¡Hey! Dice mi amigo | SeHo

01. Ese no es...

—JunMyeon, te digo que debes dejar de vestir como un anciano —alegó un muchacho de cabellos rojos mirando a su terco amigo. 

—¿Para qué? —suspiró agotado el rubio, ya había tenido esta conversación muchas veces.

—Debes verte más atractivo, si no vistieras tan feo, ¡Tendrías a todos a tus pies!

—No es algo que me importe —recostó su espalda contra el árbol bajo el que estaban sentados, con sus manos jugueteaba con el cabello de su amigo quien ya se había resignando a callarse.

Nunca le había importado llamar la atención, es más, le asustaba estar rodeado de gente, por eso solo tenía un amigo, Park ChanYeol, quien siempre estaba a su lado independiente de todo, sabía que JunMyeon odiaba convivir con muchas personas tanto como odiaba sentirse solo.

—Hoy tengo una cita —rompió el silencio de repente, JunMyeon le miró sorprendido, si bien ChanYeol era guapo siempre estaba huyendo de todo tipo de contacto que buscase algo más allá de una amistad.

—¿Tú?

—No fíjate, mi perro —Jun rodó sus ojos y se acomodó para mirar fijamente al contrario.

—¿Quién? —ChanYeol agachó la mirada avergonzado, sus mejillas se tornaron un tanto rosadas y el rubio no pudo evitar reírse de ternura ante la actitud de su amigo.

—Byun BaekHyun —dijo en voz baja, JunMyeon casi se le cae la mandíbula al suelo por la sorpresa.

—¡¿Byun BaekHyun?!

—No tienes que gritar...

—¿Qué clase de magia negra estás usando?

—Ahh, cállate, idiota —Jun se ríe y sigue molestando a ChanYeol.

Y así siguieron, unos muchos minutos, JunMyeon burlándose de ChanYeol por lo tímido que se tornaba al hablar de BaekHyun y Park fastidiando a JunMyeon por su forma de vestir. Sin embargo, sus risas cayeron de golpe, al notar a una persona aproximarse hacia ellos.

—Oye... ¿Ese no es?... —susurró ChanYeol en la oreja del contrario, hacia ellos se aproximaba un chico alto, de cabellos negros y mirada seria, su rostro era fino, labios rosados y nariz perfecta, una obra de arte, pensó JunMyeon.

—Hey —el pelinegro señaló a JunMyeon, quien le miraba con las cejas fruncidas por la confusión—, dice mi amigo que te le haces muy dulce.