Momento desesperado

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Quince días después...

Suelto un suspiro y mastico uno de esos dulces de goma que Eddie me compro porque estaba antojada, la verdad es que se ha comportado muy bien conmigo, hasta me ha traído a la consulta medica, la primer eco del bebé.

-¿Crees que vendrá?-pregunto.

-Ese idiota, seguro, Alex le aviso.

-Ni si quiera se digno a llamarme, detesto su actitud.

Eddie se ríe.

-Bienvenida al club y hablando del rey de Roma...

Andy venia hacía nosotros, con su expresión seria de siempre.

-Keller.

-Casey...bueno....-mi amigo se levanta de su lugar-creo que te esperare en el coche.

-Yo la llevare a casa-dice Andy sin mirar a Eddie.

-¿A cuál a la tuya o a la de mi hermano?-lanzo mi primer dardo.

Eddie chasquea la lengua, Andy decide pasar por alto mi comentario.

-A la de tu hermano Sophie.

-Sophie, avísame si necesitas que te recoja.

-Gracias Eddie.

Andy tenía su semblante habitual, parecía agotado, lleva días persiguiendo con Alex a ese maldito loco que casi lo mata y provoco que Andy me alejara para mantenerme a salvo.

-No has dormido-digo rompiendo nuestro silencio.

-Mucho trabajo-contesta-. ¿Cómo estas?

-Estoy bien-esto me esta poniendo de los pelos-. Andy, no tienes que hacer esto, puedo hacerlo sola-le digo decidida.

-Es mi hijo-responde- no pienso dejarte sola-replica.

-¡Ja! que ironía que lo digas, porque según yo, el padre de mi bebé decidió mantenerme alejada, así que como veo las cosas, si, estoy sola.

-No hables tontearías Sophie.

-Vete a la mierda Andy-espeto.

Mis hormonas no colaboran con mi maldito humor. Casey estaba a punto de decir algo.

-¿Sophie Amaro?.

Andy levanta una ceja.

-¡Aquí!.

-Adelante por favor.

-¿Amaro?.

Miro decidida a mi querido esposo.

-Amaro-resalto mis palabras.

Escucho como suelta un juramento por lo bajo, mientras camina detrás de mi.

-Soy la doctora Lee, mucho gusto.

-Mucho gusto doctora.

-Por favor, Sophie acuéstate en la camilla mientras conversamos.

-Usted es...

-El padre del bebé, Andy Casey.

-Oh, ya veo.

-¡Hum!-suelto.

Hubo un silencio incomodo.

-Bueno empecemos por ver como esta el bebé.


Durante la siguiente hora Casey no dijo nada, estaba demasiado absorto en la imagen del bebé en el monitor, por fortuna todo va bien, tengo tres semanas de embarazo. Al salir del hospital subo a la camioneta, Andy se trepa, se coloca el cinturón y enciende el motor, veo como aprieta con fuerza el volante entre sus manos, esa es la señal de que esta apunto de estallar. En efecto, decide apagar el motor, observo cada uno de sus movimientos, echa una mirada cargada de rabia por la ventanilla de su lado, se quita el cinturón y comienza a golpear con furia el volante.

Corazón de fuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora