Cinco años habían pasado desde que todo comenzó.
―Esta es su última oportunidad ―dijo la organización, viendo los cuerpos frente a él, sin el más mínimo rastro de piedad―. Por su propio bien, espero que cooperen.
Cinco años en los que la desesperación empezó a cobrar factura.
Los cuerpos colgados, elevaron lentamente los ojos antes de repasar sus miradas por la habitación. Rogando por alguna alma que se apiadara de su situación.
No encontraron ni una.
De pronto, uno de los que estaban colgados del techo por medio de cadenas, hizo un gesto que hizo a FBI avanzar.
Cinco años de llenos de preguntas.
Sin una sola respuesta.
―Vete a la mierda ―susurró en el oído del oficial antes de soltar un grito, mezclado con el sonido de electricidad.
Cinco años, en los que nadie fue atacado, pero en los que nadie pudo encontrar un solo rastro de la única víctima.
―Nuestra paciencia está en las últimas… ―dijo fríamente.
Antes de poder continuar, una voz ronca se elevó por la habitación
―¡¡¿Y QUÉ PUEDES HACER AL RESPECTO?!! ¡¡NO PUEDES MATARNOS SIN MATAR AL MALDITO BASTARDO QUE QUIERES ENCONTRAR!!
Cinco años.
Y nada.
De cualquier forma, intentaron de cualquier forma ingresar al país aislado. No hubo caso. Nadie pudo avanzar mucho más allá de la cerca perimetral, con la que el golpe de estado había circundado a la nación. Nadie había podido ingresar, ni por mar, ni por tierra, ni por aire. Siendo la primera y la segunda, las maneras más peligrosas de acercarse al perímetro argentino. Al principio solo hubo advertencias, como reiterados mensajes pidiendo a las aeronaves y embarcaciones abandonar espacio aéreo y marítimo, luego, las cosas se pusieron peligrosas. Muy, demasiado, peligrosas.
ONU ya había perdido la paciencia.
Lo peor… él, no era el único.
―¡¡LO SABES MUY BIEN!! ¡¡SABES MUY BIEN QUE SI NOSOTROS DESAPARECEMOS EL TAMBIEN LO HARÁ!! ¡¡SOMOS PARTE FUNDAMENTAL DE SU EXISTENCIA!! ¡¡SERES QUE DEBERÍAN SER LOS QUE OCUPARAN EL LUGAR QUE LE DIERON ARBITRARIAMENTE A ÉL!! ¡¡SER REPRESENTACIONES DEL PAÍS, NO SIMPLES COMPLEMENTOS!!―Viéndolo levantarse de su lugar, sintió una mano helada deslizarse por su espalda, observando sin poder hacer nada como la representación de la ONU avanzaba hacia su encuentro― .Lo sabes tan bien… que esa es la causa de que sigamos con vida.
Siguiendo su recorrido con la mirada, el resto de organizaciones demostraban una severidad tan o más marcada que la de ONU. Viéndose incluso más imponentes de lo que ya acostumbraban verse. Aún más intimidantes de lo que ya lo eran.
Llegando donde se ubicaban ambos seres, ONU tomó con fuerza del mentón al simplón, que dejó de gruñir al saberse en su alcance. Viendo en sus ojos rojos como la sangre, una debilidad tan grande, que le dio asco.
Perro que ladra y no muerde, a no ser que sepa que vas a morir de una sola mordida.
―Estas muy seguro de ti ¿Verdad? ―dijo el representante de la paz, con una frialdad equiparable a la del propio FBI―. Pues no. Estás mal. ―Deslizando sus manos por un mechón grasiento y lleno de sangre, no tardo en hundir su enguantada mano para tomar todo el cabello que estuviese a su alcance, mientras lo miraba con furia―. Tú y tu odioso acompañante, siguen vivos por petición de Argentina. Así que, no vengas aquí a pretender que eres un enviado del cielo. Solo eres una sucia rata cobarde que siempre a envidiado a su representante, únicamente porque Argentina si sabe mandar y organizar a un país. No como ustedes que solamente querían constituir una extraña clase de monarquía absolutista.
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Argentum: Argentina al poder [C.H]
FanfictionPorque Argentina muchas veces perdona mas nunca olvida... Y en ocasiones olvida pero no perdona.