El comienzo del caos.

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La música era fuerte, muy fuerte. Algunos bailaban al son del cumbion que sonaba en el estéreo y otros comían de las chucherías que México o Perú habían llevado a la fiesta. Ya era tarde, pero aún la mayoría no se encontraba inconsciente, cosa rara teniendo en cuenta que eran un desastre cuando de alcohol o economía se trataba.

Triste, pero cierto.

Si dirigir un país fuera equivalente al nivel del tomador, entonces sus gobernantes no tendrían aguante ni al agua en las rocas. Ellos tampoco, pero al menos podrían hacer algo mejor. Lástima que no fuera así. Lástima que nunca tenían ni voz ni voto frente a sus mandatarios, que no está demás decir, los estaban mandando a la mierda.

Pero, bueno, de nada servía lamentarse ¿Verdad?

―Che, hijos de puta ¿Por qué chuchas no trajeron más chupe? ―gritó un Uruguayo molesto, viendo en la heladera apenas tres botellas de cerveza, cuatro de vino, cinco de fernet y un vodka.

―¿Qué veni a decime a mí, sapo culiao? Era responsabilida de Nargentina traer el alcohol.

―¿A él le fueron a dejar la carga? Pana sabiendo como se pone en estos días de insoportable ¿Por qué se lo dijeron a él? ―renegó Venezuela, entrando en la habitación con más botellas junto a Ecuador y Brasil.

―Bueno, no es para tanto. Él siempre tiene una actitud algo…

―¿Pelotuda?

―¿Conchuda?

―Insoportable.

―¿Cómo si tuviera la pija más larga cuando no le debe ni superar el dedo chiquito?

―¡Difícil! ¡Difícil iba a decir! ―respondió el ecuatoriano cansado de que siempre dijeran comentarios ofensivos a los que no se encontraban presentes. Aunque, y para su disgusto, muy en el fondo si compartia las opiniones de Uruguay, Paraguay, Bolivia y Colombia con respecto al país del sol de mayo.

―Bueno, tampoco es para bardearlo tanto ―comentó el dueño de la casa, dejando sobre la mesa un tazón lleno de Chicitos y palitos salados.

―Ustedes saben que este día nunca sale de su casa. A no ser que sea para golpear a Chile ―dijo el brasileño tomando asiento a un lado de Bolivia, mientras se llevaba una manotada de palitos a la boca.

―Siempre mandándote cagadas roba mar, bue ¿Cuántos años van desde eso? ―preguntó el de rojo amarillo y verde, viendo como el chileno se tensaba antes de responder.

―Cuarenta años.

―Es un terco ¿Con qué necesidad tenía que empezar una guerra que era obvio no ganaría? ―dijo Honduras un poco ebrio, aunque no lo suficiente como para no ser consciente de sus palabras.

―Bueno, eran sus hijas, es lo que cualquiera haría ¿O no?

―Hay que decirlo, esas islas eran tierra de nadie, además él nunca iba a poder mantenerlas ―respondió el boliviano, viendo como Perú fruncía levemente el ceño.

―Oh vamos, ellas fácil podían mantenerlo a él. La fuente de petróleo que deben ser esas pendejas, por algo UK las trata tan bien siendo hijas de su enemigo ―comentó Paraguay tomando un fernet directo de la botella, escuchando la opinión que su hermano tenía  del hecho.

―La piedra de su zapato será, Argentina no le hizo nada a ese pelotudo, fue más lo que perdió él que lo que le hizo perder al de antiojito copado.

Mientras algunos seguían hablando del tema, el chileno aburrido de la platica y aprovechando el sillón de tres piezas completamente olvidado en el living, se acostó despreocupado a ver los estados del WhatsApp. Ignorando todo a su alrededor por un rato, dejó de reírse por las pendejadas que sus hermanos publicaban cuando en el icono del grupo familiar vio la palabra “Escribiendo” en el característico color verde. Reconociendo de inmediato el número, gritó a sus hermanos que seguían hablando de lo mismo.

Argentum: Argentina al poder [C.H]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora