Don't Let It Break Your Heart

1.

PDV LOUIS.

- Tu madre ha dejado todas tus posesiones a cargo de tu padre, incluido la casa.

Cuando el abogado dice esa frase el mundo se me viene abajo.

¿Mi madre ha dejado todo mi patrimonio a cargo del hombre que nos abandonó?

- Pero tengo 17 años, no necesito un tutor y menos que cargue con mi patrimonio.

- Para tener todo a tu nombre, tienes que firmar unos papeles en conjunto con tu tutor. Con tu padre, ya que todavía eres menor de edad, aunque seas un adulto.

- Muy bien, firmaré lo que sea, ¿los tienes aquí?

Niega con la cabeza, mirando algo en su Tablet.

- Tengo que hablarlo con él, y reuniros.

- ¿Reunirnos?- pregunto frunciendo el ceño- ni siquiera le conozco, y no tengo intención de hacerlo.

- Mira, Louis, conocí a tu madre hace años, fuimos amigos, y te tengo aprecio, pero, objetivamente, son asuntos importantes que hay que resolver. Sé que no será fácil, pero cuanto antes se arregle antes terminará todo.

Suspiro, pasando mis manos por mi rostro, angustiado.

- No entiendo porque, después de abandonarnos, aun así, mi madre le tenía aprecio.

- No era un mal hombre- dice Patrick cerrando su carpeta, mirándome.

- ¿Le conociste?

- Sí, era un buen tipo, pero las cosas a veces se vuelven difíciles y nos hacen tomar decisiones erróneas.

- Nunca habrá justificación a que un padre abandone a su familia. Siempre se puede luchar.

Siempre- digo algo enfadado- además, no quiero seguir hablando de él, mi madre ha muerto hace unas horas. Solo quiero que te vayas para poder llorar tranquilo.

Patrick asiente, agachando la cabeza.

Nos levantamos y le acompaño hacia la puerta.

- Mañana te llamaré.

Asiento, despidiéndome de él.

Según cierro la puerta suspiro fuerte, cerrando los ojos.

Una lágrima empieza a deslizarse por mi mejilla, y me arrodillo en el suelo, llorando por fin.

Mi madre estuvo tres años enferma, y mientras yo veía como poco a poco iba empeorando, ella sólo sonreía y me daba fuerzas, aun sabiendo que ya no había nada que hacer.

Siempre había sido fuerte a pesar de todo. Logró salir de la mala vida que eligió, y me sacó adelante ella sola.

Ahora mismo me encontraba solo en el mundo. Sin trabajo, sin dinero. Sin nada.

Me levanto sin ganas, subiendo hacia la habitación de mi madre, abriéndola.

El mundo se me cae encima, y observo todo.

La cama se encuentra hecha, ya que estas últimas semanas decidieron dejarla ingresada por si pasaba lo peor.

Entro despacio, pasando la mano por la fina manta que se encontraba recostada en el borde de la cama.

Lloro de nuevo, sentándome en el colchón, apretando la almohada entre mis manos, oliéndola.

Todavía mantenía su esencia.