Fuego

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Muchas veces siento como el aliento se me va en cuestión de segundos, mi vida es muy preciada aunque los demás no sepan ver la belleza de lo que conlleva tener un trabajo tan dedicado. Cada segundo es esencial en la caza, cada minuto desperdiciado equivale a un minuto en peligro. En mi antiguo pueblo laboraba como cura creyendo fervientemente en la voluntad y misericordia de los Dioses, pero ni eso pudo salvar mi alma de la desesperación y avaricia que se avecinaba, cometí un grave error en mi pasado pero eso no volvería a ocurrir, no ahora que el destino me dio otra oportunidad para redimirme sobre mis acciones.

Una semana movida en Karmaland, explosiones, raptos, muertes y sobretodo mucho pánico.La hermandad oscura seguía sembrando el mal y lo seguiría haciendo por mucho, su última fechoría había sido secuestrar a la hija de un conocido hombre del pueblo, le pidieron mucho dinero por su rescate, pero ni aún así el padre se digno a pagar tal cantidad de dinero.

-Es un cerdo, como puede no pagar para que le devolvamos a su hija.

-O seguro se le acabo la pasta-hablo el hombre con mascara que se encontraba en el fondo de la oscura habitación.

Los tres captores con mascaras y túnicas se callaron por instante que pareció eterno para la joven que se encontraba en el suelo amordazada, atada de pies y manos.Todo el plan se estaba saliendo de las ramas, ¿Qué harían con la joven si el padre no se dignaba a pagar?Ellos no querían herir a nadie, solo causar un poco de temor, intimidar e instigar a que los pueblerinos los miren con respeto.

-Hay que mandarles otra advertencia sobre su hija.

-Quizás si les enviamos un dedo.

-Un dedo yo te voy a cortar si sigues de payaso.

-Dejen de pelear y manden otra advertencia, yo me marchare, tengo asuntos importantes que atender.

El enigmático joven enmascarado se retiró del cuarto oscuro y caminó por una pasillo iluminado con antorchas rusticas como todo en aquel lugar. Al inicio su paso fue lento y pausado, pero mientras más se alejaba iba acelerando el ritmo, nunca antes había experimentado el deseo de querer ver un rostro con tanta desesperación, nunca había querido algo con todo su corazón como aquello.

Se desvistió dejando toda evidencia que lo pudiera incriminar en un contenedor oculto por las paredes de aquel peculiar lugar, y luego prosiguió a ponerse las vestimentas de su oficio de cazador. Faltaba muy poco para que fueran las 3:00 de la tarde y el cazador se encontraba corriendo por los angostos pasajes de Karmaland, siguiendo rutas que solo él conocía para llegar al hogar de la persona que hacia acelerar su corazón.

Sentado en el césped amarillento, acariciando suavemente la cresta de su gallo que adoptó hace apenas unos minutos, el forastero levanto la mirada cuando una gota de agua se resbalo por su nariz.

-Vaya lluvia de mierda.

No estaba molesto pero tampoco feliz por la idea de quedarse atrapado en casa gracias a la lluvia, pero había estado planificando conocer el pueblo después de haber alquilado su nueva casa.

-Vayámonos Frederick, al parecer los Dioses no quieren dejarnos conocer a los vecinos.

Mientras se encaminaba a la entrada de su nueva casa una nostalgia lo invadió por completo, una lluvia como esa antes la contemplaba desde la calidez del antiguo hogar que había abandonado y que nunca volvería a ver. Abrazados debajo de una manta mirando por aquella ventana cubierta de pequeñas gotas, los jóvenes esposos llevaban recién año y medio de haberse entregado a un compromiso eterno que habría sido consecuente de tantas caricias correspondidas.

-Hace mucho frío cariño, deberíamos irnos a la habitación.

-No hace falta, yo me quedare aquí a ver si cae algún relámpago.

-Bien, te estaré esperando si cambias de opinión.

El joven acostado con la manta a sus pies miraba fijamente un punto de la ventana, levantó la mano a la altura de su rostro y con expresión de tristeza se preguntó si valdría la pena llevar aquel anillo.

Un relámpago impacto en el bosque y el fuerte sonido llevó al presente al forastero que había dejado caer a su gallo, quien aprovecho la oportunidad para correr hasta la casa.Caminó hasta la puerta y una vez dentro se dispuso a cerrarla.

-Espera, eh tu, solo un momento espera.

El forastero volteo para descubrir a un joven empapado de pies a cabeza por la colosal lluvia, no sabia quien era y en esos momentos no quería hablar con nadie, pero algo en su conciencia le decía que no podía dejarlo a su suerte ahí afuera.

-¿Quién eres?- preguntó el joven.

-Esas deberían ser mis lineas-agregó el forastero de modo sarcástico.

Ambos se miraron por varios segundos, hasta que el joven decidió tomar el control de la conversación preguntando de forma amable.

-¿Podrías dejarme entrar a tu hogar hasta que la lluvia se calme?

-Eres un extraño, ¿por qué debería hacer eso?

-Por favor te lo pido con toda la sinceridad del mundo, soy un residente de Karmaland, somos vecinos y tanta lluvia hará que me enferme gravemente.

El forastero lo miró nuevamente y acto seguido volteo cerrando la puerta fuertemente, pero unas manos detuvieron la acción, aquellas manos se aferraban a un extremo de la puerta e impedían bruscamente su cierre.

-Pero, ¿qué?

-Te lo pido por favor, mi casa esta un poco lejos, y no puedo enfermarme ahora.

-Si hubieras corrido más rápido en lugar de molestarme ya habrías llegado.

-Por favor, te lo ruego.

El forastero abrió la puerta y lo empujo hacia adentro de la casa, caminó al interior despreocupadamente sin mirar a sus espaldas como el joven se levantaba del brusco movimiento, tomó asiento en el suelo de madera y se puso a mirar a la pared vacia.

-Eres nuevo por aquí ¿cierto?

-Supongo que si.

El joven avanzo lentamente y se sentó frente a su anfitrion, era un hombre mayor pero atractivo en todo sentido.

-¿Cuál es tú nombre?

-¿Quieres algo para secarte?

-Yo me llamo Luzu, un placer.

El forastero extendio la mano ignorandolo y centró su mirada en la palma de su mano, rapidamente una llama pequeña de fuego se avivó.El joven se soprendio al ver eso e instantaneamente sintio un alivio corporal.

-Mi nombre es Auron,pero tú llamame Sr Auron.


Otra vida a tu lado (karmaland)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora