Otra vez

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Desperté...
Me levanté de la cama y obligué a que mi pesada mirada dominada por el poco sueño que tenía, viera hacia la ventana de la cual se podían apreciar los árboles, una montaña a lo lejos con el lago por debajo de ella y la iluminación del sol convertida en pequeños rayos que invadían mi habitación, procedí a hacer la monótona rutina al despertarme, para ponerme algo de ropa y bajar.

Cuando iba bajando las escaleras, mis oídos no percibieron ningún ruido o voces en el salón principal, por lo que pensé de que todavía todos estaban dormidos, entonces yo soy el mañanero aquí, que cosas...

Cuando hice presencia en esta parte de la posada, no habia nadie, entonces yo era el primero en despertarse y bajar. Decidí salir de la posada para tomar algo de aire fresco e ir a la parte trasera de la posada, ahí se encontraba un pequeño lugar con unas mesas y una sombrilla, aparte de unas escaleras de madera que llevaban hacia el lago.

Cuando abrí, algo me pareció raro, todo estaba normal pero algo no cuadraba, ¿Por qué de repente hay un camino con unos cuántos árboles que nunca había visto? No podría creer de que no le fuera prestado atención a la naturaleza antes.

Por alguna rara razón mi curiosidad me suplicaba que fuera hasta allá, de todos modos nadie se daría cuenta de que alguien hubiese despertado, así que accedí a saciar mi curiosidad.

Empecé a caminar, acercándome a aquel lugar, podía escuchar la melodía de las aves que se encontraban cerca, un leve brisa arrojaba débilmente mi cabello hacia atrás. Era un camino interesante, casi podía sentirse la paz pura, pero de no ser por algo que cambió todo tan dramáticamente.

Steven... —susurró una voz que provenía desde mis espaldas.

No puede ser, esa voz... Me parecía familiar, esa voz es de aquel sueño que tuve. Luego todo cambió, un escalofrío recorrió por toda mi espina dorsal haciendo que el temor invadiera mi ser por unos instantes.

Me arme de valentía para voltear hacia atrás, cuando lo hice me quedé atónito en el momento...
¡No había nadie! ¿Cómo puede ser esto posible? «Escuché claramente que una voz decía mi nombre pero no hay nada.» pensé inmediatamente «¿Me estaré volviendo loco?».

Me dediqué a no tomarle importancia a todo esto y seguir con mi camino, cuando giré la cabeza hacia adelante me topé con algo desgarrador que hizo que todo lo que me rodeaba desapareciese por el miedo.

Todo había cambiado, aquel interesante camino rodeado de árboles se había convertido en uno lúgubre y poco deseable para pasar un rato con una paz que se había desvanecido, y junto aquel ambiente ahí estaba el mismo tipo sin ojos y cubierto de sangre.

Un leve grito escapó de mi, ¿Qué rayos estaba pasando?

—Camina... —me sugirió él mientras comenzaba a caminar.

No dudé en seguirlo, no sé por qué estoy haciendo esto, debería de haber salido corriendo de nuevo a la posada pero no, estaba en un lugar desconocido caminando al lado de una persona sumamente intimidante, tal vez muerta.

Él se detuvo.

No te detengas, y sigue el camino... —musitó el hombre.

—Oye amigo... ¿Qué significa todo esto? —intentaba entablar alguna conversación.

Vi como sus oscuras cuencas donde debían de estar sus ojos se fijaron en mi mirada, no sabía cómo, pero él tenía su mirada centrada con la mía y eso me dio temor.

Antes de que sea tarde —dijo.

Yo ya no sabía que decir, ni que hacer, pero algo me obligó a ver hacia atrás. Cuando lo hice pude notar que él y yo no éramos los únicos en aquel sitio, había otra persona y ésta era la misma que vi en ese sueño, el de la túnica negra, estaba encapuchado con la cabeza baja, estaba a unos cuantos metros de donde estábamos pero luego levantó la cabeza asomando una pequeña fracción de su rostro de un tono grisáceo. Ese tipo exhibió una espeluznante sonrisa dejando ver sus afiliados dientes, y luego comenzó a caminar hacia mi.

Calanjhur. Otoños de rojo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora