vio, aquella bellísima chica la cual era iluminada por la luna, el viento parecía jugar con sus cabellos castaños, su risa parecía la de un ángel y la verdad no le sorprendería que aquella chica, la cual no dejaba de rondar en sus pensamientos, lo fuera, se había quedado parado en medio del pavimento con un cara de idiota enamorado, tan solo admirando toda esa belleza.

Por otro lado la chica, la cual también salía ya de clases junto a su querida hermana, reían y hablaban por aquel silencioso callejón, tal vez su razón por la cual ambas se hallaban en el turno de noche era distinta a cualquier otra, algo mágico y secreto, pero prohibido de contar, la jornada había sido buena para ambas y se hallaban en su rutinal caminata hacia su hogar mientras charlaba y reían de las tonterías que les había pasado en aquel día, sinceramente para aquella chica esos momentos junto a su hermana eran perfectos, es mas era la mejor parte de su día, entre sus risas y parloteos logro ver por el rabillo del ojo a aquel chico, para ella aquel sujeto era algo raro, casi siempre lo veía en aquella esquina, parecía un extraño acosador, enserio era raro, pero ella no tenía tiempo para preocuparse por ese sujeto, tenía su cabeza llena de cosas de mucha mayor importancia.

Y así tan distantes, dos almas totalmente diferentes, dos caminos opuestos y posiciones diferentes fueron unidos por el destino una noche fría noche de luna.

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