Despedida

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Tenía todo lo necesario para dormir, unas mantas que recién había encontrado, por su parte le iba a ser casi imposible dormir pues había tenido un encuentro con un ser de fantasía, sus ojos miraban el cielo estrellado con fascinación mientras extendía su mano derecha a estas, ahora le parecían mucho más cercanas....¿Tanto te puede cambiar una sola persona en un día? Sentimientos que nunca había experimentado, se introducían en su pecho y se negaban a dejarlo, una calidez y una sonrisa de idiota en los labios, su tripulación se burlaría sin descaro alguno, ¿Se arrepiente? No, su mano derecha fue convertida en puño para llevarla a su pecho.

- No se que me hiciste....pero....No quisiera que se detenga....- Susurra suspirando mientras escuchaba las olas de el mar y el sonido que producía su pequeña fogata, esperaba hablar de nuevo con el mañana.

El castaño junto a su gemela llegaron al Palacio riendo entre bromas, la castaña haría que su hermano estuviera con su persona amada, las risas pararon de inmediato al ver a su padre molestó, les observaba de manera recriminatoria, no sabía donde habían pasado todo el día.

- Espero una buena y convincente explicación a su ausencia chicos, la fiesta está empezando, así que vayan a recibir a sus invitados y tú. - Mira a su primogénito con una mirada cargada de autoridad. - Ve a elegir una esposa, las princesas de el Reino vecino ya han llegado. -

Mordió su labio, hizo puño sus manos, levantó su mirada decidido, es hora de decirlo no se iba a quedar callado, no iba a ceder, no una vez más, nadie iba a elegir su vida su rumbo y todo lo que conlleva.

- No, yo no quiero casarme ni ser el rey de este lugar, quiero vivir afuera, tener aventuras y enamorarme de quien yo quiera, de alguien que valga la pena apostarlo todo. - Mira decidido a su padre, jamás en su vida a le había enfrentado y mucho menos desobedecido una sola de sus órdenes.

Mabel observaba todo atónita, todo pasó de repente ¡Plap! Una fuerte bofetada había estallado en la mejilla derecha de el Príncipe de el océano, no había tenido tiempo a reaccionar y mucho menos a decir algo.

- Dije que fueras a buscar esposa, tu obligación es con nuestro Reino, tu vida debe de ser entregada al servicio de tu gente, déjate de tonterías y de sueños absurdos, te he dado una orden y es absoluta, ahora ve hasta la fiesta y busca a una princesa. -

Sus hermosos ojos estaban llorosos, su mejilla estaba roja debido al golpe que había recibido, debido a su piel blanca era muy fácil que cualquier golpe se notará en su cuerpo.

- Entiendo...- Susurra con voz quebrada y apagada para irse nadando de inmediato a su habitación siendo seguido por su igual, su hermana estaba preocupada pues su padre nunca en la vida les había puesto una mano encima.

- Dipper....Dipper espera....- Alcanza a su gemelo para tomarle la mano angustiada y ponerse frente a este, su hermano tenía la mirada baja, sus ojos no eran visibles para la contraria.

- No pasa nada Mabel....Es mejor obedecer....por el bien de mi Reino y de todos los habitantes en el....Es imposible poder ir en su contra...- La carga, la obligación, nunca en su vida había deseado eso, simplemente quería ir más allá de lo conocido, mucho más allá.

- No...- Susurra levantando el rostro de el mayor. - No puedes hacer eso, tu vida no está aquí, tu siempre lo dijiste..."Aún en este lugar...siento como sino fuera mío, como si algo más faltará" Desde que venimos de donde estaba ese rubio lo he pensado, tu lugar no es aquí, no es con nosotros, tu lugar es con el Dipper...- El aludido abrió los ojos de golpe para mirar a su igual. - Nunca te había visto feliz, o hablar con alguien que no fuéramos papá y yo, no debes de llevar un peso que no quieres. -

- Mabel....No, no puedo hacer eso...si lo hago papá me buscará y hará hasta lo imposible porque yo vuelva y nunca me vaya de este lugar....sabes que soy el mayor y todas esas responsabilidades siempre son para el primogénito, es la ley de la vida...-

- Al demonio la ley de la vida, tienes una, siempre estás sólo, triste, callado, con ese humano hablabas y hasta comenzaste a reír, pensé que no sabías reír, no sabes lo aliviada que me sentí al escucharte. -

- Papá no me dejará ir....-

- Nadie está diciendo que le pedirás permiso a papá, toma lo más importante y huye, no vuelvas, si ese humano es tu felicidad, ve por ella...- Le sonríe a su hermano con los ojos llorosos, toda la vida habían estado juntos pero ella le entendía, sobre todas las cosas quería que su hermano fuera feliz.

- Mabel...- Su voz se había quebrado para abrazar a su hermanita con fuerza y llorar en el hombro de esta, sabía cuán difícil era la separación de ambos, pero también sabía que así como el infinito mar era el amor de ambos hermanos. - Prometeme que tu igual vas a buscar el amor...- Se aparta lentamente.

- Seré la mejor reina de la Atlántida, confía en eso, nunca nadie va a olvidar tu nombre Dipper....- Le toma las mejillas dejando finalmente escapar unas cuántas lágrimas que había intentado contener. - Ahora ve...ve con el y se completamente feliz, no me olvides..- Le suelta suavemente las mejillas.

- Nunca olvidaré a mi otro yo...- Susurra besando la frente de la mayor para verla una vez más e irse nadando de el Palacio. - Adiós....Mabel...-

- Adiós Dipper....-

Las paredes de el Castillo habían sido las testigas de el dolor de ambos hermanos y su despedida, prontamente el castaño había salido de el Reino nadando con velocidad, su cola se movía rápidamente hasta que a lo lejos pudo ver la pequeña isla y acercarse más y más.

- Debo acostumbrarme a comer solamente pescado...adiós licor...- Lloriquea el rubio capitán hecho bolita a un lado de su fogata, ahora estaba lamentándose. - Debí quedarme en el puerto...No, no, de haberlo hecho nada de esto hubiera pasado...- Sonríe suavemente recordando una castaña melena.

- ¡Capitán Cipher!. - Los gritos de el joven se escuchaban a lo lejos, si más el rubio capitán se sentó de golpe en la arena mirando a todos lados para con la luz de la Luna y estrellas mirar al océano

- Dipper....- Susurra para ver a lo lejos la figura de el tritón que nadaba con rapidez. - ¡Dipper!. - Se pone de pie agitando su mano al viento.

Sin más en cuestión de segundos el joven castaño llegó a la pequeña isla agitado, había nadado lo más rápido que su cola se lo había permitido.

- ¿Pasa algo? Pensé que te vería hasta mañana Dipper. - El rubio se arrodilla frente a este y le acaricia suavemente la espalda intentando calmarle, al toque de el cuerpo ajeno ambos pudieron sentir una suave descarga eléctrica recorriendo de pies a cabeza.

- Capitán es que yo....- Su voz sonaba entre cortada por todo el trayecto que había recorrido en tan poco tiempo, había sido demasiado incluso para el.

- ¿Tú?...- Bill le alentaba a continuar, tal vez primero debía relajarse para poder decirle que era lo que sucedía.

- Yo....- Susurra de manera baja para mirar la arena, sus mofletes comenzaban a tomar un tono rosa pálido, agradecía que el mayor no le pudiera ver cara a cara.

- Sabes que puedes contarme lo que sea...No hay problema Dipp. -

Las almas gemelas nacieron para estar juntas, tiempo, espacio, mundos...nada puede separarlas pues eventualmente se encuentran y se atraen, puede ser conocido como amor a primera vista, alguien que fue hecho solamente para ti.

- Yo....he venido por usted. - Levanta su rostro decidido para ver al rubio con los ojos brillantes, no iba a huir y menos a retractarse.

Mi Capitán (Au Billdipp)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora