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Jungkook estaba teniendo una linda mañana. Había dejado en claro al chico con quien se acostó que quería algo de una noche y decidió irse apenas terminaron de coger, así que despertó solo en la cama entre sus frazadas blancas, justo como él prefería: sin el agobio de tener que desenredar los brazos de alguien más de su cintura o llegar a la cocina y ver a alguien más haciéndole el desayuno. Odiaba dar explicaciones o tener que romper las ilusiones que algunos se hacían. Por eso el no ver a nadie en su cama lo dejó con un extraño buen humor, además del que ya traía por el alivio de haber recibido la nota de su primer parcial en aprobado.

Pero ese buen humor duró menos de lo esperado, porque recibió un mensaje de su compañero de piso. Que respondió, y le llegó otro, y respondió...

Y un ruido de la cocina.

Dejó su cama, se puso ropa y fue directo donde provino. Y lo vio: su taza favorita (y única que tenía), en la que iba a tomar su café, en decenas de pedazos en cada extremo de las baldosas de mármol de la cocina.

Jimin estaba viéndolo con los brazos cruzados y una sonrisa sobrante y Jungkook tenía cara de que en cualquier momento iba a matarlo.

—¿Cómo decías? ¿que no querías? —habló Jimin, burlándose.

—¿PERO QUÉ HACES?—gritó boquiabierto mirando todos los rastros de su taza.

—Vos me provocaste —respondió Jimin como si nada, con un vuelco de indignación en su voz. Jungkook arrastró toda la palma por su rostro.

—¿Y por eso vas a reventar mi taza contra el piso? ¿qué te pasa? Sos un enfermo.

—Sino no ibas a venir y no me ibas a tomar en serio, porque estás re consumido en vos mismo y en que tenés el control de todo —comenzó a recitar firme Jimin—. Pero dejame decirte algo, no sé qué idea te das sobre mí y que podés hacerte el vivo, pero vos a mí no me conoces y no te voy a dejar que me pases encima. Además si me voy el que sale perdiendo acá sos vos. Así que no pensés que tenés todo en la palma de tu mano, las reglas no las ponés vos como quisiste hacer el primer día que nos vimos. Las reglas las tenemos que poner entre los dos porque ahora yo vivo acá también. Hay algo que me incómoda para vivir que tenés que cambiar, sino empezá a cuidar tus cosas, guárdalas en cofres no sé, pero te las voy a hacer pollo.

Jungkook no podía estar más shockedo porque desde el principio, Jimin le pareció la persona más inofensiva y sumisa del mundo, dejando de lado el odio que se tenían mutuamente. Siempre con un perfil bajo y tímido, pensó que no lo enfrentaría cara a cara. Esto era una sorpresa. Quería reírse.

—¿Y qué querés que deje de coger?

—Silencio, te pido —Jimin levantó el dedo y señaló toda la habitación—. Como este. O que te vayas a otro lado, ¿qué te cuesta?

—Me gusta dormir en mi cama.

—A mí me gusta dormir.

El timbre del videoportero sonó, para alivio de ambos antes de que la discusión se agravara. Al atender, apareció en la pantalla la confortante cara de Taehyung y Jungkook tocó el botón de abrir. Antes de que subiera, Jimin suspiró de frustración y le dijo que más tarde seguirían conversando de aquello. Los restos de la taza continuaban en el suelo, así que fue lo primero que Taehyung notó cuando Jungkook le abrió.

—Tu taza.

—Sí, se me cayó a mí —declaró Jimin avergonzado rápidamente, antes de que Jungkook pudiera tirarlo al muere.

—Oh, me encantaba esa taza —dijo Taehyung con un puchero mientras Jimin arrastraba los restos con la escoba a la pala y los arrojaba al cesto de basura—. Bueno te cedo la mía hasta que te compres una Jungkook.

—Gracias, espero que esa no la rompas también —dijo dirigiéndose a Jimin, quien rodó los ojos. Taehyung se rio en voz alta pensando que estaban bromeando.

—Ya me disculpé un montón y dije que te iba a comprar otra —dijo Jimin poniendo ojos de perrito que Jungkook sabía que eran falsos. Era un maldito mentiroso, todo para quedar bien.

—Veo que ya se andan llevando mejor —sonrió Taehyung hacía ambos—. Son muy lindos.

La palabra "lindo" de la boca de Taehyung hizo que a Jimin le punzara el pecho, como si fuera un nene. Jungkook notó cómo Jimin se puso nervioso, estaba siendo muy observador con respecto a las interacciones entre ellos dos, porque sabía que si Jimin jugaba con fuego, amenazándolo con romper sus cosas, él tenía una mejor carta para tirar sobre la mesa.

𝙧𝙤𝙤𝙢𝙞𝙚𝙨 | kookmin auDonde viven las historias. Descúbrelo ahora