¡Hey! Dice mi amigo | SeHo

Epílogo: ¿Acaso quieres guerra?

JunMyeon llegó a la entrada del colegio más temprano de lo usual, suspiró con nerviosismo frente a la puerta que lo llevaba al pasillo principal. Allí se quedó parado en silencio.

Este sería el último año que lo recorrería.
 
Estaba tan cerca del final de una etapa que era inevitable no sentir la incertidumbre de lo que significaba ser mayor. 

Y este año no tendría a su molesto mejor amigo tratando de disminuir el estrés de los exámenes con su sarcasmo y bromas pesadas. ChanYeol había abandonado la ciudad para estudiar en la universidad que tanto soñó, no es como si hayan perdido el contacto, a veces hacían videollamada, sin embargo no era lo mismo.

Estar cerca de la adultez le asustaba de cierto modo, era raro pero no podía ver este último año como el fin del martirio escolar a diferencia de todos sus demás compañeros.

Antes de seguir vacilando, un tacto ya conocido sostuvo su mano con firmeza, brindándole aquel sentimiento confiable.

—Siempre tan puntual tú, Kim —SeHun, quien ahora lucía un castaño claro similar a la avellana, besó la frente de su adorable novio, quien solo atinó a sonrojarse.

Habían pasado un verano de maravilla, con salidas al cine, a la playa, al parque, conociendo a sus familias.

Un verano de besos, abrazos y gestos románticos que fácilmente podrían ser escenas de los doramas más cursis.

No solo se habían conocido aún más, también sanaron juntos todo tipo de herida o sentimiento que pudiese ser un problema. Y mientras JunMyeon se preocupaba por llenar de lindos comentarios a su, ya no inseguro novio, este se encargaba de admirar cada parte del cuerpo ajeno y besar cada rinconcito de este.

JunMyeon apretó la mano del más alto y le dedicó una dulce sonrisa.

Si bien ChanYeol se había ido, él no estaba solo y tenía la corazonada de que no lo estaría por un largo tiempo, pues a su lado estaría cierto chico de labios pequeños pero rellenos, que amaba la vainilla con fresa y las estrellas.

Agradeció el día en el que Oh SeHun apareció en su vida con una mentira torpe y adorable, dispuesto a cambiar la historia de ambos.

—Y bien, ¿Piensas llevarme de la mano a mi sala?

—Claro, debo asegurarme de que mi lindo novio llegue sano y salvo a su primera clase del año.

—Te quiero.

—Te quiero aún mas.

—Ah, tú de verdad no quieres empezar una guerra.