Capítulo 2: Así empezó

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Cuando era más pequeña, mi imaginación siempre estuvo por los cielos. Nunca me gustó el desorden ni las malas costumbres; me habían enseñado que lo bueno siempre obtiene su recompensa.

La curiosidad siempre tocaba las puertas de mi mente y me sumergía a la aventura de cuestionarme cosas acerca del mundo. Nunca me sentía lo suficientemente conforme con muchas respuestas, así que yo misma las respondía a mi manera.

La rebeldía es parte mía. Si la sociedad imponía algo, trataba lo más posible de hacer todo lo contrario y de esa forma fui adquiriendo fama de libertad y liderazgo.

Como una ráfaga de viento, los malos momentos aparecieron en mi vida, haciendo que me tomara tiempos de reflexión para mi futuro.

¿Qué quería hacer? O más bien dicho ¿Qué quería ser? Gran intriga.

Nunca fui apasionada por algo en concreto, por lo tanto, debía pensar en algún talento que me condujera al éxito. Rápidamente se me vino a la mente: Pintora.
La destreza que tenía con los pinceles y pinturas, era algo fenomenal y no lo digo para alabarme. Fui ganadora de los concursos más renombrados a nivel internacional y eso era un orgullo mío.

Lastimosamente, lo que tenía en mente era algo bastante inseguro, podía fracasar, mis obras podían no ser un interés común y ¿de qué iba a vivir así?

A la vez, recordaba a aquellos grandes artistas que empezaron de cero y terminaron siendo los más populares de la historia; entonces, yo también podía ser una.

Aún era joven, estaba a un año de dejar el colegio y mis padres me mantenían, entonces eliminé todo tipo de preocupación de mi mente y así empecé practicando ciertas técnicas, me capacité y fui adquiriendo mucha agilidad.

Aproveché mis últimos momentos en el colegio para hacer pequeñas exposiciones de mis pinturas y de esa forma atrapar a la gente que en un futuro podría ayudarme a triunfar.

Tuve bastante éxito y apoyo de parte de todos, me sentía cada vez más feliz y decidida de lo que quería hacer.

Finalmente, terminé mi bachiller y lo primero que hice fue conseguirme un trabajo en una cafetería bastante concurrida en mi ciudad donde obtuve un buen sueldo. De mi primer pago, compré materiales que necesitaba, los cuales me iban a ayudar a realizar la oficialmente primera obra que lanzaría al mercado.

Tomé una agenda, anoté en orden las figuras que estaría realizando y también organicé mi tiempo de manera a no fallar en mi trabajo que me estaba dando un soporte en mis necesidades.

Ya era muy de noche, me quedé dormida.

Porque Así lo QuiseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora