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Puse mi mano suavemente en su mejilla para luego cortar a cero la poca lejanía que había entre nuestros rostros. 
No era precisamente un beso, pose mis labios en la comisura de los suyos y deslice lentamente mi lengua llevándome todo rastro de chocolate. Era delicioso el sabor del dulce, pero no tanto como el de sus labios. 
Algo ¿apenada? me aleje —Y-ya no tienes ma-más chocolate— limpie con la servilleta tratando de ignorar su fija mirada —Creo que será mejor que me valla— acomode mi cabello y le saque la vuelta para salir de la cocina pero frustro mi huida tomándome de la muñeca. —Lo siento, dije que no molestaría más pero…— comencé a hablar aceleradamente. Voltee a verlo y estaba de pie nuevamente con esa intimidante mirada, dio los dos pasos que había de distancia entre nosotros. Puso decisivamente su mano en mi cintura y sin perder el contacto visual soltó mi muñeca para tomarme de la nuca y atraerme a sus labios.

Mis manos treparon por su pecho hasta llegar a su nuca y donde quedaron estáticas, realmente me había sorprendido. Sus manos al contrario impartían poderosas caricias tanto como en mi cuello como en la parte baja de mi espalda. Sus labios se mesclaban con los míos compartiéndome el exquisito sabor del chocolate que anteriormente había probado, pero sin duda alguna esto era mejor que el que había sacado de la comisura de sus labio. Era tan intensa su manera de besar, me robaba por completo el aliento, tanto que mi pecho se expandía y contraía rápidamente tratando de recuperar entre besos el oxígeno perdido.
Su lengua se introdujo de abrupto en mi cavidad, cosa que sinceramente me fascinaban. Su carnoso y dulce miembro rosándose con el mío era una sensación tan placentera.
Me estrujaba entre sus brazos ¡Dios! Quería gritar para liberar todo el éxtasis que comenzaba a acumularse en mí. Finalmente reaccione, ¡me estaba besando! ¡Me había detenido para besarme!
—Eres tan necia— susurro entre besos mientras bajaba por mi mejilla con dirección a mi cuello.
—Y tu tan testarudo…— eche mi cabeza hacia atrás dándole un mejor acceso a sus besos y leves mordidas. — ¿Por qué no admites que te encanto?— enderece mi cabeza y este regreso a mis labios.
Avanzaba lentamente por ende yo retrocedía hasta que llego un punto en el que no había escape. Estaba aprisionada por su cuerpo y la barra. Sus manos vagaban por todo mi cuerpo, por mi espalda, cintura, cadera, glúteos.
Ni la más mínima brisa de aire pasaba entre nosotros —Admítelo Harry — dije en un suspiro ya que había regresado a mi cuello
—Me encantas…— su mano comenzó a entrar por debajo de mi vestido —…Para una noche— mi temperatura interna de cuarenta grados prácticamente bajo hasta menos diez, era un imbécil.
—Eres un idiota Styles— lo empuje fuertemente y el solo me miraba divertido
—Idiota no— sonrió —Sincero sí.
—Por favor Harry, lo menos que tienes es sinceridad— rodé mis ojos antes de sacarle la vuelta para salir de la cocina 
— ¿Hace unos segundos te morías por besarme y ahora soy un idiota? — caminaba tras de mí. 
—Sí, un idiota con todas las letras— afirme tomando mi bolsa que estaba en uno de los sillones de la sala —Tienes que arruinarlo con tu actitud de ‘Ohsoyelmasmaloyrudodeluniverso’— dije molesta
—Y tú siempre tienes que arruinarlo con ‘SoylamashermosadelmundoAmameomuerete’— dijo sujetándome del brazo obligándome a voltearlo a ver.
—Por favor Harry — dije irónica — ¿Cuándo te he dicho eso?— reprimía todas mis ganas de gritarle, Solo por Jazzy y Liam no lo hacía.
— ¡Todo el tiempo!— alargo levantando sus manos —Solo estás pensando en ti, solo piensas en lo que te beneficia a ti, solo piensas en que estúpido vestido rosa usaras mañana. — Su mirada se clavaba en la mía —No solo por ser ‘Linda’ puedes conseguir todo lo que se te antoja. — estaba ahora igual o más exaltado que yo.
— ¡Cállate Harry!— le dije roja del coraje —Tú no sabes absolutamente nada de mí y mucho menos sobre que pienso a sí que…
—Oh claro que si se— afirmo con una amarga y fría carcajada —Así como tu afirmas saber mucho sobre el ‘Verdadero Harry’— hiso comillas con sus dedos —Yo también puedo saber mucho de una persona con tan solo verla— me soltó el brazo bruscamente antes de darse la media vuelta
—A ver quiero escucharte…— le rete —Quiero escuchar que es lo que crees saber de mi…
—Sé que…
— ¡ Harry ! ¡Llegaste!— la pequeña Jazzy llego interrumpiendo nuestra ‘pequeña’ discusión. —Beth nos ayudó a hacer un pastel— dijo con emoción — ¿Quieres verlo?— pregunto mientras esta era elevada en los brazos de su hermano.
—No solo quiero verlo— le contesto serio mientras caminaba hacia la cocina. 
Sin siquiera decir nada me di la media vuelta y camine hacia la puerta.

Las apariencias engañanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora