Humano

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El rubio miraba el océano intentando buscar una respuesta a lo que había visto, ¿Alucinación? Lo dudaba, esa bella voz era tan cálida y sonora, un pesado suspiro salió de sus labios mientras recordaba cada aspecto de la criatura que lo había ayudado.

- Uhmm...cabello castaño, ojos del mismo tono, piel blanca, un tatuaje de pino en su brazo derecho....pero tenía...¿Una cola? Creo que probablemente eso ha sido una alucinación. - Sus bellos amarillos miraban el océano perdido en varios pensamientos, el incidente, el naufragio, y ese chico amable.

Su cola brillaba en el fondo del océano, se encontraba sentado en un barril antiguo cubierto de algas, el tiempo había hecho lo suyo en aquél cementerio marino, sin tener piedad había oxidado todo lo que se encontraba allí, el pequeño Príncipe miraba a la nada, sus ojos se perdían en un pequeño pez que nadaba sin preocupaciones como si fuera la octava maravilla.

- Sigo sin entender...padre...dime...¿Porqué es ese mi futuro? Yo solamente quiero...quiero...- Se quedó mudo para cerrar los ojos y recordar a aquél rubio que lo miraba curioso. - Ya no sé qué es lo que quiero padre..-

- Y no sabrás que quieres si miras por siempre a un pez querido Dipper. - Su gemela, una chica de cabello largo castaño, piel blanca, ojos cafés, una larga y brillante cola rosa con dos pequeñas conchas cubriendo sus pequeños pechos se acercaba a el, comprendía el dilema en el que su hermano se encontraba, de alguna manera, quería ayudarlo.

Como si se tratará de magia el castaño abrió sus ojos volviendo a la realidad, se había perdido minutos en aquélla sonrisa del ser que lo había tratado con tanta amabilidad.

- No, no es nada Mabel, solamente pensaba en lo que nuestro padre me ha dicho...sabes que yo no quiero una boda dónde siempre este viviendo con una desconocida. - Suspiró, sabía que siempre contaría con su hermana, siempre estaría allí para aconsejarlo.

- Y quedandote a lamentarlo nunca vas a detenerlo o solucionarlo. - La castaña se acercó nadando a su hermano para ponerle la mano en el hombro, señal de apoyo entre ellos. - Tus ojos han cambiado demasiado...me atrevo a decir que tienen un brillo distinto en ellos. -

- ¿Tanto se nota? Bueno...puede que yo conociera a un animal raro...estaba en el borde de una isla, parecía estar enfermo y lo he ayudado...pero no entiendo Porqué esa mirada penetrante no sale de mi cabeza ¿Crees que hubiera sido un hechicero? . - Sus ojos se abrieron enormemente, no había considerado esa opción.

Su gemela negó divertida, pronto unos rayos de luz comenzaron a iluminar lo profundo del océano para que ambos hermanos pudieran verse de frente, aunque tenían la misma edad, la castaña solía actuar como la madre de su gemelo, sin pensarlo dos veces y con una sonrisa maternal tomó el rostro del mayor entre sus manos.

- En este mundo hay dos cosas que no se pueden ocultar...las mentiras...y el amor...-

¿Amor? ¡No! ¡Eso no podía ser! Probablemente solo era curiosidad, incluso temor por aquél ser sin cola, tenía que ser una broma, rápidamente negó, ¿Estar enamorado de un varón? Eso no podría ser, no tenía sentido, no podría procrear al siguiente gobernador del océano si mantenía una relación con un chico.

- Vamos Mabel, no lo estoy, es solo que...tantas cosas abruman a mi cabeza que me han dejado exhausto, tal vez solo quiero saber que es esa cosa sin cola, sabes que papá no nos permite subir a la superficie...allá afuera...hay todo un mundo desconocido para nosotros, yo quiero saber que es, que hay más allá del océano, ¿Misterios?. - Su sonrisa y emoción eran claras, sus ojos brillaban, el quería la vida de un aventurero, ¡No quería decirle a cada criatura que hacer! ¡Ese era Dipper! Atrevido, valiente, aventurero.

- Aveces me asusta cuando hablas con tanta seguridad...quisiera que nuestro padre te comprendiera y no te diera esa carga a ti. - La menor suspiró para alejarse. - Debemos volver a casa, sabes que papá puede enviar a los guardias a buscarte. - Se alejó nadando con la luz dando en su aleta haciéndola brillar.

- Ese no es mi destino...yo no quiero ese destino...perdóname Mabel. - Impulsado por su cola salió de nuevo a la superficie, oculto entre unas enormes rocas miraba al "Animal" Curioso.

Parecía que era un pensante, observó cómo se levantaba con esas cosas delgadas para acercar madera y encenderla con dos rocas, quedó sorprendido de inmediato ¿Qué era eso? ¿Magia? Cada segundo esa criatura hacía cosas distintas, parecía que no quería estar quieto, le observó pescando, y cocinando esos peces en lo que el llamaba cosa brillante, desprendían un delicioso aroma y eso lo delató, su estómago sonó con fuerza haciéndolo sonrojar y que el rubio girará su cabeza a dónde lo había escuchado.

- Parece que tienes hambre..- Sonrió un poco mirando a su acuático compañero. - ¡Hey! ¡Ven a comer!. - Enérgico agitaba su mano para con la mano libre acercar el pescado a su boca y morderlo con una sonrisa. - ¡No saben tan mal!. -

¿Debía ir? ¿Debía quedarse dónde estaba? Se encontraba dudoso, su padre le había contado de esos animales que querían lastimarlos, pero aquél se miraba amable, su cabeza y corazón se debatían en su interior, esperaba no maldecirse o arrepentirse por lo que haría, ¡Cualquier tritón en su sano juicio huiria! Pero el no era como todos, suspiró para asentir y dirigirse al rubio, el sol estaba a punto de desaparecer en el horizonte, el mar estaba coloreado con tonos amarillos y naranjas, una parte de el se veía oscuro, pero la aleta del menor brillaba suavemente.

Tras nadar unos minutos logró llegar con la bestia que devoraba otro pescado con una sonrisa, curioso observó al contrario, tenía la boca llena y manchada de pescado, una tonta sonrisa en los labios y una enorme calma.

- Anda vamos vamos, tienes que comer un poco, aún hay varios por si tienes demasiada hambre. - Señalo una docena de pescados a su lado acercando un pescado cocinado al castaño. - Adelante, no saben tan mal. -

El príncipe asintió, curioso miró el pescado en la vara para olerlo y lamerse los labios, aquél olor era delicioso, sin pensarlo dos veces mordió un trozo de éste para alejarse sorprendido ¡Era un pescado! No entendía porqué sabía distinto, siguió comiendo emocionado con una gran sonrisa para terminarlo sonriendo.

- ¿Verdad que son deliciosos? ¡Deberías probar los mariscos! Cuándo están asados ¡Son todo un manjar!. - El rubio le acercó otro pescado, el menor lo tomó para asentir y comenzar a comerlo. - Veo que no eres de muchas palabras...uhmm me llamo Bill Cipher es un gusto. -

El castaño asintió para morder el pescado y hablar con su tímida y suave voz.

- Mi nombre es Dipper Pines...es un gusto conocerlo. - Miró al rubio curioso ¿Debía preguntarlo? ¡La curiosidad era demasiada!. - ¿Qué clase de animal eres?. -

- ¿Animal?. - Parpadeo confundido para soltar una sonora carcajada, el príncipe no entendía que había sucedido ¿Hizo algo malo?. - No no no, ningún animal, soy un Humano. -

- ¿Humano? ¿Qué es humano?. - Parpadeó terminando su pescado.

- Humano es uhmm bueno, de cierta manera si es un animal...pero es una pregunta demasiado difícil, un humano es un ser terrestre, nos especializamos en muchas cosas. - Rascó su nuca pensativo ¿Cómo podría explicarlo? Miró a su acompañante que miraba y escuchaba atento sus palabras. - Mejor dime que quieres saber...eso sería más sencillo. -

- ¿Qué es eso?. - Había señalado las piernas del contrario.

- Oh, estás son piernas, todos los humanos tienen dos, las usamos para transportarnos y caminar así como tú usas tu cola. - Le sonrió de manera amigable.

- Entiendo...es como una cola invisible. -

- ¿Ehm? Está bien si quieres verlo así. -

Ambos chicos comenzaron a reír, se sentían cómodos el uno con el otro sin saber como desde lejos eran observados atentamente por una sombra.

Mi Capitán (Au Billdipp)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora