4. ¿Escape?

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"¿Crees que puedes huir de mi?, te equívocas, porque ni siquiera yo puedo hacerlo."


Al día siguiente tenia que salir, así que les encargue a Ross y a Cassandra que estuvieran atentos en todo momento. Ellos asintieron. Me sentí en paz por ese momento, ella actuó tranquila, en ningún momento quiso herirme o algo así, no pensé en que ella podía ser peligrosa.

Fui a una tienda en el centro a comprarle más ropa y otros artículos para su necesidad. Camine por un centro comercial buscando alguna cosa que llamara mi atención para regalarle algo. Salí de ahí y fui a una gran tienda de dulces reconocida del lugar. Compre varios paquetes de gomitas dulces, y algunos confites. Eran sus favoritos, cuando estaba de mal humor comer gomitas la ponían mejor, así que para quitarle el sinsabor de la charla nocturna que habíamos tenido, lleve unos cuantos contenidos.

Mi vista fue atrapada por un hermoso vestido escarlata. Estaba en exhibición de una vidriera famosa. Era una boutique. Me acerque a verlo mejor. Hasta que decidí entrar al lugar para preguntar su costo.

- Buen día señorita. - Salude cortésmente.

- Buenos días. - Respondió la mujer que estaba en el mostrador.  Después de darle a conocer mi interés por la prenda me guió hasta el vestido y me enseño todos los detalles. Era hermoso ante mis ojos, de inmediato imagine a Georgina en el. Pregunte el precio, y le pedí a la mujer que me lo guardara. Esta asintió amablemente. Le pague por adelantado, porque pensé en llevármelo en ese instante,  luego cambie de opinión. Cuando todo estuviese más calmado llevaría a Georgina a la tienda conmigo para retirarlo.

Salí del sitio y cuando comencé a caminar para girar en una esquina hacia mi auto que estaba estacionado un par de calles de ahí, choque bruscamente con alguien.

- Disculpe. - Dije de forma clara, dispuesto a seguir andando pero la persona a la que choque, o que mejor dicho que me chocó, agarro mi brazo y me dio la vuelta.

- ¡Tanto tiempo sin vernos Aleksander! - Exclamo la chillona voz de nada más y nada menos que Christina. La mujer más irritante que pude haber conocido. Me asuste, no lo niego, porque no sabia de lo que era capaz.

- ¿Christina? - Fue la única palabra que pude articular. Mi cara de espanto y asombro le causo gracia, porque río, la mire con más confusión.

- ¿No te alegra verme?, vaya... Estas más guapo. - Halago coqueta. Rodé los ojos, quería salir corriendo, no me gustaba para nada que se aparezca así, tan "casualmente".

- No. No me alegra verte, lo sabes. Ahora, con permiso, debo irme. - Dije fastidiado. Ella me sujeto con fuerza y de inmediato la vi directo a los ojos. Un breve silencio se hizo entre nosotros. La tensión aumentaba.

- Hasta luego, Alek. - Se despidió, dándome su mejor sonrisa, tan cínica como siempre. Yo no respondí. Me zafe de su agarre y camine rápido hacia mi automóvil.

Comencé a manejar, sentía mi cara sudar, al igual que mis manos sobre el volante. Christina no se había marchado. Esa arpía una vez fue mi novia, pero había pasado tanto tiempo, fue en la universidad, cuando estuve en Washington, la conocí. Fue muy insistente con respecto a la idea de salir, así que acepte. Pero no le encontraba el sabor a esa relación que tenia con ella, no era buena pero tampoco mala. El día en que volví a Alemania, olvide romper con ella, creí que todo estaba olvidado pero ella vino detrás de mi, a buscar explicaciones, así que no me quedo más remedio que mentirle.

<<Mi compañero Erling me dijo que una mujer me estaba buscando. Así que salí de mi oficina y camine hacia el pasillo, para mi sorpresa halle a Christina, enfadada, exigiendo explicaciones, esas explicaciones que yo no tenia ganas de dar, así que se me ocurrió una idea. Decirle que ya tenia a alguien más en mi vida. La morena de ojos pardos parecía una fiera, dolida, resentida.

A L E K S A N D E R Donde viven las historias. Descúbrelo ahora