Llora, sufre, maldice, odia.

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La sala de reuniones nunca se había mostrado tan calmo, cosa que daba cierto miedo teniendo en cuenta que USA se encontraba presente, con un chino frente a él y un ruso apenas a unos míseros tres lugares separado de su asiento, completamente silencioso y calmo. Por otro lado, los latinos, lejos de su habitual actitud bochinchera, se encontraban tan silenciosos como USA, siendo el más notable México quien parecía león enjaulado yendo de un lado a otro mientras murmuraba ciertas cosas para luego detenerse y negar con la cabeza, así repetidamente.

Ya iba a cumplirse tres meses desde que todo eso comenzó, meses en los que quisieron intervenir de diversas maneras y en los que sus esfuerzos resultaron inútiles.

―Harás un hueco en el suelo sí sigues así. Detente ―dijo sin una pizca de malicia en su voz y con una seriedad que no se perdió aún al verse ignorado―. No estás ayudando a calmar a tus hermanos.

Deteniendo su ir y venir, ante los ojos sorprendidos de todos, el mexicano no tardó en obedecer,  sentándose a un lado del Yankee.

Por un momento el silencio se hizo tan intenso, como fascinante, entonces el mexicano soltó un suspiro profundo.

―Dime qué al menos tú sabes algo ―pidió viendo hacia el suelo, con sus brazos cruzados.

Nuevamente silencio. Aunque está vez fue más breve.

―¿Por qué debería?  Él es tu hermano.

―¿Quizás por el hecho de que tienes submarinos rodeando su territorio, intervienes llamadas de todo el que te plazca y tienes tres organizaciones que se ocupan de la búsqueda y recolección de información por todo el mundo? No mames, no sé ni porqué se me pudo ocurrir que tendrías la información que te pido ―comentó sarcástico, sin la menor intención de disimular o excusar su rabia.

―¿Sabes qué? ¡Tienes razón! Espío a todos y cada uno de ustedes, porque se nota que no tengo nada mejor que hacer como tal vez guiar y proteger a mí nación, y por eso sé todo. Cuando salen lo sé, lo que comen lo sé, cuando se bañan, cagan y demás ¡Lo sé! Incluso sé con quién se acostaron en los últimos años. Porque soy el único que lo sabe, porque tus hermanos y tú son tan de tan bajo perfil y herméticos que el resto nunca se entera de sus mierdas personales por ustedes mismos…

Antes de que el gringo pudiera seguir un potente golpe sobre la mesa lo detuvo.

―¡¿Sabes algo de la situación de Argentina o no, cabrón?! ¡No estoy de humor para aguantar tu sarcasmo!

―¡¿Pues te informo algo?! ¡Ya somos dos! ¡Yo tampoco tengo la paciencia para aguantar tu mierda, maldito imbécil ignorante!

―¡Cabrón sin sentimientos!

―¡Intento de país deficiente y hermano incompetente y mediocre!

Levantándose de manera estrepitosa, ambos mostraron una mirada indescriptible, revestida de tantos sentimientos, que orillaron a los demás a intervenir.  Sin pensarlo Japón tomó de los brazos a USA para evitar que atacará al mexicano, al igual que España se aproximó para tomar al latino de los hombros. Aún así, ninguno pudo separarlos antes de que pasará lo inevitable.

Hasta los hermanos Corea se levantaron de sus lugares al sentir el poder del golpe que ambos Norteamericanos se dieron. En especial por la forma en la que se lo dieron.

Japón sostenía fuertemente al gringo, así mismo el español mantenía sujeto al de descendencia Azteca, pero eso lejos de ser un inconveniente parecía más un aliciente.

Parados uno frente al otro, sus ojos no se separaban de los de su contrario, los lentes de USA habían salido volando en el choque y de sus frentes pegadas, varias grietas se abrían, saliendo de ellas gotas de tierra, sangre, petróleo y corrupción fusionados, que caían en finos hilos por los rostros inexpresivos de ambos.

Argentum: Argentina al poder [C.H]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora